“Enemy With No Face”

Quizás debía titular el artículo como Enemigos sin Rostro, pero tomé el título del nombre de un comercial que el Ejército de los EE.UU. difunde en múltiples programas televisivos, particularmente de actividades deportivas. El comercial de propaganda presenta la ejecución simulada de un programa institucionalizado en esa rama militar que lleva como nombre US Army Cyber Warriors. Se reclama que estos denominados guerreros (“Warriors”) identifican y controlan las intervenciones de “hackers” que intervienen regularmente con los sistemas de información de las entidades públicas y privadas y que, según el comercial, son una amenaza seria para la “seguridad nacional”. Tal como se proyecta el comercial, este grupo de hombres y mujeres militares están todo el tiempo ‘cuidándonos’ y ‘protegiéndonos’ de los ‘enemigos de la nación’ y del sistema de vida del régimen capitalista en que vivimos. Nada dicen de las actividades que ese mismo grupo de “warriors” y decenas de otros en la estructura del poder político, económico y militar, llevan a cabo para espiar, intervenir y sabotear los sistemas de información y el desenvolvimiento de la vida cotidiana de organizaciones, empresas e individuos particulares, o sea, de todos los seres humanos que habitamos este Planeta.

Pero no es mi interés en este momento reflexionar sobre las “guerras cibernéticas” en las que nos desenvolvemos en este convulso presente. Mi interés en esta ocasión es reflexionar sobre el desconocimiento que tenemos, como personas y sociedad, de los individuos y los entes que ostentan y utilizan el poder, en especial el del sector del capital financiero, para controlar, regular y determinar qué hacemos como individuos y como Pueblo en nuestra convivencia y aspiración de un desarrollo soberano como nación.

El asunto de los ‘enemigos sin rostro’ vino a mi mente mientras observaba parte de la transmisión de la reunión de la Junta de Control Fiscal (JCF) celebrada en Nueva York el pasado lunes 13 de marzo. Me preguntaba a quién realmente sirven las siete personas que componen esa Junta, su director ejecutivo y el alegado representante del “gobierno” de Puerto Rico ante ese Cuerpo. Lo lógico es pensar que ese grupo de individuos representan al poder imperial ejercido a través de la ley PROMESA aprobada e impuesta unilateralmente por el Congreso federal y el poder ejecutivo de EE.UU… Pero, como algunos pensamos, ese poder ejecutivo y legislativo (sin descartar el judicial) del poder imperial estadounidense, realmente responde a ese pequeño grupo de capitalistas financieros cuyo ejercicio cotidiano de traficar, acumular e incrementar la reproducción de su riqueza, se realiza en centros como Wall Street y otros similares en Londres y otras ciudades representativas del capitalismo internacional. La realidad es que, a nivel personal, me resulta difícil identificar el rostro de algunos de esos ‘dueños’ del capital financiero. Solo manejo algunos nombres de los entes de los bancos financieros que administran y llevan a cabo los procedimientos para realizar inversiones de capital, conceder préstamos, garantizar emisiones de deuda a distintos gobiernos mediante la venta de bonos, y asegurar la recuperación de lo invertido y de los intereses devengados (generalmente de usura) en esas transacciones financieras: JPMorgan Chase, Citi, Bank of America, Morgan Stanley, BNP Pariba, UBS, Goldman Sachs, y Wells Fargo, entre otras.

Sé que algunas o varias de estas instituciones financieras capitalistas han participado o participan de forma directa en las transacciones de la emisión de deuda pública acumulada por el Gobierno de Puerto Rico. Pienso que con agentes (abogados y financieros) de una o varias de ellas se reúnen los representantes “con rostro” de la JCF imperial para negociar los términos de pago de la deuda contraída. Pero en realidad poco sabemos a quiénes realmente representan esos agentes del capital pues las empresas para las que trabajan, incluyendo sus accionistas, viven en el anonimato disfrutando sus desproporcionadas riquezas mientras mantienen un régimen de explotación del trabajo a nivel internacional, de generación y reproducción de pobreza y miseria material para miles de millones de seres humanos. Además, “financiando” los procesos de destrucción del ecosistema planetario al apoyar materialmente los actores capitalistas industriales y, particularmente, los relacionados con la producción de energía mediante combustibles fósiles. Estos capitalistas financieros internacionales están apoyando la extracción y el uso creciente de combustibles fósiles los cuales constituyen hoy día una seria amenaza a la integridad y a la viabilidad de la civilización humana, resultando, de facto, en una verdadera amenaza a la “seguridad nacional”. Desde mi punto de vista, estos actores anónimos del capital financiero constituyen unos verdaderos Enemigos sin Rostro para la humanidad. Actúan como unos “hackers” del movimiento de conciencia ambientalista que persigue controlar y resolver el problema del calentamiento del Planeta y del cambio climático.

Se acostumbra a decir “sigue el dinero” (“follow the money”) cuando se propone indagar o investigar sobre los actores que intervienen en procesos criminales. Siguiendo la metodología que propone la frase, un grupo de organizaciones privadas, sin fines de lucro, (urgewald, groundWork, Earthlife Africa Johannesburg y BankTrack) llevaron a cabo una investigación sobre la financiación de proyectos relacionados con la explotación de combustibles fósiles, en particular del carbón mineral. La investigación realizada se publicó en diciembre de 2011 con el título Bankrolloing Climate Change: A Look into the Portfolios of the Worlds Largest Banks. La investigación iba dirigida a precisar cuáles entidades estuvieron financiando las inversiones en energía fósil (“dirty energy”) entre los años 2005 y 2010 responsables del calentamiento del Planeta y del consecuente cambio climático. Hasta antes de esta publicación no estaba claro el rol y la responsabilidad directa de las entidades bancarias internacionales en el calentamiento del Planeta. Ordinariamente estos entes financieros sólo hacen disponible información sobre inversión en proyectos de energía renovable (“clean energy”) pero ocultan o no divulgan información sobre sus inversiones en energía fósil. En este estudio se examinaron las transacciones de las 93 mayores instituciones financieras del mundo y sus inversiones en 31 proyectos relacionados a la minería y 40 de productores de electricidad a base de carbón mineral. El carbón mineral constituye la fuente principal de emisión de gases de invernadero y de contaminación ambiental en el Planeta. Los autores del estudio identifican a estas empresas financieras como “climate killers”, de ahí que se me antoja relacionarlos como nuestros Enemigos sin Rostro. Identificaron 1,405 transacciones de estos bancos que proveyeron financiamiento relacionado al carbón mineral, entre los años 2005 y 2010, que totalizaba una inversión de 232 billones de euros (sobre $250 billones). Encabezaban la lista de estos inversionistas JPMorgan Chase, Citi, Bank of America, Morgan Stanley, Barclays, Dutsch Bank, Royal Bank of Scotland y BNP Paribas.

Paradójicamente estas instituciones financieras reclaman tener un ‘compromiso con el clima’ el cual divulgan en las siguientes frases: (1) JPMorgan Chase –“Helping the world transition to a low-carbon economy”; (2) Citi- “Must innovative bank in climate change”; (3) Bank of America- “The most formidable challenge we face is global climate change”; (4) Morgan Stanley,- “(…) make your life greener and help tackle climate change”; y (5) Barclays- “Managing the climate change risks of our operations and those of our clients”. Para muestra un botón. En la práctica estas instituciones financieras solo realizan proyectos, que divulgan en su promoción comercial, sobre modificaciones y manejo de la energía y recursos vitales que utilizan las edificaciones que albergan sus operaciones corporativas. Pero hasta ahí parece que llega su preocupación ambiental como ‘persona jurídica’ y su compromiso con el cambio climático. La realidad objetiva es que estas y las otras entidades del capital financiero han auspiciado y se han beneficiado materialmente de actividades de la ampliación en el uso y manejo del carbón mineral que está comprometiendo la integridad y el funcionamiento del Planeta. Están matando el Planeta y lucrándose descaradamente de ese proceso. Desconozco los rostros de estos actores sociales para los que parece que trabajan los representantes de la JCF. Pero para el Pueblo de Puerto Rico, en general, esos capitalistas financieros internacionales, esos “criminales ambientales”, siguen siendo entes anónimos que, con su poder y el trabajo de sus agentes, dominan y controlan nuestras vidas y la de nuestros hijos y nietos. Siguen siendo nuestros Enemigos sin Rostro.

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