ENTREVISTA El imperialismo estadounidense y Venezuela

Nota de Redacción: La siguiente entrevista ha sido publicada en dos portales cibernéticos alternativos de amplia difusión en Estados Unidos y otros países: The Unz Review y The Graenville Post. Su autor es un analista de geopolítica internacional de ascendencia rusa que escribe bajo el nombre de Saker, red cibernética fundada por él, y dedicada al estudio de las relaciones estratégicas entre países, particularmente entre Estados Unidos y demás polos de poder en el mundo. En este trabajo, Saker entrevista a Michael Hudson, un destacado economista estadounidense, profesor de economía en la Universidad de Missouri- Kansas City e investigador en el Levy Economic Institute de Bard College. El otro economista aludido es Paul Craig Roberts, también estadounidense, profesor de economía en la Universidad de Virginia y quien fuera secretario auxiliar del Tesoro de Estados Unidos, para Política Económica, durante el gobierno de Ronald Reagan. Roberts fue, además, editor asociado del periódico The Wall Street Journal. 

La traducción al español es de CLARIDAD y se publica por la importancia de los datos que aporta al análisis y comprensión de la actual situación en Venezuela. 

Introducción

Existe una gran controversia en torno al verdadero estado de la economía de Venezuela, y sobre si las reformas y políticas de Hugo Chávez y Nicolás Maduro fueron cruciales para el pueblo venezolano o si, por el contrario, estuvieron completamente mal dirigidas y precipitaron la crisis actual. Todo el mundo aparenta tener una opinión fuerte formada sobre este particular. Pero yo no, sencillamente porque carezco del peritaje para poder emitir una opinión. Por eso decidí preguntarle a uno de los más respetados economistas independientes de la actualidad, Michael Hudson, cuyos análisis están entre los más creíbles y honestos que existen. Paul Craig Roberts considera a Michael Hudson como “el mejor economista del mundo”. Estoy muy agradecido a Michael por sus respuestas en esta entrevista, las cuales espero que contribuyan al entendimiento honesto y objetivo de lo que verdaderamente está ocurriendo en Venezuela. 

Saker: ¿Podría resumir el estado de la economía de Venezuela cuando Chávez advino al poder? 

Michael Hudson: Venezuela era un monocultivo de petróleo. El ingreso producto de las exportaciones se utilizaba principalmente para importar alimentos y otros artículos de primera necesidad que podían producirse localmente. Su comercio era principalmente con Estados Unidos. Y a pesar de su riqueza petrolera, la deuda externa aumentaba. 

Desde el principio, las compañías petroleras de Estados Unidos temían que, en algún momento, Venezuela empezara a utilizar los ingresos del petróleo para beneficiar a su población, en lugar de seguir permitiendo que la industria petrolera estadounidense y la aristocracia compradora de Venezuela se chuparan su riqueza. Por eso, la industria petrolera- respaldada por la diplomacia de Estados Unidos- mantuvo a Venezuela como rehén de dos maneras. 

Primero, las refinerías de petróleo no se construían en Venezuela, sino en Trinidad y en los estados de Estados Unidos en la costa del Golfo. Esto le permitió a las compañías petroleras- o al gobierno de Estados Unidos- privar a Venezuela de los medios para “irse solos” y adoptar políticas independientes con su petróleo, ya que necesitaba que se le refinara el crudo. No es suficiente con poseer reservas de petróleo si se carece de la capacidad de refinarlo para que sea utilizable. 

Segundo, se persuadió a los principales banqueros de Venezuela para que comprometieran las reservas petroleras y todos los activos del sector petrolero estatal (incluyendo Citgo) como colateral de la deuda externa del país. Esto significaba que si Venezuela incumplía con el pago de la deuda (o era forzada a incumplir porque los bancos de Estados Unidos rehusaran hacer los pagos de su deuda a tiempo) los bonistas y principales intereses petroleros de Estados Unidos podrían tener una justificación legal para incautar los activos petroleros venezolanos. 

Estas políticas pro Estados Unidos convirtieron a Venezuela en la típica oligarquía polarizada de Latinoamérica. A pesar de ser nominalmente rica en ingresos petroleros, su riqueza estaba concentrada en las manos de una oligarquía pro Estados Unidos que permitió que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional guiaran su desarrollo doméstico. La población autóctona, especialmente la minoría racial campesina, así como los sectores urbanos desventajados estaban excluidos de participar de la riqueza petrolera del país. El rechazo de la oligarquía arrogante a compartir la riqueza, o al menos hacer que Venezuela fuera autosuficiente en cuanto a necesidades básicas, hizo que la elección de Hugo Chávez fuese un resultado natural para dicha situación. 

Saker: ¿Podría usted delinear las varias reformas y cambios que Chávez introdujo? ¿Qué cosas hizo bien y qué cosas hizo mal? 

Michael Hudson: Chávez procuró restaurar la economía mixta en Venezuela, utilizando los ingresos del gobierno- principalmente del petróleo, por supuesto- para desarrollar la infraestructura e invertir en servicios de salud y educación, y aumentar la productividad y la creación de empleos que elevaran el nivel de vida de su base electoral. 

Lo que fue incapaz de hacer fue limpiar al sector petrolero de su enquistada malversación y saqueo de ingresos. Y también fue incapaz de coartar la fuga de capital de la oligarquía, que tomó su riqueza y la movió fuera del país- y también se fueron ellos. 

Eso, no es que estuviera “mal”. Sencillamente, toma demasiado tiempo reorganizar una economía, a la misma vez que Estados Unidos impone sanciones y emplea “trucos sucios” para detener ese proceso. 

Saker: ¿Cuáles son, en su opinión, las causas de la actual crisis económica en Venezuela- se debe primordialmente a errores cometidos por Chávez o Maduro, o su principal causa es el sabotaje, las sanciones y la subversión impulsadas por Estados Unidos? 

MH: No había manera de que Chávez o Maduro pudieran intentar establecer una política pro Venezuela dirigida a obtener su independencia económica sin incitar la furia, la subversión y las sanciones desde Estados Unidos. La política exterior de Estados Unidos sigue tan enfocada en el petróleo como lo estaba cuando invadieron a Iraq bajo el régimen de Dick Cheney. La política de Estados Unidos es tratar a Venezuela como una extensión de la economía estadounidense, y persigue seguir obteniendo un superávit comercial en petróleo para Estados Unidos, y transferir el ahorro a bancos estadounidenses. 

Mediante la imposición de sanciones que impiden a Venezuela tener acceso a sus depósitos en bancos estadounidenses, o a los activos de su empresa estatal Citgo, Estados Unidos le imposibilita a Venezuela pagar su deuda externa. La está forzando al impago, lo que los diplomáticos estadounidenses pretenden usar de excusa para anular el derecho de Venezuela sobre sus recursos petroleros e incautar sus activos en el extranjero, en una movida muy parecida a lo que el fondo de riesgo Paul Singer pretendió hacer en el caso de los activos en el extranjero de Argentina. 

Justo igual a cuando la política de Estados Unidos bajo (Henry) Kissinger fue “hacer chillar” la economía de Chile, así mismo sigue Estados Unidos la ruta contra Venezuela. Está usando dicho país para dar una “demostración” que tenga el efecto de advertirles a otros países que no pueden proteger sus intereses adoptando medidas que impidan que los inversionistas de Estados Unidos sigan chupándoles su superávit económico.

Saker: ¿Qué- en su opinión- es lo próximo que debe hacer Maduro (asumiendo que se mantiene en el poder y que Estados Unidos no lo derroca) para rescatar la economía venezolana? 

MH: No puedo pensar en nada que el presidente Maduro pueda hacer que no lo esté haciendo ya. A lo mejor, puede buscar respaldo extranjero- y demostrarle al mundo la necesidad que existe de tener un sistema financiero y económico internacional alterno. 

Ya él ha comenzado a hacer esto al tratar de retirar el oro de Venezuela del Banco de Inglaterra y de la Reserva Federal. Este asunto se está tornando en una “guerra asimétrica” que amenaza con des-santificar el estándar del dólar en las finanzas internacionales. La negativa de Inglaterra y Estados Unidos, al impedirle a un gobierno electo el control de sus activos en el extranjero, le demuestra al mundo entero cómo la diplomacia y las cortes de Estados Unidos pueden, ellas solas, ejercer el control de países extranjeros como si fueran una extensión del nacionalismo estadounidense. 

Por tanto, el precio del ataque económico de Estados Unidos contra Venezuela es la fractura del sistema monetario global. La movida defensiva de Maduro le está enseñando a otros países que es necesario protegerse para no convertirse en “otra Venezuela”. Que deben tomar medidas para encontrar un nuevo resguardo seguro y agente pagador para su oro, sus reservas para intercambio monetario y el financiamiento de su deuda, fuera del marco del dólar, la libra esterlina y el euro. 

La única forma en que Maduro puede luchar exitosamente es a nivel institucional, moviéndose “fuera de la caja”, elevando la capacidad de sus movidas y acciones. Su plan- que es, por supuesto, a largo plazo-es el de contribuir a cristalizar un nuevo orden económico internacional independiente del estándar del dólar de Estados Unidos. Esto solo podría funcionar en el corto plazo si Estados Unidos creyera que puede emerger de esta batalla como un intermediario financiero internacional honesto, con un sistema bancario honesto, y como seguidor de regímenes democráticamente electos. La administración de Trump está destrozando estas ilusiones más profundamente que cualquiera de los críticos antiimperialistas o rivales económicos. 

Más a largo plazo, Maduro también tendría que desarrollar la agricultura en Venezuela, más o menos siguiendo el patrón de cuando Estados Unidos protegió y desarrolló su agricultura bajo la legislación del Nuevo Trato, en la década de los años30- servicios de extensión agrícola, créditos rurales, consultoría en semillas, organización estatal para el mercadeo y compra de cosechas, suplido de mecanización y tecnología, y el mismo respaldo en precios que Estados Unidos ha utilizado para subsidiar la inversión en las fincas y aumentar la productividad. 

Saker: ¿Y qué del plan para introducir una cripto moneda basada en el petróleo? ¿Sería eso una alternativa efectiva ante el moribundo Bolívar venezolano? 

MH: Solo un gobierno nacional puede emitir moneda. Una “cripto” moneda atada al precio del petróleo se convertiría en una herramienta de cobertura susceptible a la manipulación y fluctuación de precios de los futuros vendedores y compradores. Un sistema monetario nacional debe estar basado en la capacidad de generar impuestos, y en Venezuela la principal fuente de impuestos es el petróleo, el cual está siendo bloqueado desde Estados Unidos. En ese sentido, Venezuela está en una posición parecida a la que estaba el marco alemán cuando salió de su hiperinflación a principio de la década de los años 20. La única solución es dar apoyo a la balanza de pagos. Y parece que tal apoyo solo vendrá de fuera de la esfera del dólar. 

La solución a cualquier hiperinflación debe ser negociada por la vía diplomática y recibir el apoyo de otros gobiernos. Mi libro sobre la historia de los tratados comerciales internacionales y de teoría financiera titulado Trade, Development and Foreign Debt, describe los problemas ocurridos con la reparación en Alemania y cómo su hiperinflación fue solucionada por el Rentenmark. 

En Venezuela, el impuesto sobre la renta económica dependería del petróleo, de los bienes raíces de lujo y de los precios de monopolio, así como de los altos ingresos, principalmente los ingresos financieros y de monopolio. Se requiere una lógica para enmarcar dicha política impositiva y monetaria. Yo llevo casi medio siglo tratando de explicar cómo puede alcanzarse la independencia monetaria, y por consiguiente, la económica. China es, al presente, el que aplica dicha política más efectivamente. Tiene la capacidad de hacerlo porque es una economía grande y autosuficiente en bienes de primera necesidad, y porque deriva un superávit de exportación lo suficientemente grande como para cubrir la importación de alimentos. Venezuela no está en esa posición. Por eso, busca el apoyo de China en esta coyuntura. 

Saker: ¿Cuánta asistencia están ofreciendo China, Rusia e Irán, y cuánto pueden hacer para ayudar? ¿Cree usted que estos tres países conjuntamente podrían ayudar a contrarrestar el sabotaje, la subversión y las sanciones de Estados Unidos?

MH: Ninguno de estos países tiene actualmente la capacidad de refinar el petróleo venezolano. Esto les dificulta aceptar pagos en petróleo de parte de Venezuela. Solo sería trabajable si se tratara de un contrato de suplido de petróleo a largo plazo- y pagado por adelantado. Incluso en ese caso, ¿qué harían China y Rusia si Estados Unidos simplemente tomara sus propiedades en Venezuela o rehusara permitir que la compañía petrolera de Rusia tomara posesión de Citgo? En ese caso, la única respuesta sería tomar las inversiones de Estados Unidos en sus propios países como compensación. 

Al menos China y Rusia pueden proveer un sistema de compensación bancario alternativo al actual (SWIFT), para que Venezuela pueda evadir el sistema financiero de Estados Unidos y mantener sus activos fuera del alcance a voluntad de Estados Unidos y sus bonistas. Y, por supuesto, pueden proveer un resguardo asegurado al oro que Venezuela pueda recuperar de Nueva York o Londres. 

Mirando hacia el futuro, China, Rusia, Irán y otros países necesitarían establecer una nueva corte internacional que pueda adjudicar la crisis diplomática que se avecina y sus consecuencias financieras y militares. Dicha corte- y su banco internacional asociado, que sería una alternativa al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, ambos controlados por Estados Unidos-necesitaría una ideología clara, enmarcada en una serie de principios sobre el carácter de lo nacional y los derechos internacionales, y que tenga el poder para implantar y hacer valer sus determinaciones. 

Esto confrontaría a los estrategas de Estados Unidos con una opción: de ellos continuar tratando al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial, a la Organización Mundial de Comercio y a la OTAN como extensiones de la (cada vez más) agresiva política exterior estadounidense, se tomarían el riesgo de aislar a Estados Unidos. Europa tendría que decidir si permanece como un satélite económico y militar de Estados Unidos, o jugarse su suerte con Eurasia. 

Sin embargo, Daniel Yergin informa en la edición del pasado 7 de febrero del Wall Street Journal que China está tratando de cubrirse, abriendo una puerta secreta de negociación con el grupo de Guaidó, aparentemente con la intención de obtener el mismo acuerdo que tiene negociado con el gobierno de Maduro. Sería poco probable que cualquier acuerdo de ese tipo fuera honrado en la práctica, dada la animosidad de Estados Unidos hacia China y la total dependencia de Guaidó del apoyo de Estados Unidos. 

Saker: Venezuela mantuvo mucho de su oro en el Reino Unido y de su dinero en Estados Unidos. ¿Cómo pudieron Chávez y Maduro confiar en esos países, o fue que no tuvieron otra opción? ¿Existen alternativas viables a Nueva York y Londres, o son aún ellos “el único juego disponible” para los bancos centrales del mundo?

MH: Nunca hubo una verdadera confianza en el Banco de Inglaterra ni en la Reserva Federal, pero sí era impensable que estas entidades le impidieran a un depositario oficial retirar su propio oro. El lema usual es: “Confía pero verifica.” Pero, la falta de voluntad (o la incapacidad) del Banco de Inglaterra para verificar hizo que lo que antes se consideraba impensable sucediera: que dichos bancos centrales vendieran ese oro a mercados a plazos- fuera del depósito de oro de Londres (London Gold Pool)- y a sucesivos mercados de productos de consumo, en su intento por mantener bajo su precio, y aparentar la solvencia del estándar del dólar de Estados Unidos. 

Paul Craig Roberts ha explicado cómo funciona este sistema. Hay mercados a plazos para monedas, acciones y bonos. La Reserva Federal puede ofrecer comprar un depósito de acciones en tres meses a, digamos, un 10% sobre su precio actual. Los especuladores compran dichas acciones, les inflan el precio, y así toman ventaja de la “promesa del mercado” de comprarlas. Transcurridos los tres meses, el precio habrá subido efectivamente. Es así que el “Plunge Protection Team” de Estados Unidos protege los instrumentos financieros del desplome y respalda al mercado de acciones en dicho país. 

El sistema funciona a la inversa para mantener bajos los precios del oro. Los bancos centrales que guardan el oro pueden juntarse y acordar ofrecer que en tres meses venderán oro a un precio bajo. Entonces, “el mercado” advertirá que, si el precio del oro va a bajar, no vale la pena comprarlo e intentar inflarle el precio. De esa manera, el mercado de liquidación a futuro le da forma al mercado de hoy. 

La pregunta es: ¿ habrán los compradores de oro, como los gobiernos de Rusia y China, adquirido tanto oro que la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco de Inglaterra hayan tenido que cumplir con su compromiso a futuro, y de esa manera hayan ido agotando su oro? En ese caso, habrán estado “viviendo para este momento” al mantener los precios del oro bajos por todo el tiempo que pudieron, y sabiendo que una vez el mundo vuelva al estándar de cambio de oro anterior a 1971 para los déficits intergubernamentales en la balanza de pagos, Estados Unidos se quedará sin oro, y no podría sostener su gasto militar en el extranjero, y mucho menos su déficit comercial y la desinversión extranjera en sus mercados de acciones y bonos. Mi libro sobre el superimperialismo explica cómo quedarse sin oro forzó la terminación de la guerra de Vietnam. La misma lógica aplicaría hoy día a la vasta red de bases militares de Estados Unidos a través del mundo. 

La negativa de Inglaterra y Estados Unidos a pagarle a Venezuela significa para otros países que las reservas de oro oficiales de países extranjeros podrían ser secuestradas por la política exterior de Estados Unidos, y hasta por determinaciones de las cortes de Estados Unidos, para entregar dicho oro a acreedores internacionales o a cualquiera que entable un pleito legal, bajo las leyes de Estados Unidos, contra dichos países. 

Este secuestro de las reservas de oro de un país hace urgente que los países desarrollen una alternativa viable, especialmente a medida que el mundo se des dolariza y el estándar de intercambio de oro se convierte en la única forma de atajar el déficit en la balanza de pagos inducido por el gasto militar de Estados Unidos, o de cualquier otro país que desate una ofensiva militar. Un imperio militarista es muy caro – y el oro es un detente “pacífico” para el déficit en la balanza de pagos inducido por el gasto militar. (Amplío los detalles en mi obra Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire (1972), puesto al día en una edición en alemán (2017).

A Estados Unidos se le ha ido la mano destruyendo las bases del sistema global financiero centrado en el dólar. Ese orden le ha permitido ser “la nación excepcional”, capaz de sostener déficits en la balanza de pagos y una deuda externa que no tiene intención (ni capacidad) de pagar, y afirmar que los dólares que (Estados Unidos) emplea en gasto militar en el extranjero suplen a esos países con reservas en sus bancos centrales -en forma de préstamos al Tesoro de Estados Unidos- bonos y letras del Tesoro –para financiar el déficit presupuestario de Estados Unidos y su gasto militar, así como el déficit en la balanza de pagos. 

Dado el hecho de que la Unión Europea actúa como una rama de la OTAN y del sistema bancario de Estados Unidos, la nueva alternativa (financiera) tendría que estar asociada al Shanghai Cooperation Organization y el oro ser guardado en Rusia y/ o China. 

Saker: ¿Qué pueden hacer otros países de Latinoamérica, como Bolivia, Nicaragua, Cuba y, quizá, Uruguay y México para ayudar a Venezuela?

MH: La mejor cosa que los vecinos países de Latinoamérica pueden hacer es juntarse para crear un vehículo que promueva la des dolarización y, con ello, una institución internacional que supervise la reducción nominal de las deudas que vayan más allá de la capacidad de los países para pagarlas sin que se les imponga austeridad y se destruyan sus economías. 

También es necesaria una alternativa al Banco Mundial que haga préstamos a los países en su moneda doméstica, sobre todo para subsidiar la inversión en la producción local de alimentos y proteger la economía de sanciones sobre los alimentos importados-lo que es equivalente a un cerco militar para forzar la rendición, al imponer condiciones de hambruna. Este Banco Mundial para la Aceleración Económica tendría como primera prioridad el desarrollo auto suficiente de sus miembros, en lugar de la promoción de la competencia sobre las exportaciones, y de cargar a los acreedores con deuda extranjera, haciéndolos susceptibles a emplear prácticas de chantaje financiero como las que Venezuela está experimentando. 

Al ser un país eminentemente Católico Romano, Venezuela podría solicitar el apoyo del Papa para la reducción de la deuda y la creación de una institución internacional para evaluar la capacidad de pago de los países deudores sin imponerles austeridad, emigración, despoblación y la privatización forzosa de sus haberes públicos. 

Dos principios internacionales son necesarios. Primero, que ningún país debe ser obligado a pagar deuda extranjera en una moneda (como el dólar y sus satélites) cuyo banco central actúe para impedir el pago. 

Segundo, ningún país debe ser obligado a pagar deuda extranjera al precio de perder su autonomía como estado: el derecho a determinar su propia política exterior, a establecer impuestos y crear su propia moneda, y a ser libre de tener que privatizar sus activos públicos para pagar a acreedores extranjeros. Cualquier deuda así es una “deuda mala” que refleja la irresponsabilidad del que prestó o, peor aún, una apropiación perniciosa de activos y una ejecución de los mismos que fue, precisamente, la única finalidad de dicho préstamo. 

Saker: Muchas gracias por sacar de su tiempo para contestar mis preguntas. 

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