Escenas Transcaribeñas

 

Por Lowell Fiet/En Rojo

Lawrence La Fountain-Stokes,

Escenas Transcaribeñas: Ensayos sobre teatro, performance y cultura. San Juan / Santo Domingo: Isla Negra Editores, 2018.

(En tiempos de coronavirus y los protocolos de distanciamiento social, es aún más urgente relanzar la discusión del arte corporal de Performance. Presenté este libro de Larry La Fountain en la Feria Internacional de Libros de la República Dominicana en Santo Domingo en mayo de 2019. El texto actual incluye revisiones menores.)

¿Quién es el hombre de la barba azul? ¿Quién es Lola von Miramar? ¿Quién es el doctor, catedrático de la Universidad de Michigan, Lawrence La Fountain-Stokes? Son los mismos o seres compartidos o seres distintos? Tengo solamente respuestas muy parciales.

Larry La Fountain-Stokes es catedrático de cultura americana, lenguas y literaturas romances y estudios de la mujer en la Universidad de Michigan, Ann Arbor. Dirigió el programa de Estudios Latinos del 2011 al 2016. Recibió su bachillerato en artes de Harvard University en 1991 y su maestría y doctorado de Columbia University en 1999. Su libro Queer Ricans: Cultures and Sexualities in the Diaspora(2009) trata sobre migración y cultura homosexual puertorriqueña. También ha publicado Uñas pintadas de azul/Blue fingernails(2009), Abolición del pato(2013), Un breve y transformador relato de la historia queer(2016) y Keywords for Latina/o Studies (2017). Coeditó un número de la revista CENTRO sobre sexualidades puertorriqueñas queer en 2007 y otro de la revista Sargassosobre sexualidades caribeñas y justicia social en 2014-2015. En la actualidad escribe sobre transformismo y performance transgénero puertorriqueño. Su personaje artístico Lola von Miramar se presenta desde 2010. En abril de 2020 recibió una beca del “Center for World Performance Studies” para estudiar performance contemporáneo en Puerto Rico. Y todavía no sabemos prácticamente nada sobre Larry.

Conocí a Larry en 1999 sin barba, y por eso sin barba azul, pero con la misma risa, sonrisa, ojos brillantes casi de asombro y espontaneidad. Larry vive con menos filtros y más abierto y directamente que muchos de nosotros. No parece titubear al hacer preguntas, pedir aclaraciones, aclarar instrucciones para los demás, expresar alegría y gozar de casi cada pasito de los procesos de hablar, investigar, escribir y performar.

Larry La-Fountain.Foto Suministrada

Eso se capta bien en Escenas Transcaribeñas. Es una colleción de 53 reseñas, artículos y otros escritos en su gran mayoría publicados anteriormente en EN ROJO(Claridad), Confusión Culturalde Caribe 2000, 80 grados, Sargasso, el blogspotde Lola von Miramar, MySpacey varias otras fuentes entre 1997 y julio de 2016. Son cuatro divisiones del contenido, cada una siendo una declaración de propósito, aunque las divisiones se van evaporando dentro de la lectura. Estas son: “Reelaborando (y Abandonando) las Masculinidades”, “Teatro y Performance” (que es la sección más grande), “Escenas Literarias y Visuales” y la última “La Herida Abierta” en que la colección termina con sus reflexiones sobre la masacre en la discoteca PULSE en Orlando el 12 de junio de 2016.

Al leer estos pedacitos de un rompe cabezas complejo y nunca terminado, uno comienza a conocer a Larry y su ambiente personal, intelectual y cultural más allá del CV, la risa y la barba. Cubren desde Minga y Petraca en la televisión puertorriqueña hasta Toño Martorell en el Museo Whitney en Nueva York; desde el teatro político de Agua, Sol y Sereno hasta las “performas” travesti (que también son muy políticas) de Freddy Mercado y Mickey Negrón; desde la música y danza queer de Eduardo Alegría hasta la provocante visceralidad poética y desmitificadora de las obras de Aravind Ayanthaya; desde las raíces corporales del movimiento danzadas por Awilda Sterling hasta la vida performada cotidiana de Lizza Fernanda (Luis Felipe Díaz) tanto en los escenarios nocturnos como en el salón de clase diurno de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico. El libro cubre mucho más, pero no voy a intentar resumir lo que pueden leer en los escritos usualmente breves y muy bien definidos en la página de “Contenido”.

Al coleccionar y republicar estos escritos, Escenas Transcaribeñasy su autor cumplen con una de las funciones más fundamentales de la crítica artística y cultural: mantener el récord fiel –la memoria tan frágil—de la creación teatral, performática y artística. Nos gustaría pensar que nada desaparece, que todo deja huella, pero vivimos en tiempos sin memoria y por eso necesitamos este libro.

Pero no es simplemente recordar, porque al hacerlo, el libro de Larry cumple con la segunda función seminal que es ampliar y educar; eso es, ayudar tanto al público que ha presenciado  y el que no va a presenciar una obra o performa a entender lo que ha experimentado individual y colectivamente –hasta ayudar a los mismos artistas a entenderlo. Las reseñas de Larry crean trasfondo. Él pacientemente detalla, describe y explica lo que ha visto y sentido. Yo diría que nadie en el campo crítico teatral puertorriqueño hace esto mejor que Larry, porque él no solamente opina o comenta sino hace entrevistas, investiga y pregunta para poder recrear el contexto de la concepción, los ensayos y las funciones antes de indagar sobre qué ha logrado el acto creativo o cultural como tal.

Este gesto de entender, de probar, de enraizarse dentro del ambiente del proceso de creación también contribuye a la tercera función: no juzgar sino hacer justicia en relación a los esfuerzos de labor productiva, imaginación e innovación de los artistas y las destrezas que muestran al articular e intentar lograr su propósito artístico. Porque aún los actos no enteramente bien logrados tienen sus méritos y sirven para enseñarnos sobre el proceso de crear nuevos proyectos.

Cada crítico/crítica, cada escritora/escritor trae su propio bagaje; su perspectiva o punto de vista. Esto puede cambiar a través del tiempo, pero sin ello, sería imposible escribir. Larry trae su ser, su sentido de vivir—lo personal convertido en lo intelectual, en lo cultural y en lo político. Para repetir lo que es obvio: es especialista –en su caso, vive dentro de– la expresión creativa y la cultura “gay, lésbica y queer”; o LGBT or Queer, como sería, tal vez, más usual decirlo en inglés. Esto se evidencia desde el título del libro en que “Transcaribeñas” asume y va más allá del sentido de la transculturación de Fernando Ortiz y de su inversión de caribeñas y caribeños trans. El Caribe siempre está en transito, siempre funciona transversalmente, siempre, para resistir y sobrevivir, se trans-viste como locas, como santos, como diablos, como amos y amas, como reyes y reinas, como trabajadores de turismo, como animales reales e imaginados, como la/el “otra/o” o las/os ”otras/os” que también y siempre viven por dentro como parte de nuestro ser.

Por esta razón, las reseñas de Larry casi siempre concentran en el arte de performance (y también del teatro alternativo) en vez del teatro formal. Hay excepciones como su ensayo sobre la famosa The Boys in the Bandde Mart Crowley, pero casi todos los demás son de espacios no “oficiales”, alternativos, café-teatros, salas de museos, el bar de la esquina, la plaza, la calle misma y hasta actos, no-actos cotidianos –performance en los márgenes, pero son estos márgenes que más y más influyen en y constituyen parte de un nuevo centro ya fragmentado de múltiples identidades. El centro siempre trata de re-consolidarse, re-unificarse –the empire strikes back—pero el libro de Larry nos ayuda entender cuán importante es trabajar de los márgenes para fragmentar y diversificar cualquier noción hegemónica del centro, de la normativa, del sentido “común” para decir –como la base de performance como arte pero también la base de nuestras vidas—que cada cuerpo humano vale igual, cada ser tiene el mismo valor de cada otro ser.  Gracias Larry.

 

 

 

 

 

 

 

 

Artículo anterior4to escogido de filmes para nuestros tiempos
Artículo siguienteKafka o la fragilidad