Escuelas chárter: Un desastre para la educación especial

Por Giancarlo Vázquez López/CLARIDAD

gvzaquezlopez@claridadpuertorico.com

Una gran cantidad de madres, padres, maestros y comunidades escolares en general, han rechazado contundentemente el modelo privatizador que representa la escuelas chárter. Lo demuestra el hecho de que varias escuelas (hasta el momento 14 de 30) ya han retirado sus propuestas para implementar los cambios en el modelo administrativo de sus respectivos planteles. Esto, luego de que el Departamento de Educación (DE) anunciara la posibilidad de que para el próximo semestre 30 planteles serían convertidos en escuelas alianza o chárter. 

Las razones para ofrecer resistencia son diversas; sin embargo, la razón fundamental para oponerse a la privatización es que una gran mayoría de los estudiantes de estas escuelas pertenece al Programa de Educación Especial. 

Aunque el modelo chárter propone la creación de escuelas especializadas en deportes, ciencias o matemáticas — lo que puede sonar ideal de primera intención— se deben considerar y cuestionar las consecuencias que tendría este cambio para los estudiantes que se benefician de los servicios del Programa de Educación Especial y la importancia que para ellos tienen estos servicios, especialmente para los niños en grados elementales. 

La semana pasada, Eva Ayala cuestionó durante una entrevista con este medio qué sucederá con los niños de educación especial que no puedan competir en esas disciplinas (deportes, ciencias o matemáticas). Además, reclamó el que se quiera encajonar a los estudiantes de Educación Especial dentro de los mismos parámetros del resto de los estudiantes, lo que en conclusión sería discriminar contra esa población y segregarla.

Para esta edición y con motivos de resaltar la importancia que representan los servicios de Educación Especial (EE) para los niños y las niñas de nuestro país que se benefician de estos, CLARIDAD conversó con la maestra en la Escuela Ramón Marín Solá, en Guaynabo, Verónica Betancourt. 

“El maestro de escuela elemental es la base de los y las estudiantes. Como maestra de Educación Especial yo tengo que crearles confianza en sí mismos. Trabajar la autoestima es primordial, pues a veces vienen trastocados por equis situación que les hace pensar que no van a poder logra ciertas cosas. Mi propósito es enseñarles a que tengan unas herramientas para que dispongan de ellas en el futuro”, dijo Betancourt quien ha sido maestra de Educación Especial para el Departamento de Educación por 19 años.

La transición a la escuela intermedia es un proceso bien difícil para muchos de los estudiantes de educación especial y es una de las razones para que haya tanta deserción escolar durante esa etapa, explicó. Una vez el estudiante pasa a la escuela intermedia no cuenta con el mismo apoyo que tenía en la escuela elemental y muchos de ellos, por miedo a que se burlen, no quieren ir a un salón recurso o no quieren que el maestro los identifique. 

“En la intermedia, muchos de los servicios de las terapias no los hay, lo que provoca que mis estudiantes bajen su nivel porque no tienen esa continuidad del servicio. Eso causa que la tasa de deserción en intermedia sea mayor. El maestro de ese nivel tiene a veces ocho y diez grupos, pero pienso que, a pesar de estas y otras dificultades, deben ser más sensibles y más a tono con el estudiante de educación especial”. 

Betancourt, explicó que aunque a nivel elemental los estudiantes de Educación Especial ya han recibido unas herramientas para ser más independientes, todavía hay cosas que les falta al llegar a la intermedia. 

Ante esto destacó la importancia de los cursos prevocacionales en las escuelas intermedias, que, sin embargo, están siendo eliminados. Concluyó que si además de esto el maestro de intermedia no le muestra apoyo al estudiante y no hay una continuidad en los servicios de educación especial, muy probablemente el estudiante terminará desertando la escuela. “Si a mí el maestro de intermedia no me tiene enamorado de la educación, yo no voy a llegar escuela superior jamás”, dijo Betancourt en voz que imitaba la de un estudiante. 

“Tenemos, como yo le digo a mis papás, que darle las herramientas que necesitan, por ejemplo: que sepan decir cómo se llaman, cuál es su número de teléfono y dirección, que sepan su fecha de nacimiento y a quién llamar en caso de una emergencia, que puedan llenar una solicitud de empleo”. 

El Programa de Educación Especial propone hacerle justicia a una población infantil que requiere de apoyos significativos para afrontar los retos que le impone la sociedad.  Es imperativo que escuchemos y apoyemos las voces de las madres, padres, maestros y comunidades escolares que exigen para sus hijos la oportunidad de vivir una vida plena. Que sin discrímenes, todos los niños y niñas reciban una educación gratuita y digna.

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