Estadidad: ¿Seguridad, progreso?

Para el plebiscito del 11 de junio de 2017, hubo un derroche de dinero en pautas comerciales, se saturó al país con anuncios en pro de la estadidad para Puerto Rico. Se nos vendió la Isla de la fantasía. Todo, como por arte de magia, se resolvería al día siguiente del plebiscito. Se llegó al extremo de amedrentar al electorado con el arribo de Maduro, Castro, el comunismo, el separatismo, la hambruna, la pérdida del seguro social, los beneficios de los veteranos, las becas Pell y la ciudadanía estadounidense. Aun cuando la propaganda pro anexión fue objeto de múltiples burlas en conversaciones cotidianas y memes en las redes sociales, el hecho de que los políticos anexionistas se atrevieran a recurrir a una campaña llena de engaños, falsedades y miedo, demuestra que hay terreno fértil para la misma y que éstos aprovechan la ignorancia que padece gran parte de nuestro pueblo. Muchos de nuestros compatriotas no cuentan con recursos para tener computadoras e internet y dependen de los medios masivos de comunicación del país, muchos de los cuales están comprometidos con los intereses de la elite del país y se dedican, premeditadamente, a desinformar y a desprestigiar al independentismo. Independientemente de que muchos confían en la creencia de que los Estados Unidos nunca nos darán la estadidad y aun con el fracaso del plebiscito, el movimiento anexionista seguirá activo para tratar, por todos los medios posibles, de anexarnos a los E.U.A. Nos toca a los independentistas y soberanistas educar en contra de esa opción de estatus. Debemos ocupar el espacio que nos corresponde y combatir y detener la ofensiva anexionista.

La retórica demagoga de los estadistas, quienes ya no se llaman a sí mismo puertorriqueños, sino ciudadanos de Estados Unidos residentes en Puerto Rico, ha calado en muchos compatriotas, que presos de la desinformación y del miedo a lo desconocido, ven en la estadidad un futuro prometedor y una solución a su condición de pobreza. A ellos y ellas tenemos que abrirle los ojos. El talón de Aquiles de los que promulgan la anexión de nuestro país a los EUA, es la diáspora, nuestros hermanos y hermanas boricuas que por décadas y por diversas circunstancias, se han visto forzados a emigrar y quienes en su inmensa mayoría, tras sus particulares experiencias viviendo en “la gran corporación“, atesoran su puertorriqueñidad y rechazan la anexión.

Aquí algunos datos: El periódico digital español Tercera, reporta que 45 millones de personas en los Estados Unidos viven bajo niveles de pobreza. Uno de cada cinco niños pasa hambre. De hecho, en las redes sociales y otros medios de comunicación se promueve a través del programa Feeding America, la donación de dinero y alimentos para paliar el hambre de muchos sectores de la población en EU. Reportajes del San Francisco Chronicle, estiman el número de personas sin techo en aproximadamente 565,000, 8% de las cuales son veteranos de los diversos conflictos bélicos, a partir de la Segunda Guerra Mundial. Se estima que 1.4 millones de veteranos están en riesgo de convertirse en personas sin hogar, por las crecientes condiciones de pobreza, la falta de vivienda adecuada y de una red de apoyo social y gubernamental. Asimismo, se estima que medio millón de jóvenes menores de 24 años, atraviesa experiencias de vivir sin techo, aun temporeramente. Ceinto diez mil (110,000) miembros de la comunidad LGBTTQ, viven en las calles, gracias al discrimen contra esta población, que los conduce a experimentar la pobreza y el rechazo. Cincuenta por ciento de la población que compone las personas sin techo, son mayores de 50 años, quienes además, atraviesan por problemas de salud física y mental.

Estados Unidos es el único país desarrollado en el mundo que carece de un sistema de salud universal y donde 40 millones de personas no tienen ninguna cobertura médica. Esta situación podría agravarse si se deroga el Obamacare que resulta ser una de las obsesiones de Donald Trump y el Congreso republicano. Aun cuando los salarios resultan ser más altos que los que se devengan en Puerto Rico, la tasa de inflación en Estados Unidos cerró en 2016 en 2.1%, la más alta desde 2011. El País Internacional reporta que E.U. es el país con mayor número de personas encarceladas con 2.2 millones, principalmente, por delitos relacionados con el trasiego de drogas. Estudios de la Universidad de Berkeley en California demuestran que Estados Unidos es uno de los países de mayor desigualdad en el mundo, en el cual el 1% de la riqueza es amasada por familias con ingresos medios de 27 millones anuales, mientras el 90% de su población se encuentra estancada con un ingreso promedio de $31,000 al año. Así también, el Informe sobre los efectos de la estadidad preparado en 2014 por el General Accountability Office y solicitado por Pedro Pierluisi, establece, entre otras cosas, que el estado de Puerto Rico no es viable, dado que al tener que pagar contribuciones federales, los habitantes no podrían pagar contribuciones estatales si el estado no reduce significativamente sus tasas contributivas. Además, muchas corporaciones que gozan de exenciones contributivas abandonarían el país al verse obligadas a pagar contribuciones federales. En todos los estados el idioma oficial es el inglés. La lista de realidades es larga. En fin, que el sueño americano es simplemente eso, un sueño y para muchos, una pesadilla.

La autora es Presidenta del Movimiento Unión Soberanista

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