Estados Unidos tiene una responsabilidad con Puerto Rico

Por Cándida Cotto/CLARIDAD

ccotto@claridadpuertorico.com 

Contrario a la impresión general de que la asistencia a las clases pobres a través de programas como, Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, siglas en inglés) y el de Seguridad de Ingreso Suplementario (SIS, siglas en inglés) son un desaliento para que las personas trabajen, un reciente estudio revela que estas asistencias representan la posibilidad de un trabajo estable, especialmente para aquellos más cercanos a la línea de pobreza y fortalecen el compromiso con el trabajo. 

El estudio; El impacto de las disparidades en los programas SNAP y SSI sobre la pobreza y el crecimiento económico en Puerto Rico, apunta además a que estas disparidades entre el dinero que se recibe en la isla versus en Estados Unidos, son evidentes y que de haber paridad, esto no solo favorecería a los beneficiarios directos, sino que también a los bancos, a las empresas y la economía en general a través de un efecto multiplicador indirecto. Puerto Rico participa en el SNAP desde el año fiscal 1975, pero en junio de 1982, cesó esta participación y se comenzó a recibir una subvención global que establece las bases del Programa de Asistencia Nutricional (NAP), lo que significó una reducción de fondos. 

Estas disparidades llevan a que aunque el beneficio mensual promedio es menor en Puerto Rico que en EE UU, el ingreso de elegibilidad de las personas es 157% mayor en la isla que en los estados. La investigación revela que en 48 estados de los Estados Unidos, el ingreso de elegibilidad para el SNAP en el 2011 era de $ 1,838 por mes para un hogar de cuatro personas. En contraste en Puerto Rico son $ $713. Aun cuando el costo de vida en la isla es mayor que en muchos estados el beneficio por persona recibido en 2015 fue de $ 125.50 por mes en los estados, mientras en la isla fue de $117.46. 

El resultado de esta disparidad -indica el estudio conducido por el profesor de economía doctor José Caraballo Cueto- es que la mayoría del 63% que están en por debajo de la línea de pobreza en Puerto Rico habrían escapado de la pobreza si hubieran podido complementar sus ingresos con el NAP. Además, de que la paridad en el programa NAP con respecto al SNAP hubiera representado $ 242.7 millones más para el financiamiento otorgado a NAP en 2016. 

La investigación presenta datos que desmiente la crítica de que la paridad en estos fondos crearía dependencia. Los datos revelan que la participación de las personas en el NAP declinó entre los años de 1980 a 2006, este último año que marcó el comienzo de la depresión económica que en la actualidad sufre Puerto Rico. 

En tanto uno de los sectores económicos que más se beneficiarían con la paridad de ambos programas serían los comercios minoristas. De acuerdo a la investigación una paridad en los fondos del NAP tendrían efectos directos e indirectos iniciales para los comercios de $ 368.7 millones en sus ventas. 

En lo que respecta al SSI cuyas transferencias en la isla están dirigidas a las personas más vulnerables, es decir ancianos, ciegos y discapacitados, la Oficina de Contabilidad General (GAO) estimó en 2011 que de haber paridad en estos fondos la isla hubiese recibido casi $ 1.8 mil millones. De acuerdo a los datos recientes disponibles, con paridad en SSI, Puerto Rico habrían recibido hasta $ 2.7 mil millones en 2016, lo que a su vez hubiera reducido la pobreza a 36.4% en 2016, 7.1 puntos porcentuales por debajo del 43.5% registrado. 

“La paridad en el PAN y en el SSI no es un modelo de desarrollo económico, es una reparación de daños”

Por lo tanto- destaca el investigador- con la paridad en el NAP y en el SSI, la tasa de pobreza en Puerto Rico muy probable se habría reducido a un 30% en el 2016. Además la paridad en estos fondos habrían representado $ 3.02 mil millones adicionales en la economía de Puerto Rico; lo que a su vez representa el 4% del Producto Nacional Bruto (PNB) de Puerto Rico 2016. En general, este dinero facilitó la creación de 39,026 empleos adicionales, incluyendo 18,012 empleos directos y 21,014 empleos indirectos. 

Los datos de la investigación, patrocinada por la empresa Econométrika, recalcan que de haber paridad en ambos programas en el 2016, el efecto de la producción total, incluidos los efectos indirectos, hubieran estado cerca de los $ 5.56 mil millones. 

En cuanto a los componentes de consumo personal, como alimentos, alcohol / tabaco, ropa y accesorios, y cuidado personal, vivienda, servicios médicos, funerarios, transporte, recreación, educación, ONG no clasificadas en otra parte, viajes al extranjero y compras misceláneas, los fondos habrían significado $3,702 millones adicionales en ventas. La paridad en ambos programas además hubiera ayudado a que la desaceleración del ciclo económico en el 2016 hubiese sido mucho menor. 

Otros sectores económicos beneficiados con la paridad serían la banca, las cooperativas de ahorro y crédito en términos de nuevos depósitos. Se estima que los depósitos en el sector financiero local serían de aproximadamente $ 3,802.59 millones. Esto a su vez mejoraría la oferta monetaria en circulación gracias a los nuevos créditos que se pueden generar. La investigación expresa que no se debe ser pesimista con el mercado de crédito en la Isla, ya que el dinero nuevo total que circularía con paridad en SSI y en NAP podría equivaler a más de $ 5.7 mil millones. 

El estudio concluye que el Departamento de Hacienda, es otro ente que saldría beneficiado con las nuevas actividades económicas creadas por la paridad. Primero el impuesto anual total sobre ventas y uso (SUT, por sus siglas en inglés) podría recaudar alrededor de $ 145.34 millones. 

A preguntas de este semanario respecto a si no consideraba que un aumento en el dinero de estos programas si bien tienen un impacto positivo en los sectores pobres, por otro lado significaba una economía de dependencia, Caraballo Cueto, apuntó que el gobierno de EE UU tiene una responsabilidad con la situación socioeconómica de Puerto Rico y con el desastre post-María esto es una forma de atenderlo. 

“La paridad en el PAN y en el SSI no es un modelo de desarrollo económico, es una reparación de daños que de paso tiene un efecto sobre el sector privado de Puerto Rico. Para superar la depresión se necesita un modelo de desarrollo económico de largo plazo y esta paridad no es incompatible con ese modelo”. 

El investigador principal del estudio y director del Instituto de Investigaciones Inter disciplinarias de la UPR, Recinto de Cayey, rebatió que la versión neoliberal tradicional es que las personas en Puerto Rico no trabajan porque existen estos programas de redes de seguridad. “Hay personas que no pueden trabajar (ejemplo, viejos solos, impedidos físicos, entre otros), por lo que la asistencia del Estado se necesita aun con un modelo de desarrollo. Hay otros que reciben estas transferencias y sí trabajan, pero informalmente para poder complementar sus ingresos bajos. Con la paridad se puede integrar a muchas de estas personas al mercado laboral: al subir el límite de ingresos que una persona puede trabajar se permitiría que las personas complementen sus bajos salarios con estas transferencias”. 

Coincidió con el planteamiento de que es posible aprovechar los fondos para ir cambiando la situación de dependencia y que con ellos la depresión sería menor. Caraballo Cueto fue enfático al señalar que la depresión no la causó las redes de seguridad, ni la paridad es la solución para la depresión, acotó que para eso se necesita un modelo de desarrollo económico, pero ese no fue el objeto de esta investigación. 

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