Estrenos en salas de cine: Stillwater, Together, The Card Counter

 

En Rojo

¡Qué maravilloso—y que diferencia—es poder ver un filme en una sala de cine que te arropa con sus imágenes gigantescas y el sonido que rodea cada espacio! Que conste que aprecio enormemente el poder ver tantos buenos filmes—y series—que si no fuera porque tengo acceso a las plataformas me hubiera perdido—y ni me hubiera enterado—proyectos tan hermosos y atrevidos como “Ozark”, “When They See Us”, “Peaky Blinders”, “Unbelievable”, “The Crown”, “Shetland”, “Bridgerton”, “Normal People” y “Patria”, entre muchos otros. Y ni hablar de filmes como The Highway Men, Marriage Story, The Two Popes, A Quiet Passion, I Am Not Your Negro, Pieces of a Woman, News of the World, Judas and the Black Messiah y, por supuesto, Nomadland. Los tres filmes que comento tienen un enorme factor en común: las actuaciones sobresalientes de sus protagonistas. Además, los tres filmes cuentan con guiones que sobresalen por su escritura y su manera de marcar el tiempo.

Stillwater Director: Tom McCarthy; guionistas: Tom McCarthy, Marcus Hinchey, Thomas Bidegain, Noé Debré; cinematógrafo: Masanobu Takayanagi.

El Bill de Matt Damon es un individuo taciturno, habla lo mínimo y nunca verbaliza sus miedos, dudas o creencias, excepto para invocar a Dios a la hora de recibir alimentos y cuando está solo y no encuentra salida. Esto lo conocemos más adelante cuando se ve forzado a intercambiar con dos extrañas, Virginie (Camille Cottin) y su hija Maya (Lilou Siauvaud), en una ciudad y país desconocidos (Marseille, Francia). ¿Y por qué alguien cuyo conocimiento del mundo se limita a lo que lee o le cuentan en su pequeño pueblo rural de StillWater en Oklahoma, viaja a ese lugar tan apartado? Sabemos que Bill no tiene un trabajo fijo, que chiripea en todo lo que tiene que ver con extracción de petróleo y maquinaria pesada, gasta lo mínimo y guarda lo máximo, vive solo y su único familiar parece ser su suegra (Deanna Dunagan) que también vive sola. A través de sus conversaciones entendemos el vínculo con Francia: su hija Allison (Abigail Breslin) está en prisión en Marseille, acusada y convicta de haber asesinado a su anterior pareja. Y, aunque siempre lo ha negado, la única evidencia disponible la señala a ella como asesina involuntaria.

Lo 1ero. que vemos cuando Bill se reúne con su hija es la frialdad de la relación—aunque podemos ver que comparten la falta de confianza en la corte—en comportamiento, creencias, actitudes son totalmente diferentes. En uno de sus exabruptos, Allison expresa su deseo de alejarse de todo lo conocido, especialmente de Stillwater, donde se asfixiaba por la forma de ser y ver el mundo de la gente y la imposibilidad de expresar sus sentimientos y ambiciones. Por eso escoge irse lo más lejos posible a un país extranjero y una ciudad desconocida para sus compueblanos. Aunque no lo expresa, el sentido de culpabilidad de Bill de no haber sido un padre responsable, lo imposibilita a expresar sus sentimientos. Por eso no le dice la verdad a Allison de las gestiones que hace y su resultado. Todavía cree que de esta manera la protege de todo el mal que permea en la sociedad. Su actitud hacia lo desconocido en Marseille es de un hombre que se cree superior, que no ve ningún propósito en conocer otro idioma, que cree que merece la atención de cualquier oficial de la corte porque el caso de su hija es especial, que cree poder enfrentarse a cualquier delincuente y salir airoso. Será su contacto con Virginie y Maya lo que lo hará verse como un ser humano que puede cambiar y hacer el bien por otros y respetar esos espacios desconocidos.

 

Together Directores: Stephen Daldry y Justin Martin; guionista: Dennis Kelly; cinematógrafo Iain Struthers.

Desde el comienzo, el tiempo se mide en espacios cerrados: El (James McAvoy), Ella (Sharon Horgan) y su hijo de 10 años, Artie (Samuel Logan), desempacan sus reservas de alimentos y otras necesidades para comenzar el encerramiento (lockdown) en marzo 2020 para lo que sería una emergencia nacional que duraría no más de un mes o a lo sumo dos. La visión del espacio físico se limita al pasillo de la entrada, la cocina y un cuarto estudio de reunión o privacidad, algo difícil en estas condiciones. A pesar de no llevar tantos años juntos—quizá diez—ambos parecen ver solamente los rasgos negativos de cada uno. Lxs espectadorxs son parte esencial de cómo se cuenta la historia porque El y Ella hablan directamente a la cámara para exponer su caso y ponernos de parte de ellxs. Por la manera jocosa en que hablan de las debilidades de cada cual y cómo no usan lenguaje ofensivo, aunque con la agudeza del “understatement” británico, dan golpes muy certeros que, en otras circunstancias (no ver el golpe verbal venir) pudieran pulverizar a su contrincante.

En esos monólogos y diálogos logran montar y entender sucesos en sus vidas que los han llevado a este momento donde El y Ella parecen tan distanciados que ellxs y nosotrxs estamos segurxs que la relación ya está en vía de separación. Como ambos quieren convencernos, nos ofrecen detalles de su vida doméstica, social y sexual para conseguir nuestra empatía. El tema más emotivo y para el que ninguno está preparado es la familia extendida de la pareja. A esto se le añade las decisiones políticas de los gobernantes que afectan, en este caso, directamente la vida de los ciudadanos del país. Por eso el tiempo lo mueve cada tres meses que estén en el lockdown que parece nunca llegar a su fin. Pero cuando sí sucede, El y Ella se han transformado y Artie reconoce a dos seres muy diferentes en su vida. McAvoy y Horgan nos ofrecen una experiencia actoral única.

The Card Counter Director y guionista: Paul Schrader; cinematógrafo: Alexander Dynan.

Al igual que me sucede con James McAvoy, ver el nombre de Oscar Isaac en una producción fílmica es casi una garantía que, no importa la historia y sus complejidades, seremos parte de una experiencia actoral extraordinaria. Pensemos en sus “pequeños” papeles en W.E., Drive, Pu-239, At Eternity’s Gate y su muy diverso protagonismo en The Promise, A Most Violent Year, Inside Llewyn Davis y el hermoso y doloroso 1er segmento de Life Itself. El escritor/guionista Paul Schrader escoge muy bien a los actores que pueden interpretar a sus personajes como lo ha hecho antes con George C. Scott (Hardcore), Robert DeNiro (Taxi Driver, Raging Bull), Harvey Keitel (Blue Collar), Ken Ogata (Mishima: A Life in Four Chapter), Willem Dafoe (Light Sleeper, The Last Temptation of Christ), Ethan Hawke (First Reformed) y ahora Isaac como William Tell. Este hombre callado y extraño aparece en escena solo, con una mirada externa y una historia interior que no conocemos y que será revelada de a poco según nos adentramos en sus pensamientos que siempre serán difíciles de descifrar.

Las escenas oscurecidas de las versiones “film noir” de Paul Schrader esconden conflictos sin encarar de personajes como William Tell. Lo que lo mantiene cuerdo y funcional es el poder entrar en un comportamiento predecible para él y obsesivo para los que se atreven acercarse. Tell se mueve entre lugares que parecen haberse congelado en el tiempo: la ruta de los casinos de poca monta y otros regionales algo más grande. Como le indica a La Linda (muy bien caracterizada por Tiffany Haddish), quien será responsable de trazar su ruta, la clave para hacer dinero es no aspirar a hacerse rico con una jugada, retirarse cuando esté adelante y no sobresalir entre los otros jugadores. Se moverá entre los moteles baratos de esos pueblos cercados por carreteras y los casinos donde la gente casi no socializa y parecen siempre estar buscando el próximo lugar de apuestas. Un joven, Cirk (Tye Sheridan), se acerca a Tell con una propuesta que de inmediato hace que su pasado se convierta en un presente que él prefiere borrar. Ese pasado de una violencia y odio comandado por la ideología de grupos que creen en su superioridad y derecho a invadir otras naciones, secuestrar, torturar y asesinar a los tachados como enemigos en ese momento, parece destinado a destruir cualquier reinvención de William Tell.

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