Eugenio María de Hostos: ensayos para sembrar libertad

 

¿Qué tiene de vigente el pensamiento de Eugenio María de Hostos hoy? ¿Por qué seguir festejándolo como un ciudadano de toda América Latina? ¿Qué hizo este caribeño que todavía persiste su pensamiento? Las contestaciones a estas preguntas pueden encontrarse no solo en sus tratados, sino en los numerosos ensayos que publicó, especialmente los mediáticos.

Demos primero unas nociones sobre su pensamiento antes de discutir su ensayística. La argentina Adriana Arpini ha señalado en su libro Eugenio María de Hostos, un hacedor de libertad, que al enjuiciarlo se pasa de la crítica negativa al panegírico. Es decir, es considerado por algunos como una figura del siglo XIX cuya labor se pierde en los nuevos horizontes de sentido. Otros le alaban acríticamente. Si bien creemos en una figura humana, con defectos como cualquier otra, también pensamos que ubicar a Hostos en su tiempo y en su labor escritural nos hará verle y apreciarle con mayor claridad. Comencemos con un resumen que le sitúe ideológicamente que es lo que hace la propia Arpini tomando conceptos del filósofo Carlos Rojas Osorio. Para esta las ideas más importantes de la obra hostosiana son:

…la abolición de la esclavitud y la independencia de Puerto Rico y Cuba, confianza en que la ciencia sociológica no es solo un dispositivo de conocimiento sino una posibilidad de acción inteligente y racional; exigencia de constituir una confederación de pueblos del Caribe que comprendería el Estado de Panamá, las cinco repúblicas centrales y las tres grandes Antillas, esperanza en la solidaridad latinoamericana y en la constitución de una confederación continental que reúna a los pueblos suramericanos…(297)

Incluye, además, su fe en formar seres humanos nuevos por medio de la educación y la “convicción en la superioridad del derecho sobre la fuerza bruta”, a lo que añadimos lo que Félix Córdova ha llamado su radical democratismo.

Hay que recordar que Hostos no había terminado su carrera de leyes por voluntad propia. Era un ensayista sin diploma, pero en su época, consigna Carlos Altamirano en su estudio sobre los intelectuales, el conocimiento jurídico era especialmente valorado. Había quien no había estudiado la carrera, pero poseía el mismo, como lo fue el caso de Andrés Bello. En el de Hostos, aunque no completó su formación, tenía estudios que le capacitaban para tender una mirada al país y a las gestas diversas a las que se había unido en América Latina tanto como intelectual contestatario como de estado. A este últimos pertenece por los puestos que ocupó en diversos países latinoamericanos en los que se laboraba en dar forma a los estados nacionales. En 1889 es nombrado Rector del Liceo de Chillán en Valparaíso. Dirige el Liceo Miguel Luis Amunátegui de Santiago del 1890 hasta el 1898. Destaco por igual sus cargos como Inspector General de Enseñanza Pública (1900), Director General de la Enseñanza en República Dominicana y Director de la Escuela Normal en el mismo país. Resalto que supo abandonar un trabajo cuando sus ideas confligían con el poder como lo hizo al abandonar República Dominicana ante la tiranía de Ulises Hereaux.

Ángel Quintero clasifica su pensamiento como jacobino frente al conservador de Salvador Brau. Su afiliación al krausismo, defendida por Arpini, y Rojas Osorio, junto a su rechazo a la escolástica y su preferencia por los aspectos más liberales y avanzados del positivismo, según consigna Manuel Maldonado Denis en su trabajo sobre Hostos y su relación con el pensamiento social iberoamericano, le hicieron un intelectual contestatario del que quedan aspectos por estudiar.

Vayamos ahora al ensayo. Adelaida Lugo Guernelli, en su texto Eugenio María de Hostos. Ensayista y crítico literario de 1970, puso de relieve la gran cantidad de ensayos que Hostos escribió y destacó los volúmenes de su obra publicada en el 1939: Mi viaje al sur, Temas sudamericanos, Temas cubanos, La cuna de América y Hombres e ideas.  Antes que ella Francisco Manrique Cabrera en su Historia de la literatura puertorriqueña de 1956 acude a las palabras del cubano Medardo Vitier para quien Hostos “representa un momento en la evolución del ensayo americanista”.(156) Es decir, funda nuevas pautas en el género.

Distintos a sus obras sociológicas como Moral social, o a sus tratados de derecho y sus estudios literarios, Plácido y Hamlet, los ensayos hostosianos, como es de suponerse, son más ágiles. El hecho de que la mayoría fuera publicada en periódicos explica este fenómeno , así como la mayor brevedad de los mismos. Eugenio María de Hostos, más nómada que Betances, llegó a publicar en distintos rotativos de América Latina durante su periplo por esta, que nunca estuvo alejado del mundo mediático. No se sabe, afirma Marcos Reyes Dávila, en cuántos periódicos se incluyeron sus artículos. Durante su estadía en Europa, en España publicó en más de trece; en Nueva York, en más de diez. En territorio de América Latina, en Perú, por ejemplo, más de siete; en Chile más de 18; en Argentina, más de 8, en la República Dominicana, más de 32. (Hostos 241) Publicó por igual en periódicos franceses y belgas.

Podríamos comparar a Hostos modernamente con una especie de cibernauta que recorre la Red dejando sus huellas, pero no cómodamente sentado en su casa, sino en la convivencia en distintos países latinoamericanos. Es que el periodismo tenía un crecimiento sostenido hasta llegar a un periodo de oro a fines del siglo XIX, como le ha llamado Raymond Williams. Y es que también Hostos tenía una voluntad férrea que lo llevaba hasta la práctica del ejercicio, como relata en su Diario, y a la estratégica difusión de sus ideas mediante el ensayo, elemento que advirtió el líder independentista Juan Mari Bras al señalar su amplitud temática. Por otra parte, Arpini estudió su producción periodística del 1870 al 1873 en Chile y en Argentina y resalta dos vertientes temáticas como las principales: el seguimiento de los sucesos de las Antillas, especialmente la lucha por la independencia de Cuba, y la cotidianidad y el desarrollo sociocultural de los países que visita. (Arpini, Eugenio María de Hostos en el Cono Sur 2007) Ambas seguirían teniendo la misma importancia unidas a la lucha por la situación de Puerto Rico.

¿Qué lograba Hostos con esta labor tan abarcadora? Crear una esfera pública que avalara sus causas, entre las que sobresale su americanismo. Ofrecer propuestas concretas que aclaran su concepto del bien social, a veces impugnado. Protestar ante diversas imposiciones y defender una visión de género que no podemos aquilatar anacrónicamente. Las palabras y las letras constituyeron sus armas y fueron efectivas.

Desde los años sesenta del siglo XIX ya Hostos estaba inmerso en el periodismo. Mediante este la esfera pública podía ser a veces una contraesfera o un contrapúblico, le llama Nancy Fraser. Ese es el caso que refleja el artículo “A todos” publicado el 20 de junio de 1874 en La Voz de Puerto Rico. En él advierte: “como este periódico al mismo tiempo que un estímulo para los oprimidos será un proceso de los opresores, publicaremos cuantas noticias de vejaciones y arbitrariedades se cometan en las personas de los puertorriqueños…” (OCEC Vol V, tomo II, 213) Hostos comprendía con claridad la división social existente en su tiempo que un ensayista posterior de formación marxista, como José Luis González, exaltará en El país de cuatro pisos al hablar de la cultura de los oprimidos y la cultura de los opresores.

Justamente eso es lo que hace Hostos en el ensayo “Aspiraciones de patriota” en el que declara que el periódico es un medio de los agricultores arruinados, del limitado comercio del país, de los padres y madres que no pueden ofrecerles a sus hijos educación, (….) la de los jibaros a quienes llaman vagos e inútiles, la del infeliz esclavo engañado. Es una publicación de aquellos que quieren destruir lo que denomina el “horrendo sistema colonial” y establecer un nuevo orden con la independencia absoluta de la Isla.

Hay un ensayo que amerita atención y que ha pasado oculto ante otros más conocidos. En su afán por proteger a la población negra Hostos escribe un artículo contra el decreto promulgado por el General Sanz sobre la contratación de los libertos. En él denuncia que este empeora la situación de los negros libres al restringir para quienes estos trabajarían y al disponer que debían trabajar tres años más para sus patronos. Estos ejemplos nos hacen ver cómo él tomaba partido por los puertorriqueños de sectores periféricos, los mismos que también defenderá en América Latina. La prensa, indiscutiblemente, era considerada por él como una aliada y elemento imprescindible para la labor de divulgación de sus creencias. Fue fundador de periódicos, no solo un ensayista prominente. Por su entendimiento de la radical relevancia que tenía el periodismo para la existencia de un estado democrático define su rol destacado en la sociedad moderna:

Un déspota sin Prensa que lo contenga es un azote; la Prensa lo azota sin piedad. Un Gobierno indigno de regir a un pueblo ahoga a la Prensa para ahogar el grito universal, porque la Prensa es el clamor que lo ensordece, el remordimiento que lo punza, el anatema que lo hiere, el golpe que lo acaba. Al decir que la imprenta es el cuarto poder del Estado no se ha dicho lo bastante; debió decirse que es el poder que está sobre todos los poderes. (OCEC Vol. I, tomo II, 218)

La contraesfera de Hostos estaba conformada por mestizos, mujeres ausentes de la falocéntrica élite burguesa dominante, jibaros, agricultores arruinados, y exesclavos. Estos se repiten en las masas que contempla en su viaje al sur y que no excluye de sus creencias americanistas. Al contrario, su americanismo está poblado por estas y definimos el término con las palabras de Carlos Altamirano: “…nos referimos a la empresa intelectual de estudio y erudición destinada a indagar, valorizar y promover la originalidad de América Latina, tal como se la podía descubrir en su literatura y en los legados de su historia cultural”.(16) Igualmente señala que no era considerado una ideología conservadora sino parte de la utopía latinoamericana. En esta se inserta su famoso ensayo “Ayacucho”:

Ayacucho no es el esfuerzo de un solo pueblo; es el esfuerzo de todos los pueblos meridionales del Continente; no es el resultado de una lucha parcial, es el resultado de una lucha general; no es la victoria de un solo ejército, es la victoria de todos los ejércitos sudamericanos; no es el triunfo militar de un solo capitán, es el triunfo intelectual de todos los grandes capitanes, desde la fantasía fascinadora que se llamó Bolívar hasta la conciencia impasible que se llamó San Martín; no es el campo de batalla de peruanos y españoles, es el campo de batalla de América y España… (El Nacional Lima, 9 de diciembre de 1870)

La estirpe bolivariana de Hostos es notable en estas palabras, ha entrevisto Reyes Dávila. Este texto es fuente de pensadores que aunque reconozcan la diversidad o heterogeneidad de América Latina ven en sus luchas y sus fronteras compartidas un punto de unidad ante los poderes hegemónicos, algunos de ellos hacedores de los desmanes imperiales sufridos en la colonización, en la era del capitalismo del desastre.

Otro ensayo de corte americanista, muy conocido, pero que no ha dejado de tener importancia es el de “El cholo”. Aunque teñido de algunas nociones eurocentristas que estaban en boga aún en los sectores más liberales, como el concepto de que la inteligencia era mayormente europea, “El cholo” hace una propuesta de integración que no es excluyente. En este sujeto predominan las cualidades de la raza india. Es un mestizo que, dice Hostos, “formará en las filas del progreso humano, y habrá reparado las inequidades cometidas con una de sus madres”. (La sociedad Lima, 23 de septiembre de 1870) Esto se escribe previo a la abolición de la esclavitud en Puerto Rico..

Por otra parte, como observó Arpini, las luchas de las Antillas no fueron nunca soslayadas por este sino que eran centro de sus escritos. La independencia de Cuba y Puerto Rico eran para él objetivos de vida. Por ello no deja de llamar la atención a los vínculos entre las Antillas y Latinoamérica. De Cuba expresó lo siguiente en un artículo titulado “El problema de Cuba” y publicado en El Mundo de Nueva York:

La situación actual de Cuba es un problema latinoamericano que afecta directa o indirectamente a todo el continente que ocupa nuestra raza. Si ella no lo comprende, triste para ella; mas no por ello deja de ser obligación nuestra el analizar todas las fases del problema. (…) La prueba más fehaciente del progreso de la revolución de independencia en Cuba, es que ya se puede hablar tranquilamente de ella.

Más adelante en el texto pregunta:

¿Qué es lo que puede hacerse todavía para contribuir a la más pronta Independencia?

¿Qué significará esta para el Nuevo Continente?

¿Qué elementos tienen Cuba y las demás Antillas centrales para conservar la independencia? ¿Qué obstáculos y cómo es posible salvarlos?

¿En qué bases debe establecerse la reconstitución de la sociedad cubana?

No se trataba solo de lograr la independencia sino de establecer un nuevo sistema en el que la educación tendría un papel central.

Un ensayo que no puede pasarse por alto a la hora de evaluar su pensamiento de avanzada, sobre todo en época de feminicidios, es el de “La educación científica de la mujer”, el cual fuera inicialmente un discurso en apoyo a medidas educativas que integraban a las mujeres en el mundo de la ciencia, según expone Lucía Guerra Cunningham. El artículo fue publicado en la Revista Sudamericana de Chile en el 1873. Para Guerra este constituyó una “estocada violenta contra una ideología masculina” que validaba la inferioridad de las féminas. El androcentrismo imperante fomentaba una educación que la convertía en una especie de esclava a su servicio. Hostos tenía conciencia de la ruptura que significaba su texto. Tras afirmar las restricciones con que era educada la mujer desde una perspectiva binaria, un ser sin dominio de sí, confirma su creencia en que el poder social está dividido por los géneros, siendo el hombre causante de su estado.

Ese peligro es obra nuestra, es creación nuestra; es obra de nuestros errores, es creación de nuestras debilidades; y nosotros los hombres, los que monopolizamos la fuerza de que casi nunca sabemos hacer justo empleo; los que monopolizamos el poder social, que casi siempre manejamos con mano femenina; los que hacemos las leyes para nosotros, para el sexo masculino, para el sexo fuerte, a nuestro gusto, prescindiendo temerariamente de la mitad del género humano, nosotros somos responsables de los males que causan nuestra continua infracción de las leyes eternas de la naturaleza.

El pensamiento de Hostos era definitivamente avanzado en cuanto a género se refiere. Una vez más propone en el ensayo soluciones concretas a los problemas: educar a la mujer en las ciencias para sacarla de su estado de invalidez. Esta es una idea de la modernidad que tomaría auge según avanzaba el siglo y las feministas exigían un mayor espacio. Un hombre, Eugenio María de Hostos, estaba dispuesto a dárselos.

El ensayo de Eugenio María de Hostos fue escrito en medio de muchas labores, entre ellas la de fundar centros educativos, la de ofrecer cursos, escribir libros y hacer gestiones por la independencia de Cuba y Puerto Rico, unido eso a su colaboración en la planificación de estados más plurales que acompañaran a una agenda democratizadora y no excluyente de los miembros de las jóvenes naciones latinoamericanas. Este género fue, definitivamente, un artefacto de lucha con el que fundó un pensamiento caribeño y latinoamericano. En tiempos de una globalización desalmada y cruel, de la imposición de medidas coercitivas en el Caribe hispánico, particularmente, en Cuba y Puerto Rico, de juntas fiscales, embargos y deudas ilegítimas, grave delito de lesa humanidad, la labor de Hostos resulta desafiante para aquellos que queremos un Caribe libre de explotación, autónomo y capaz de crear su propia forma de vida y de economía. Seguir los pasos de Hostos, la mayor parte vigentes, será un camino que de seguro abonará a un Caribe más libre y democrático.

Bibliografía
Altamirano, Carlos. Historia de los intelectuales en América Latina. Argentina/ España: Katz editores, 2013.
Arpini, Adriana. Eugenio María de Hostos, hacedor de libertad. Argentina: Universidad Nacional de Cuyo, 2002. 
Cabrera, Manrique. Historia de la literatura puertorriqueña. Río Piedras, Puerto Rico: Publicaciones Gaviota/Fundación Manrique Cabrera, 2010.
Córdova Iturregui, Félix. “El radicalismo democrático de Eugenio María de Hostos: su periodo español”. Hostos: sentido y proyección de su obra en América. Puerto Rico: Instituto de Estudios Hostosianos/Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1955, 635-655..
Fraser, Nancy. “Rethinking the Public Sphere. A Contribution to the Critique of Actually Existing Democracy”. Social Text, 25-26, 1990, 56-80.
https://my.ilstu.edu/~jkshapi/Fraser_Rethinking%20the%20Public%20Sphere.pdf
Guerra Cunningham, Lucía. “Feminismo e ideología liberal en el pensamiento de Eugenio María de Hostos”. Hostos: sentido y proyección de su obra en América. Puerto Rico: Instituto de Estudios Hostosianos/Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1955, 361-374.
Hostos, Eugenio María de. Obras completas. San Juan, Puerto Rico: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1969.
Lugo Guernelli, Adelaida. Eugenio María de Hostos. Ensayista y crítico literario. San Juan, Puerto Rico: Editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1970.
Maldonado Denis, Manuel. Eugenio María de Hostos y el pensamiento social Iberoamericano.
 Mari Bras, Juan. Hostos periodista. San Juan, Puerto Rico: Comité del Sesquicentenario de Eugenio María de Hostos, 1988.
Reyes Dávila, Marcos. Hostos: las luces peregrinas. Humacao, Puerto Rico: Revista Exégesis, 2004.

 

 

 

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