Felicitaciones a las cumpleañeras

Por Josefina Pantoja Oquendo

Especial para CLARIDAD

Durante más de un año las organizaciones de mujeres han estado denunciando la grave situación de violencia de género que existe en Puerto Rico y el continuo atropello de nuestro derecho a vivir en paz.  A la exigencia de que el gobierno declare un estado de emergencia para atender de forma prioritaria tan grave problema social y de salud pública se han unido múltiples y diversas voces de la sociedad.  Son golondrinas que no hacen verano las escasas intervenciones públicas  en las que se hacen señalamientos de que la violencia es contra todas las personas y que particularizar a las mujeres es una manía de las feministas.  Ante las denuncias de las activistas defensoras de los derechos humanos de más de la mitad de la población, la gobernadora ha celebrado reuniones con las portavoces de las denunciantes, se ha referido a un “Alerta Contra la Violencia” que todavía está en el vacío, ha solicitado  información y propuestas que le han sido sometidas para que no se diga que solamente nos quejamos, pero que debieron salir de la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, quien sub utiliza los poderes que le otorga la Ley 20 que habilita el puesto que ocupa y creó el organismo público que dirige.  Sin embargo, nada concreto ha pasado.

Mientras tanto, las entidades que defienden con sabiduría, sensibilidad y compromiso incuestionables a las sobrevivientes de la violencia que amenaza sus vidas y  seguridad, así  como las de sus hijas e hijos, continúan su labor sin depender de las acciones de la persona que está en Fortaleza desojando margaritas sobre cuál será su futuro político.   Las necesidades y el peligro que se cierne sobre las boricuas que viven el infierno de la violencia no tienen tiempo de espera.

Varias de estos importantes e indispensables grupos organizados están cumpliendo años en estos meses y como pueblo agradecido y solidario debemos celebrarlo con ellas.  El primer albergue que se creó en nuestro país, y probablemente en América Latina para acoger a mujeres que necesitaban apoyo para salir de la violencia física y emocional que las mantenía en las tinieblas, la Casa Protegida Julia de Burgos, nombre de nuestra insigne poeta y patriota, está celebrando cuarenta años de vida organizativa.  Con servicios principales en el área metropolitana y no residenciales en el oeste y el sur de la Isla, Casa Julia tiene también programas de vivienda y para las niñas y niños, como un mecanismo para continuar el apoyo a sus participantes, una vez han sanado bastante sus heridas en el albergue.  Son muchos los retos a los que se enfrenta, pero el más difícil es el económico.  Constantemente se someten propuestas para solicitar fondos a las diferentes agencias públicas y también a la Cámara y al Senado.

La rogativa anual para que se asigne el dinero que es indispensable para contar con el personal especializado que ofrezca  los servicios que el gobierno no tiene la capacidad y la pericia para dar, se tropieza de forma reiterada con la arbitrariedad y la burocracia excesiva.  Este año Fondos Legislativos le recortó alrededor de cuarenta por ciento del donativo que recibió el año pasado.

Afortunadamente, la comunidad responde al llamado de auxilio y apoya las muchas actividades que la organización desarrolla para seguir adelante con su misión.  Acabamos de celebrar exitosamente este fin de semana el tradicional Bazar Navideño que mitigará en algo el recorte dispuesto por la Casa de las Leyes.  Lo más impresionante de la actividad fue ver de forma directa el efecto que ha tenido la intervención de Casa Julia en varias de las participantes que lograron salir de la violencia.  Llevaron al Bazar sus pequeños negocios: artesanía, masajes, postres y alcolados medicinales.  También se estableció una estrategia protegida para que las albergadas, sus niñas y niños pudieran seleccionar artículos del Bazar, según su gusto.  Las empleadas de la institución, su Directora Ejecutiva, la Junta de Directoras y las compañeras que hace cuatro décadas tuvieron la visión y la valentía de crear Casa Julia, merecen una gran felicitación.

De cuarenta aniversario están también las aguerridas compañeras de Taller Salud (ver entrevista pags.24-25.  Han echado a volar las campanas desde Loíza, donde establecieron su centro de operaciones después de haber trabajado en el área metropolitana.  No pudieron haber tomado una mejor decisión.  Su enfoque siempre fue la salud sexual y reproductiva de las mujeres.  Con el tiempo el trabajo de esta emblemática organización feminista se ha extendido a otros problemas como el de la violencia.  Se han ganado la confianza de la comunidad loiceña y de otros pueblos cercanos, donde hacen una admirable labor con la juventud.  Taller Salud dio lo mejor de sí luego del huracán María cuando desarrolló creativas estrategias para apoyar a  las víctimas con comida, condiciones de salud, pérdidas materiales y personales.  Fueron un modelo de intervención a seguir, no asistencialista, sino involucrando a la comunidad.  Muchas entidades donantes de Estados Unidos y Puerto Rico que  les confiaron sus aportaciones para que las distribuyeran.  Su aniversario también nos ha sorprendido positivamente por lo novedoso: la creación de un libro, una serie de documentales con la intervención de mujeres feministas que han contado sus experiencias, el lanzamiento de una serie de cuentos preciosos sobre mujeres y  la puertorriqueñidad, entre otros temas, los que han hecho accesibles a través de las redes sociales.  Cuarenta velitas son pocas para el admirable trabajo de Taller Salud.  El pasado 6 de diciembre tiraron la casa por las ventanas con su fiestón de cumpleaños.

En la montaña tuvieron celebraciones de quinceañeras Casa Pensamiento de Mujer del Centro y Casa Juana Colón, que proveen servicios no residenciales a mujeres que quieren protegerse de la violencia de género en Aibonito y Comerío, respectivamente y en la rularía cercana a sus municipios.  Ambas organizaciones también hicieron un valioso trabajo de apoyo post María a las comunidades de los municipios donde están establecidas, que trascendió la intervención con las mujeres para extenderse  a las familias, especialmente a las que tenían personas enfermas y encamadas.  Aunque son las adolescentes del grupo no hay duda de que su dedicación ha dejado huellas de admiración y agradecimiento en áreas remotas donde la labor se hace más complicada por las distancias y la falta de atención del gobierno central.

La Coalición contra la Violencia Doméstica y Sexual en Puerto Rico, la Coordinadora Paz para la Mujer (CPM) también ha comenzado la conmemoración de treinta años de incidencia en la sociedad puertorriqueña a favor de la paz de las mujeres mediante el acompañamiento y asistencia a las más de cuarenta organizaciones sin fines de lucro que la integran, entre las cuales están las cumpleañeras antes mencionadas.   CPM recibe fondos a través de propuestas del gobierno de Estados Unidos, provenientes del Departamento de Salud y el de Justicia.  Originalmente  CPM se creó para lograr la aprobación de una política pública y legislación dirigida a erradicar la violencia doméstica que en la década de los ochenta tenía características epidémicas en Puerto Rico.  El activismo y la militancia de las mujeres que se juntaron con tal propósito fueron determinantes para lograr la aprobación de la Ley 54 para la Prevención e Intervención Contra la violencia Doméstica.  Han sido muchos los logros alcanzados por este singular junte de organizaciones, modelo de democracia participativa y dirección horizontal, sobretodo el peritaje en la lucha para erradicar la máxima expresión de discrimen contra las mujeres, que es la violencia machista.

Siento una gran alegría celebrar la vida organizativa de las cumpleañeras cuyo mejor regalo es la satisfacción del trabajo solidario que han llevado a cabo a favor de los derechos humanos de las mujeres.  Las abrazo y felicito públicamente.

        

  

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