Festival Internacional de Cine Fine Arts:  una pequeña muestra de su oferta

Por María Cristina/En Rojo

Del 3 al 13 de octubre, Caribbean Cinemas presentó su 7mo festival internacional de cine este año dedicado a la cineasta Sonia Fritz, autora/directora de una impresionante filmografía de documentales y largometrajes de ficción que han sido exhibidos y premiados tanto en Puerto Rico como internacionalmente. Su documental Los espejos del silencio (1989) ha sido incluido en la sección de Puerto Rico del Proyecto Iberoamericano de Arte, Museo, Archivos y Memoria. El Festival presentó más de 30 filmes en categorías de: apertura (el estreno del filme puertorriqueño Marcelo), clausura, opera prima, sección informática y oficial. Aparte de esto hubo siete cortometrajes locales y nueve internacionales. Como me suele suceder ahora que supuestamente soy dueña de mi tiempo por no tener un horario fijo de trabajo, estuve fuera de Puerto Rico y Vieques casi durante todo el Festival. Pero en mi viaje a Nueva York pude ver en el Quad Cinema el filme de Luxenburgo pero en verdad de Israel y Palestina, Tel Aviv on Fire y llegué a tiempo para la clausura con el maravilloso filme argentino, La Odisea de los Giles.

Tel Aviv on Fire, del director y guionista (junto a Dan Kleinman) palestino Sameh Zoabi, presenta una “comedia” con conflictos y normalidad en un Jerusalén amurallado, con puestos de control vigilados por el ejército israelí y un impedimento de movimiento que le subiría la fiebre a cualquiera. Pero dentro de esta aceptada normalidad (excepto cuando los habitantes de Gaza eligen hacer respetar sus derechos humanos) se crean otros espacios de cordialidad. En este caso es la producción de una telenovela tan famosa que tanto israelíes como palestinos no se la pierden. Salam Abbass (Kais Nashif) es sobrino del productor de la novela y, aunque no ha tenido experiencia previa, logra un trabajito haciendo de todo un poco hasta sugerir algunas líneas en el guion de la novela. Salam vive en Jerusalén, pero la novela se filma en Ramallah y cada vez que regresa a su casa tiene que pasar por el puesto de control israelí. Para hacerse más importante le informa al Capitán Assi Tzur que él es el guionista principal de la telenovela. Tzur conoce la historia porque su esposa, Maisa, no puede ser interrumpida cuando llega su hora y él tiene que oírla, verla y después escuchar los comentarios de las mujeres que se reúnen en su casa. Ya que esta inspección es diaria, Salam y Assi establecen una relación de colaboración donde uno contribuye al diálogo pero con amenazas de tener que incluir historias irreales y el otro escribe mensajes codificados a la joven de quien está enamorado. Salam tratará de complacer—con su propia visión de la realidad—a Assi, Rachel (la exigente protagonista de la telenovela), su tío, lxs seguidores de la novela y asegurar su futuro como escritor principal. Todo esto con un humor inteligente y perspicaz. 

Los filmes anteriores de Sameh Zoabi (Man Without a Cell Phone y Under the Same Sun) buscan los puntos de convergencia entre palestinos e israelíes ya que comparten el mismo territorio, aunque el poder esté en un solo lado. Su mirada sigue siendo conflictiva ya que son precisamente los problemas políticos los que oprimen a una población con quien tiene mucho más en común de lo que el gobierno y la sociedad quieren admitir. 

 

La Odisea de los Giles del director y co-guionista argentino Sebastián Borensztein, basado en la novela La noche de Usina, reúne un excelente reparto de veteranos y jóvenes para darnos una comedia deliciosa con discursos político-históricos ya que la trama se centra en 2001, cuando se descubre la debacle económica causada por Carlos Menem y su claque, seguida por leyes económicas opresoras como “el corralito”, la decisión gubernamental de congelar todas las cuentas bancarias y no permitir el retiro de dólares. Pero esto a quien afectó fue al ciudadano común y no a los grandes empresarios que ya habían sido alertados. El grupo afectado en este caso, los Giles (y cuando vean el filme sabrán por qué el nombre en plural), y que decide tomar acción lo componen Ricardo Darín como Fermín Perlassi, el de la idea de revivir la economía de su pueblo haciendo una cooperativa agrícola, junto a Luis Brandoni como Antonio Fontana, el anarquista Bakunino; Daniel Aráoz como Belaúnde, el Peronista radical; el exsoldado Medina (Carlos Belloso); los hermanos Gómez (Ale Gigena y Guillermo Jacubowicz); la empresaria Carmen (Rita Cortese) y su hijo rebelde Hernán (Marco Caponi). A estos se añade Rodrigo (Chino Darín), hijo de Fermín, quien ha tenido que dejar sus estudios para ayudar en el negocio casi quebrado de la familia. La persona que inspira a todos a la acción es Lidia Perlassi interpretada fabulosamente por Verónica Llinás.

Es precisamente el tono familiar y la cotidianidad lo que hace a este filme tan cercano. Aún el proyecto de la cooperativa no es algo lejano, sino todo lo contrario, muy posible dentro de las necesidades de la comunidad. Además, es una manera de separarse de las complicaciones e imposiciones del gobierno central argentino. Pero dentro de la seriedad de establecer un negocio que significa riesgos pero que trae unidad y esperanza, está el diario vivir expresado aquí con un diálogo exquisito para cada uno de los memorables personajes. Ricardo Darín puede ser el iniciador del proyecto y narrador del cuento, pero cada uno y una tiene espacios para expresar sus intereses, ser cuestionados, cambiar estrategias y formas de pensar—para resolver el problema del momento—y actuar de acuerdo a sus creencias. Los referentes a la historia argentina son más que claros: la dictadura militar con su persecución y destrucción, la guerra de las Malvinas y la experiencia del soldado común, el retorno de la “democracia” con la elección de Alfonsín, el surgimiento de un poderoso (pero con Menem, corrupto) Peronismo y, por supuesto, la corrupción y caída de los gobernantes del 2001 en adelante. No sé si se puede conseguir, pero ver el filme de 1983 de Héctor Olivera, No habrá más penas ni olvidos con Federico Luppi, daría un anticipo hermoso a Odisea de los Giles.

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