Gracias, Norberto

 

Rafah Acevedo/En Rojo

Los amantes de los libro y la lectura en Puerto Rico ha expresado su tristeza por el fallecimiento del amigo Norberto González, cuya importancia como promotor y pilar de esa industria aún está por aquilatarse debido a su enormidad. Y es que Norberto no solo forjó un espacio en el mundo de las librerías y la distribución de libros, sino que además ayudó a editoriales independientes a mantenerse y a ampliar sus catálogos. También escritoras y escritores fueron apadrinados por él. Y sus clientes lo recordarán con cariño por su sentido de servicio. Quizás lo más importante es que fue un maestro para muchos.

El escritor, periodista y profesor, Eugenio García Cuevas ha escrito: No recuerdo exactamente en qué año Norberto González abrió su Librería y luego Editorial Gaviota en la Ponce de León de Río Piedras. Sí recuerdo que antes de convertirse en un empresario exitoso de la frágil industria del libro en PR; a principio de la década del 80 Norberto González vendía y compraba libros usados en una furgoneta Ford frente de la Universidad Sagrado Corazón, en Santurce. Ahí lo conocí y empecé a comprarle libros. El Norberto que conocí no hablaba mucho, solo lo necesario. Siempre me pareció una persona honesta y justa. Luego alquiló un pequeño local al lado de la misma universidad para expandir el negocio y le seguí comprando libros. Tiene que haber sido en los años 90 cuando abrió una pequeña librería en Río Piedras en donde hoy se encuentra El Boricua. Le seguí comprando libros usados y nuevos. Cuando se mudó a la Ponce de León a un piso enorme de dos plantas continuó con el negocio de libros usados y aumentó la oferta de los nuevos. Siguió siendo justo, honesto y bonachón. Un por ciento considerable de mi biblioteca proviene de las librerías de Norberto desde los 80 hasta hoy día. Cuando hace unos años abrió Casa Norberto, en Plaza Las Américas, vino a llenar un vacío enorme que existía después del cierre de la librería Borders. Todas las veces que le llevé mis libros publicados siempre me pagaba inmediatamente en cheque o cash. Hace unas semanas que saludé por última vez a Norberto. Me ha sobrecogido enterarme de su fallecimiento. Una pérdida muy lamentable para Río Piedras y el libro en PR.

Tamara Yantín administra en Ponce la Librería El Candil, promotora de la cultura, nos consta su amistad y cariño por Norberto González. Sobre él ha dicho: “Sentir gratitud y no expresarla es como envolver un regalo y no entregarlo” -W. A. Ward. Conocí a Norberto mientras trabajé con el Lcdo. Pedro Malavet. Siempre tuvimos una relación cordial y con montones de chistes que solo entendíamos nosotros. Sus hermanas e hijos se reían de nuestras ocurrencias mientras negociábamos.

Cuando decidí abrir la librería El Candil, solo hubo una condición de su parte -la cual me reservo-. Tanto en los saludos como en las despedidas había una broma envuelta. Él me saludaba como Tamara “Santini” y yo le decía Norberto “Yulín”. Agradecida siempre.

El poeta y editor Carlos Roberto Gómez ha manifestado: Se ha despedido la gran columna del libro en Puerto Rico: Norberto González. Maestro, colega, amigo y faro. Ya no seremos los mismos, pero su ejemplo como librero, distribuidor, promotor y editor nos debe guiar. Pocos, como él, han sabido perdurar en un oficio tan necesario, uniendo honestidad, verticalidad, conocimiento, pasión, familiaridad y generosidad. Esto que acabo de escribir se lo decía en vida y él siempre se sonrojaba, como el alma sencilla y brillante que era. “Gracias, Robert…”, me decía. “Gracias, Norber…”, le digo.

Eugenio Ballou, editor, director de la editorial Folium se expresó de este modo: Cada librería tiene su personalidad, que seguro es una extension de la de sus libreros y empleados. La librería Norberto González en Río Piedras ha sido por muchos años punto de referencia de estudiantes, investigadores, bibliófilos, lectores ocasionales, y de la pequeña comunidad del mundo del libro en Puerto Rico: escritores,editores, distribuidores. Los bibliófilos encontramos en sus anaqueles libros queridos que hacía mucho tiempo habían desaparecido de circulación, o descubríamos algún volumen que desconocíamos. Esto era posible gracias a la visión de Norberto que guardaba en su famoso almacén los libros que los lectores futuros iban a necesitar. Los editores encontrábamos en Norberto un aliado que acogía y promovía el trabajo de nuestras editoriales. Los escritores, un editor que publicaba sus libros, muchos de los cuales son clásicos de nuestra literatura. Y los estudiantes de los colegios de Río Piedras buscan allí sus textos escolares a buen precio. No conozco a nadie que no sintiera por Norberto otra cosa que no fuera cariño, respeto y agradecimiento. Todos sabíamos en secreto de su generosidad con los jóvenes que se iniciaban en el mundo del libro en sus múltiples facetas. Puerto Rico ha perdido un gigante, un hombre generoso, trabajador, amable, solidario. Vaya a su familia y amigos un abrazo.

El escritor y librero, Luis Negrón, cuya librería La Esquina es un remanso, enunció estas palabras: La última vez que lo vi fue en la librería de Río Piedras cargando una caja de libros. Sé que le hará feliz que lo recuerde así, ejerciendo el oficio de librero al que le dedicó todo. Nos regaló su vida para que leyeramos, nos dió el fruto de su trabajo para apoyar los libros que fuimos capaces de imaginar. Nunca abandonó la amabilidad, ni la honestidad, ni la paciencia. En lo personal, lo consideré mi maestro y lo lloro porque sin él mi vida huebiese sido más dura. Nunca me dejó de apoyar. Me uno al dolor de su familia, tan buenos y amados como nuestro Norberto, al de sus empleados y al gremio de libreras y libreros quienes hoy también nos sentimos huérfanos.

Gracias Norberto por ayudarnos a soñar.

Me resta solo concurrir con las compañeras y compañeros que se han manifestado a través de los medios y las redes sociales. Norberto González fue amigo, maestro, honesto y solidario. Por eso nos duele su partida pero nos alegra su recuerdo y su legado.

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