Guerras híbridas en América Latina

Marcelo Barros/Especial para En Rojo

Parece tema para películas de espionaje de James Bond. Sin embargo, la realidad se revela más inverosímil que la ficción. En América Latina, cualquier persona medianamente informada sabe: Detrás de los golpes políticos que han derrumbado a gobiernos progresistas está la mano del Imperio. La inestabilidad política y la guerra de noticias fabricadas todos los días en los medios de comunicación contra gobiernos independientes son instrumentos sembrados por agentes del gobierno de los Estados Unidos. 

En el siglo XX, para garantizar su hegemonía en nuestro continente, el gobierno norteamericano daba apoyo directo a dictaduras militares y siempre que juzgaba necesario, invadía militarmente los países y asesinaba sus enemigos. Ahora en el siglo XXI, esta táctica es muy cara y no conveniente. Para desestabilizar aquellos que ellos consideran sus enemigos, el imperio usa manifestantes y insurgentes del propio país a ser tomado. Los medios de comunicación y las tecnologías digitales substituyen ataques armados, con un costo más reducido y resultado eficientes. Para aclarar esa nueva táctica política de los Estados Unidos, sus generales han propuesto los conceptos de revolución colorida y guerras no convencionales. Así fue hecho en Siria y Ucrania, donde fue suficiente crear una oposición nacional fuerte y pagar sus acciones, sin intervenir directamente. Andrew Korybko es periodista ruso, analista político y integrante del Consejo del Institute of Strategic Studies and Predictions. El explica el concepto de “guerra híbrida” en su libro Hibrid War: the indirect adaptative approach. To regime change, (Moscow Peoples Friendship University of Russia, 2015). Revela documentos en los cuales teóricos militares de los Estados Unidos proponen la guerra indirecta y convulsiones sociales para destruir gobiernos incómodos. En América Latina, eso tuvo éxito en diversos países. En Venezuela, el imperio financia la prensa, paga el bloqueo económico y suscita manifestaciones de oposición, pero no logra ganar la guerra casi directa, hecha a través de una elite que se pone a su servicio. 

El pueblo venezolano está, en su mayoría, consciente de que el gobierno bolivariano lo representa y es víctima de una campaña falsa. De todo el continente, movimientos sociales y comunidades se solidarizan al pueblo y al gobierno de Venezuela en su resistencia heroica. Como hace décadas, decían los indios de Chiapas, en el sur de México: “ En todas las luchas, somos más que vencedores porque no dejamos de soñar”. 

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