Homenaje a los creadores

 

Por Manuel de J. González/CLARIDAD

El cumpleaños de CLARIDAD es el 1ro de junio y en este 2020 la cuenta llega a 61. En esta fecha, de ordinario, se rinde homenaje a sus fundadores, pero hay otro tipo de “creador”, también muy ligado al origen de este periódico y a su desarrollo, a los que también debemos homenajear: los artistas. Fueron ellos los que en los años iniciales hicieron aportaciones esenciales para que el humilde boletín que prepararon Juan Mari Brás y César Andréu Iglesias, se convirtiera en un “periódico” que, siendo apetecible para la lectura, impactara nuestro país.

Portada de Yolanda Pastrana

En un artículo publicado en ocasión en 45 aniversario, Mari Brás narra su encuentro con un grupo de artistas aquel 1ro de junio de 1959. Tras concluir la impresión mimeografiada de su boletín, Juan y César salieron muy orondos para la galería La Pintaderade Hato Rey, donde nuestros mejores pintores y escritores tertuliaban. Tras mostrar el boletín, se escuchó a uno de los tertuliantes decirle al oído a su colega pintor Antonio Maldonado “¿Ya viste ese mamarracho?”. La respuesta de Maldonado, también escuchada por Mari Brás, fue un llamado a la colaboración: “Lo que César y Juan necesitan es que todos nosotros nos demos a la tarea de montarles su boletín, a partir de la próxima edición”. “Así”, escribió Mari Brás, “en un momento pudimos reclutar allí la más amplia gama de los mejores escritores y artistas de Puerto Rico para integrarse a la elaboración de CLARIDAD. El mamarracho inspiró a los artistas a la acción.”

Portada de Ivan Figueroa

La colaboración que allí nació sería crucial. Vuelvo al escrito de Mari Brás: “Las ediciones de la número dos a la veintiuno fueron muy desiguales en forma, contenido y periodicidad. La junta de redacción y el grupo de artistas gráficos variaba de edición en edición. Cuando aparecía Rubén Moreira para diseñar, salíamos con un formato muy profesional. Lo mismo ocurría cuando a Lorenzo Homar le daba con hacer caricaturas de Muñoz, Ferré o el obispo McManus, directamente sobre la mesa de emplanaje, en la oficinita del segundo piso de la Mueblería La Luz, mientras, al mismo tiempo, mantenía alguna polémica sobre temas muy diversos, con René Marqués o con Millito Díaz Valcárcel. Y, claro está, si Carlos Raquel Rivera venía a estrenar en CLARIDADalgunos de sus grabados más controvertibles – como Huracán del Norte o Elecciones coloniales – la edición salía echando fuego, con más impacto que una ametralladora.”

Portada Ivan Figueroa

 

La primera junta editorial de este periódico, crucial para que tras el doloroso nacimiento la publicación pudiera estabilizarse, incluye a varios de los principales artistas y escritores de la época. Allí estaban los escritores René Marqués, Francisco Manrique Cabrera y Emilio Díaz Valcárcel, junto a los pintores Lorenzo Homar, Carlos Raquel Rivera, Antonio Maldonado y Carlos Osorio. Gracias al trabajo de estos artistas, y los de la siguiente generación que también se integraron, CLARIDAD ha sido desde entonces un instrumento indispensable y efectivo para el trabajo cultural. Todas las luchas que se desarrollan en una colonia – denunciando su naturaleza y buscando superarla – son importantes, pero entre todas ellas la lucha cultural sobresale.

Portada de Lorenzo Homar

 

La más perniciosa acción del colonialismo es la que se manifiesta contra el mismo ser del colonizado, para empequeñecerlo e impedirle su desarrollo. En todo momento, para que sus objetivos no se vean amenazados, el colonizador busca crear y mantener una persona insegura, de identidad indefinida. Así impulsa su objetivo general más importante que es impedir el nacimiento de “un pueblo”, que empieza cuando se desarrolla la capacidad para actuar de forma colectiva.

 

Lo que llamamos “identidad” no es otra cosa que el sentido de pertenencia a un colectivo social, un “pueblo”, que, desarrollando su propia personalidad, se diferencia de todos los demás. En las sociedades coloniales ese pueblo nace con dificultad, trabajosamente y, en su desarrollo, la labor cultural juega un papel fundamental. Es el pueblo mismo el que produce sus creadores, pero luego éstos, en dialéctica salvadora, impulsan al colectivo.

Porta Celia Mariana Romano

En Puerto Rico aún no se ha reconocido en todo lo que vale al grupo de creadores culturales que llamamos “la generación del ‘50”, aquellos que llegaron a la “mayoría de edad creativa” en un momento crucial de nuestro devenir como pueblo. El impacto de la literatura y de la plástica desarrollada en ese momento, por artistas parapetados en diferentes trincheras, resultó crucial para que nuestro país enfrentara toda la ofensiva cultural que, de forma masiva, comenzó a llegar desde el Norte, buscando desfigurarnos. En buena medida gracias a ellos, no sólo se enfrentó con éxito la ofensiva cultural e ideológica que llegó de mil formas a través de los nuevos medios de comunicación, sino que también crecimos como pueblo.

 

Cito a uno de aquellos creadores culturales, José A. Torres Martinó: “En la elaboración de la conciencia nacional de un pueblo suelen colaborar con el liderato político los demás intelectuales de las ciencias y las artes, particularmente los creadores – músicos, poetas, dramaturgos, narradores, artistas plásticos -, todos actuando protagónicamente sobre el fondo multitudinario, receptivo, interactuante del propio pueblo. Ha sido esa la experiencia del pueblo puertorriqueño.”

 

“Si Puerto Rico sobrevive como entidad nacional,” continúa Torres Martinó, “si no ha desaparecido como pueblo, se debe en no poca medida a las luchas culturales que se intensificaron durante la segunda mitad de este siglo. En esas campañas agónicas, las artes plásticas han ocupado una tenaz trinchera defensiva.”

Desde su humilde nacimiento en 1959 y a lo largo de la trabajosa existencia que desde entonces ha tenido, CLARIDAD ha sido parte importante de esa lucha cultural. Los integrantes de la gloriosa generación del ’50 estuvieron en todo momento con el periódico. Luego llegaron sus discípulos, que todavía están.

 

 

 

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