ÌFÉ original tributo a la Rumba

Recuerdo que tan pronto finalizó el primer concierto de ÌFÉ, celebrado hace algunos meses en el Viejo San Juan, tuve la necesidad de comunicarles a los músicos mi experiencia como espectadora. “Sentí esos cánticos en el corazón. Me transporté a mis raíces”, les expresé. Sinceramente, la atmósfera de sonido innovador que propone esta agrupación puertorriqueña es capaz de conectar a los receptores y receptoras con su propia espiritualidad.

Ese evento fue el inicio de una gira por varias ciudades de Europa y Estados Unidos, así como la motivación para continuar creando temas y formar un primer LP de nueve sencillos variados: Preludio (Ejiogbe), Bangah (Pico y pala), Yumavision Umbo (Come Down), House of Love (Ogbe Yekun), 3 Mujeres (Iború Iboya Ibosheshé), Prayer for Oduduwa (Para Merceditas), Higher Love y Yari Gemmini (Beyi La).

Bangah es el tema principal del disco. Basado en la interpretación que el director musical hace sobre el Orisha Ogún (dios de la guerra en la religión Yoruba), está descrito como “un grito de guerra para la libertad; una declaración musical de independencia; un sonido del machete, del rostro de la determinación y el rechazo al miedo en cualquier nivel personal”.

El pasado sábado 18, en el Shorty Castro en Santurce, ÌFÉ se presentó nuevamente ante un público que ya se ha ido convirtiendo en fanático de este grupo que funde diferentes ritmos afrocaribeños con el beat moderno electrónico y los ecos ancestrales de la religión Yoruba.

Hay algo que distingue este proyecto: es cadencia, conexión con lo ancestral, fuerza e innovación en cada arreglo musical. Sin duda, es la ejecutoria de los músicos: Rafael Maya (percusionista y fundador del grupo de bomba Desde Cero), Jhan Lee Aponte (percusionista e integrante del grupo Yuba Iré), Beto Torrens (percusionista e integrante de La Quilombera), Anthony Sierra y Yarimir Cabán “Mima”.

En 2015, la agrupación hizo su debut en la escena local independiente con el vídeo musical del tema 3 Mujeres. Y es que luego de haber colaborado con los proyectos musicales de Mima, Cultura Profética y Calma Carmona, el reconocido músico y productor estadounidense Mark Underwood – asentado en Puerto Rico desde finales de los ’90 – quiso formar su propio concepto musical. Lo denominó ÌFÉ porque esa palabra yoruba encierra la idea del proyecto.

“El nombre se refiere a la antigua ciudad Ilé Ifé, cuna de la religión Yoruba. ÌFÉ se traduce como “amor” y también “expansión”. Así que en una sola palabra tengo precisamente de dónde quería venir: ÌFÉ, a love supreme”, explicó Underwood. “Expansión” porque hay que abrir las fronteras, unir la música moderna con la estructura de la tradicional, “porque me encanta lo que la tecnología puede hacer hoy en día… Así que dije: voy a añadirle sensores electrónicos a los tambores”, continuó.

Tras iniciarse como sacerdote yoruba en Cuba y adoptar el nombre de Otura Mun, junto a los músicos antes mencionados, Underwood ha logrado llamar la atención de un sinnúmero de plataformas musicales importantes local e internacionalmente, las cuales han promocionado la nueva agrupación por diferentes medios digitales.

“Nunca diría que estoy tocando Rumba. Primero que nada, esa música tiene sus propias reglas y estructuras. La gente que la toca se lo toma muy, muy en serio. Lo que yo estoy haciendo es usar elementos del lenguaje de la Rumba. Por supuesto que le estoy rindiendo tributo a esa música – Mark estudió unos años el género para conocer la historia, las raíces –, pero no diría que es Rumba. Creo que lo que se escucha en el sonido es el marco musical de ese género, que es lo antiguo, pero expresado con un alfabeto distinto”, aclaró Underwood.

Esta nueva experiencia acústica de Mark Underwood, producto de la trayectoria afrocaribeña que emprendió en Puerto Rico cuando llegó a finales de los ’90 y que continuó en Cuba, lo ha llenado en términos espirituales y musicales.

Uno de los objetivos de ÌFÉ es transmitir mensajes de amor, esperanza, espiritualidad y transformación utilizando como fondo la mezcla de peculiares sonidos. Según comentó el director, con la música que hacen pretenden entablar un diálogo que trascienda las fronteras diaspóricas, los estereotipos raciales y religiosos, y que propicie la problematización de los sistemas de control que a gran escala nos manejan.

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