Iglesia y diversidad sexual

Especial para En Rojo

Estos días, la Iglesia católica ocupa titulares de la prensa internacional. El 17 de junio, el obispo Paul Gallagher, responsable en el Vaticano de las relaciones con otros Estados, entregó a la Embajada de Italia ante la Santa Sede una nota en la cual pide al gobierno italiano que rechace una ley que está para ser votada por el Senado; ley que considera la homofobia como delito y declara ilegal cualquier manifestación cultural, política o religiosa que incite a discriminaciones sexuales y a la homofobia. Según el Vaticano, impedir que escuelas católicas y parroquias prediquen contra la diversidad sexual atenta contra la libertad religiosa. El gobierno italiano respondió: «Italia es un país laico.

En estos días, en Washington, los obispos estadounidenses aprobaron por mayoría un documento que excluye de la comunión eucarística a católicos favorables a cualquier tipo de aborto, incluso el terapéutico. Para muchos obispos del país, desde la elección de Joe Biden, esta es la cuestión importante.

Muchos obispos nunca han negado la comunión a personas racistas y a presidentes que provocan guerras y matan miles de personas, pero alucinan cuando el tema es aborto, unión gay o moral sexual. En todo el mundo, obispos y sacerdotes son, en su mayoría, personas éticas y rectas. Sin embargo, en la estructura del clero hay una preocupación por apariencias y un moralismo hipócrita que no favorecen el testimonio del Evangelio.

No se pueden aplicar literalmente los preceptos tribales de la cultura antigua a las realidades actuales. En nuestros días, pocos grupos cristianos se manifiestan en contra de la transfusión de sangre porque la Biblia lo prohíbe. Nadie defiende la esclavitud porque la Biblia la permite. ¿Cómo explicar que todavía haya obispos y sacerdotes que utilicen argumentos bíblicos para justificar homofobia?

Jesús acusa de pecado a los religiosos del templo, pero sobre ética sexual, no habló. Ningún texto del Antiguo o del Nuevo Testamento trata de homoafectividad o de ética sexual. En diversas ocasiones, sanó personas consideradas impuras. Restableció su salud física y las reintegró en la comunidad. Hoy las Iglesias tienen obligación de hacer eso con las personas LGBTQI+. No se trata de perdonarlas porque non han cometido ningún pecado. Trátase de hacer justicia y reconocer la identidad de géneros y la diversidad sexual como bienes, instrumentos de humanización y contribución importante para la construcción de la fraternidad humana.

El autor es monje benedictino y ha escrito más de 40 libros.

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