José Martí y el ballet: a propósito de la celebración del Día Internaciomal de la Danza: 29 de abril

 

Por Silvia María Alberti Cayro/ Especial para En Rojo

Comienzan estas páginas, presentando la definición de una voz que identifica al alto grado de las artes danzarías: el ballet. Esto desde dos tipos de recursos de. Información: la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, más conocida como Enciclopedia Espasa-Calpe y el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

 

La Enciclopedia:

Los orígenes del ballet son a la vez populares (danza morisca, danza de los matachines, canciones de baile, danzas de figuras) y cortesanos o palaciegos (baja danza, baile noble, «invenciones», mascar…

El ballet es una disciplina en la que la danza constituye el único medio a través del cual se representa la acción dramática, aunque para ello puedan intervenir otras áreas de las artes escénicas, com…

La música puede ser escrita expresamente para un montaje determinado o bien se puede adaptar una partitura ya existente a un argumento.

Ballet Nacional de Cuba (compañía de ballet). La Revolución cubana prestaría todo su apoyo institucional a la iniciativa que tomaría el nombre definitivo de Ballet Nacional de Cuba (1959).

¿Cómo define el Diccionario la Real Academia el término ballet?

Voz francesa, masculina. 1. Danza clásica de conjunto, representada sobre un escenario. II  Música para ballet. II 3. Compañía de ballet.

¿Cuál es el uso, en la lengua española, del vocablo?

ballet[balé] (del francés ballet; pl. ballets [balés]) masculino.Espectáculo de baile artístico en que participa un conjunto de bailarines. => Danza. Obra musical compuesta para este espectáculo. Compañía de bailarines que lleva a cabo este tipo de representaciones.

Una vez que se ha tratado la significación y uso del vocablo ballet, son mostradas las referencias en la obra escrita de José Martí:

Según refiere Blanchie Zacharie de Baralt en El Martí que yo conocí, él leyó el libro Les femmes du temps passé, de Arsène Houssaye, publicado en París, Imprimerie Bonaventure et Ducessois. 1863. La descripción del libro es: carpeta dura. 17,8 x 26,8 cm, de 440 páginas, finamente grabado.

A partir de la lectura del libro, apareció en sus escritos Marie-Anne Cupis de Camargo, conocida por La Camargo (Marie-Anne de Cupis Camargo, (Bruselas, 1710-París, 1770).  Martí copió la evocación del autor del libro: “Nunca una cierva en su matinal alegría tuvo movimientos más vivos y caprichosos; nunca un gamo herido por el cazador saltó con más fuerza y con más gracia”. Su retrato fue realizado a partir de La Camargobailando, un cuadro de Nicolas Lancret.

En “Heredia”, publicado en El Economista Americano, Nueva York, julio de 1888, hace referencia a “la fugaz belleza de María Pautret”.

En “Heredia”, discurso pronunciado en Hardman Hall, Nueva York, el 30 de noviembre de 1889: “(…) A la libertad y a la patria, las amó como amó  (…) a la andaluza María Pautret”.

En una de las “Cartas de verano” para el periódico El Partido Liberal, de México, aparece una alusión a otra artista de la danza a la que Martí denominó simplemente ”Madama Malvina”. Da una pista de quién pudiera tratarse, es que esa persona dominaba la técnica clásica, cuyo vocabulario el Maestro reflejo: “Otra levanta una clase de baile aéreo, entre los jóvenes de ‘lo mejor’, y van a donde Madana Malvina, huésped de un hotel del pueblo, a que se les enseñe el paso de entre dos, y el paso batido, y el otro paso animado que acaba echando por tierra con la punta del pie los sombreros”. (Rey, 2015, 72). Martí aludió a otra bailarina “de academia” que actuó en Nueva York en 1886, de ella solo dijo que provenía de Boston. En enero de ese año escribió: “En lo artístico, apenas hay una tentativa de crear ópera americana, con partitura de [Hermann] Goetz, sopranos de Berlín, tenor de Rusia, bajo inglés, y bailarina de Boston […]” (Vitier, 1982, p. 100-101). En octubre volvió a referirse a la bailarina –pudiera tratarse de la misma persona- sin aportar elemento nuevo: “acá se ha surcido una compañía de Ópera americana, compuesta de alemanes, franceses, suecos, italianos, y una bailarina de Boston. (…) (Méndez, 1953, p. 19). Bailarinas de nombre Malvina en tiempos de Martí c. 1890 fueron: Malvina Bartoletti, francesa y Malvina Cavallazzi, italiana. Les Ravel, la notable compañía francesa que lleva en su nombre heredado de sus fundadores franceses reunió en su quehacer la gimnástica, la pantomima, el circo, el vodevil y la danza, en 1883, Martí escribió: “y aplauden como en títeres o pantomima rabelesca [sic], a los corredores de bolsas”. (Martí, 9, p. 456). En 1889 señalaría: “¡esto tiene algo, dice uno, de pantomimas de Rabeles! [sic]: siempre sale el payaso de debajo de la mesa”. (Martí, 12, p. 339). Les Ravel presentaron en Cuba, la obra cumbre de la Era Romántica: Giselle, el 14 de febrero de 1849 en el Gran Teatro de Tacón. Gracias a este grupo, los cubanos conocieron, del baile teatral: Paquita, La bella Paquereta, El diablo enamorado…, y a notables bailarines: Harriet Wells,

Gionana Ciocca, Celestina Frank e Iraida Mathias.

El ballet se reflejó en la pintura y llegó a la obra martiana por medio de las creaciones de Edgar Degas, quien fue un pintor y escultor francés, nacido el 19 de julio de 1834 y falleció el 27 de septiembre de 1917.

Profundo conocedor del impresionismo, comentó: “[…] las Bailarinasde Degas, el cuadro atrevido que levantó tormenta, y en el que unas cuantas manchas de color que parecen desleídas con el dedo, reproducen fielmente el vago y vaporoso espectáculo que en noches de fiesta presentan los bastidores de un teatro de baile”. (Martí, 19, p. 22) Además, expresó: ”los elementos puestos a hervir por el Creador, les lleva [a los impresionistas] por irresistible simpatía por ángeles caídos del arte con los ángeles caídos de la existencia, a pintar con ternura fraternal, y con brutal soberano enojo, la miseria en que viven los humildes. ¡Esas son las bailarinas hambrientas!” Martí, 24, p. 94).

Cuadro inspirado, de cierta manera en el bailable conocido como “El baile de las monjas muertas” de la ópera, Robert le diable, deGiacomo

El baile de Roberto, de Degas, repugna al principio. ¿Eso es arte, esa mancha negra? Sí eso es arte: porque de ahi, según se va mirando, surgen cabezas humanas, tipos conocidos, la historia banal y sombría de todas las noches y sin que haya color rojo, se siente la sangre. No es nada: el cuadro cabe en una mano. Es la primera fila de lunetas, que asiste al baile de Roberto el Diablo. Tres, seis cabezas surgen de la sombra de la parte baja del cuadro, cada una es un vicio! Son las que van a ver de cerca. Este cerdoso y abrutado; el otro replete, como el que tiene a quien ver en la escena; otro, un vejete picaresco, de labios belfudos, cejas espesas, ojos centellantes, cabellera revuelta; otro es un bello mozo; allá en el fondo, como columnas de humo, las sombras danzan. (1)

A Excelsior, con coreografía  de Luigi Manzotti, música de  Romualdo Marenco, presentada en el Niblo’s Garden de Nueva York, en 1883, Martí le dedicó dos trabajos periodísticos, el primero está extraviado. El titulado “México en Excelsior”, publicado en La América, en octubre de 1883 refiere:

Los lectores de La América conocen, porque en nuestro número de junio se lo describimos, el baile sunruoso que como un himno cantado por los colores y los miembros armoniosos del cuerpo humano a las conquistas del hombre sobre la Naturaleza, Han dispuesto, con  notable alcance en el pensamiento y lujo en la forma, sus afortunados autores. (2)

Gracias a Excelsior, por primera vez en la historia de la danza subieron a escena temas relativos a la ciencia y a la técnica. José Martí pudo presenciar la obra en New York en 1883 y escribió una crónica para el diario La América de esa ciudad, en octubre de aquel año, donde la califica la obra como  baile suntuoso que, como un himno cantado por los colores y los miembros armoniosos del cuerpo humano a las conquistas del hombre sobre la Naturaleza, han dispuesto, con notable alcance en el pensamiento y lujo en la forma, sus afortunados autores”.

Elogia especialmente;  “un curioso baile de a cuatro […] en que la Civilización, en saya corta, y la Luz, con casco y largo manto relumbrantes, disputan a un cruel señor de esclavos, azuzado por el genio negro de la Oscuridad, un pobre siervo desnudo y maltrecho, con quien la Civilización, al cabo victoriosa, baila en conyugal abandono el paso de la igualdad y de la paz”. Precisamente ese dúo de la Civilización y el siervo es el que pudimos contemplar en la función reciente, aunque separado de su contexto original.

Excelsior es un ballet en dos actos y once escenas, concebido por el coreógrafo italiano Luigi Manzotti, sobre música de Romualdo Marenco, dedicado al desarrollo de la ciencia y el progreso de la humanidad, que deben ayudar a derrotar al Oscurantismo y la guerra. La obra partía de un estilo deliberadamente alegórico, en el que sus personajes encarnaban la Electricidad, la Ciencia, las Artes y otras abstracciones, en un espectáculo de formato grandioso. Estrenado en 1881 en el Teatro La Scala de Milán, pronto se difundió por el mundo. En París hubo que concluir en 1883 a toda velocidad el Teatro Eden para estrenar esta obra, de la que se ofrecieron 300 representaciones y así mismo fue un suceso en Madrid, New York, Buenos Aires.

 

Por último, agradezco la posibilidad de presentar la información a Francisco Rey Alfonso, autor de Incendio de alma:José Martí y la danza, publicado por el Centro de Estudios Martianos en 2015. Un epígrafe del cuarto capítulo: El ballet en tiempos de José Martí, fue desarrollado entre las páginas 67 y 69. A su autor le fue otorgado el Premio Anual de Investigación Cultural, de 2010 del Instituto de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana “Juan Marinello”.

Aún queda camino por recorrer para ofrecer información acerca del ballet a los lectores de CLARIDAD.

 

Referencias
José Martí. (1998). “Correspondencia particular para El Partido Liberal” , Nuevos escritos desconocidos de José Martí. Escenas norteamericanas, Carlos Ripoll (Presentación y Notas). Nueva York: Editorial Dos Ríos, 19-20.
(2) José Martí. (2011). “México en Excelsior”. OCED, 18, 187.
Bibliografía
Martí, J. (2000). “Heredia” (Dos exponentes con títulos homónimos). Obras Completas. Edición digital. La Habana: Centro de Estudios Martianos y Karisma Digital, 5, 134, 173; 9, 456; 12, 339.
Real Academia Española. (2014). Diccionario de la Lengua Española. Madrid: Autor, a/g, 269.
Rey Alfonso, F. (2015). Incendio de alma: José Martí y la danza. La Habana: Centro de Estudios Martianos, 67-86, 149
Sanderso, L. “Marie Taglioni the Italian Ballerina (1804-1884)”.Dancer on wings: Marie Taglioni . Life in Italy. Recuperado de https://www.lifeinitaly.com/heroes-villains/marie-taglioni.asp
Zacharie de Baralt, B. (1980). El Martí que yo conocí. La Habana: Centro de Estudios Martianos y Editorial de Ciencias Sociales, 47 – 48.

Comentarios a:silviamalberty@gmail.com

La autora es investigadora independiente de la vida y de la obra de José Martí.

 

 

 

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