Juan en el pensamiento, Juan presente

Escribo estas líneas el día del 8vo aniversario del fallecimiento del querido Juan Mari Brás, siempre presente en nuestra lucha y en nuestras angustias de lucha. Es lamentable pero a la vez una realidad que antes de comprender a cabalidad el significado y peso de sus grandes figuras, los pueblos muchas veces dejan pasar el tiempo y mayormente es retrospectivamente que se reconoce su lugar en la historia. Quizás sea el caso de Mari Brás.

En términos históricos, los ocho años desde aquel 10 de septiembre son un abrir y cerrar de ojos. A la vez, diez años trajeron a Puerto Rico profundos cambios en muchos ámbitos, la profundización de la crisis económica, de la deuda pública, de la condición social de nuestro pueblo y una mayor deformación de nuestro sistema político. Trajeron el recientemente recrudecimiento de nuestra condición colonial al imponérsenos la nefasta junta de control fiscal.

A pesar del tiempo que pasará para que se valore en su justa perspectiva la prolífica obra revolucionaria de Mari Brás a favor de la independencia de Puerto Rico, de nuestro pueblo y de nuestro continente, al presente para muchos(as) las lecciones de primera mano que aprendimos de Mari Brás siguen siendo referente de nuestras luchas actuales.

En mi caso particular, tuve el privilegio de conocer de su trabajo, sus ideas y su gran oratoria desde que tenía 17 años y lo escuché hablar en el Centro de Aspira del Bronx en 1969, antes del despertar en mí la conciencia de la necesidad del cambio y el papel de ser humano como motor de las transformaciones en la sociedad a pesar de las instituciones y el dominio ideológico adversas al mismo.

Luego, al integrarme de lleno en la lucha por la Independencia a través de la Misión Bolívar Márquez de la base del Movimiento Pro-Independencia (MPI) en El Barrio en Nueva York, conocí más de cerca la figura de Mari Brás. A través de mis años en aquella etapa de lucha y con la transición casi inmediatamente después de mi integración del MPI al Partido Socialista Puertorriqueño, tuve múltiples ocasiones de escucharlo sobre una gran diversidad de temas relacionados a nuestra lucha y asuntos continentales e internacionales. Al cabo de los años, al integrarme de lleno en la lucha internacional, en particular en Naciones Unidas, tuve todo su apoyo lo que me permitió el aprendizaje que necesitaba permitiendo que la lucha siguera siendo mi escuela

Cuando decidí que tomando en cuenta mi compromiso con la lucha, tenía que tener más conocimiento estudié Derecho. Decidí que donde quería estudiar era en la Facultad de Derecho Eugenio María de Hostos en Mayagüez, su ciudad natal donde ayudó a fundar esa institución de avanzada de enseñanza con una visión del Derecho desde la perspectiva hostosiana de la escuela sociológica del Derecho. Ahí tuve la oportunidad de estudiar con él al tomar al menos ocho cursos que él impartía, además de lograr más conocimiento para mis labores de lucha, en particular, a nivel internacional.

Durante ese período, al ser su asistente en su práctica legal, en algunos proyectos políticos y en la producción de uno de sus libros (Abriendo Caminos) tuve la oportunidad de conocer más de cerca el ser humano, luchador y pensador extraordinario que fue Mari Brás hasta su último suspiro. Al examinar lo que se adjudican como sus deficiencias, ésas no precluyen sus cualidades de valentía y arrojo y es lamentable que su vehemencia y estilo de dirección se confundan con arrogancia, lo que no estaba entre sus defectos, que sí tenía, pues sus calidades incluían la sensibilidad y humildad.

A ocho años de su desaparición, su ejemplo es un haber de nuestra lucha que debe guiarnos para mantenernos firmes y por encima de la política barata que nos rodea. A ocho años de la desaparición de Mari Brás, la crisis actual, empeorada por María y los traumas que nos trajo, nuestra resistencia, incluyendo la resistencia cultural y por nuestra identidad. Con ella y mucha lucha reverdecerá y crecerá nuestra lucha por la soberanía e independencia hasta que haya justicia para Puerto Rico.

Uno de los privilegios de la lucha es conocer a tantos seres humanos extraordinariamente luchadores(as), entre quienes se destaca Juan Mari.

Artículo anteriorTransformación que conduce al retroceso
Artículo siguientePor la Independencia