Kafka o la fragilidad

 

Por Freddy Aracena Pérez/Especial para En Rojo

Safe upon the solid rock the ugly houses stand:

Come and see my shining palace built upon the sand!

Edna St. Vincent Millay

1- La obra de Franz Kafka puede ser considerada un emblema de la fragilidad. Nuestras vidas penden de un hilo que puede romperse en cualquier momento. En ese sentido, todos somos como el trapecista que ha decidido vivir, día y noche, en el trapecio de un circo. Organizar la vida propia sobre una cuerda es vivir en un esfuerzo constante por mantener el equilibrio.

Resulta que muchos de los personajes de Kafka nos enseñan lo que sucede cuando se pierde el equilibrio. Por ejemplo, en El desaparecidoKarl Rossmann es expulsado a una extraña América “porque una criada lo había seducido y había tenido un hijo con él”, y en Un médico ruralel narrador contesta un “falso llamado” que lo obliga a sacrificar a su querida Rosa sólo para experimentar la impotencia ante su paciente.

No siempre el lector conoce la causa de la caída o la condena. La vida de Joseph K. cambia dramáticamente el día de su trigésimo cumpleaños cuando “sin que hubiera hecho nada malo, una mañana lo arrestaron”. Es también justo en una mañana que Gregorio Samsa descubre que se ha convertido en “un monstruoso insecto”. Evidenciando que el despertar es el momento más peligroso del día.

*2- En un texto póstumo D.W. Winnicott describe un rasgo significativo que ha podido identificar en algunos de sus pacientes: el “miedo al derrumbe” (breakdown). Partiendo de su teoría del proceso de maduración que debe atravesar todo individuo desde la dependencia absoluta, hasta la dependencia relativa y, finalmente, a la independencia, gracias al sostén del ambiente facilitador, Winnicott propone que el miedo al derrumbe es “el miedo a un derrumbe ya experimentado”. Se trataría, por lo tanto, del miedo a una “agonía original” que se padeció en la etapa de la dependencia absoluta y en la cual el ambiente facilitador no fue deficiente sino atormentador. En el fundamento de las organizaciones defensivas (estructuras clínicas) estaría la experiencia impensable del vacío. Concluye filosóficamente Winnicott: “sólo a partir de la no-existencia, la existencia puede comenzar”. La no-existencia en la existencia es la fragilidad.

*3- De una carta de Kafka a su editor (julio, 1917): “Voy a renunciar a mi empleo […] me casaré y me iré de Praga, quizá a Berlín…”. No renunció a su empleo, no se casó, no se fue de Praga, no fue a Berlín.

De un poema de Leopoldo María Panero: “Adelgazar en una calle de Praga”.

La existencia como no-existencia también es fragilidad.

*4- Se podría afirmar que el derrumbe que ya tuvo lugarno es otro que el desamparo (Hilflosigkeit) vislumbrado por Sigmund Freud para describir la condición original del ser humano al nacer. El desamparo es el nombre freudiano para designar la fragilidad constitucional del ser humano. No obstante, el desamparo no es una etapa de desarrollo que se supera y se deja atrás. Nos dice Freud que la señal de angustia, afecto que no engaña según Lacan, tendrá precisamente como modelo la “enorme perturbación económica” que el feto experimentó en el acto del nacimiento. Cada momento de angustia sería la réplica de esa angustia originaria: nacer en fragilidad. Por eso, en cada momento de desamparo volvemos a nacer.

*5- La amenaza de ser aniquilado en cualquier momento es consustancial a la fragilidad. Por ejemplo, la ciudad donde se empezó a construir la torre de Babel, nos dice Kafka en una de sus narraciones, tiene en su escudo un puño. ¿La explicación de dicha imagen? “La nostalgia hacia el enunciado día en el que la ciudad sería aniquilada por cinco golpes breves y sucesivamente descargados sobre ella por un puño gigantesco”. No deja de ser irónico que sea precisamente en el escudo de la ciudad donde se represente su destrucción inminente que provendrá de los cielos. En lo que nos protege está lo que nos destruye.

*6- Que el lugar donde nos refugiamos de los peligros del mundo exterior puede ser también nuestra perdición lo expresó Kafka al decir que Praga, la ciudad donde nació y vivió, era “mi prisión, mi fortaleza”. Algo similar ocurre en el cuento La construccióndonde el narrador, un animal subterráneo, aparentemente un topo, nos cuenta cómo ha construido su madriguera a la cual nombra como “la obra”. Las múltiples cavilaciones sobre las entradas falsas, los túneles construidos y por construir y el estado de las distintas galerías no le permiten obtener tranquilidad. Mientras más busca protegerse mayor es el temor que siente. Finalmente, comienza a escuchar un leve siseo, intermitente y misterioso, que parece anunciarle que todos los intentos de construir un lugar donde salvaguardarse están condenados al fracaso: “soy el que duerme mientras el Malvado vigila”.

En 1919, cuatro años antes de la redacción de La construcción, Freud escribió un ensaño titulado Das Unheimlichtraducido como Lo siniestroo Lo ominoso. En dicho texto podemos leer lo siguiente: “lo ominoso es aquella variedad de lo terrorífico que se remonta a lo consabido de antiguo, a lo familiar desde hace largo tiempo”. Lo ominoso es lo terrorífico bajo el rostro de lo familiar. Es cuando nuestro propio hogar se trasforma en un lugar inhóspito. Interesantemente, Heidegger en Ser y tiempode 1927 al describir la angustia nos dirá que en ella experimentamos lo inhóspito, el “no estar en su casa” (Un-heim), donde se quebranta nuestra familiaridad con el mundo circundante y somos reducidos a nuestra facticidad. Debe señalarse que en 1966 Heidegger le mencionó a Agamben que de lo poco que había leído de Kafka le había impresionado precisamente el cuento de La construcción. Del filósofo alemán también sabemos que afirmó que construir es una forma de habitar y habitar una manera de ser de los mortales que se manifiesta en el cuidar. ¿Qué sucede cuando de lo más íntimo proviene aquello que nos agobia? ¿Qué hacer cuando el hogar se vuelve inhóspito? ¿Dónde se habita cuando se construye en la incertidumbre? ¿Cómo protegernos de ese siseo que no podemos dejar de escuchar?

*7- Es quizá en La condenadonde la irrupción de lo que aniquila es descrita de la forma más contundente posible.Georg Bendemann, luego de escribir una carta para anunciar su compromiso de matrimonio a un amigo, es interpelado por su padre, quien primero niega la existencia de dicho amigo, y luego afirma que ha estado ayudando en secreto a ese amigo a quien considera que su hijo ha traicionado. Finalmente, el padre da su veredicto: “Es cierto que eras un niño inocente, pero mucho más cierto que también fuiste un ser diabólico. Y por lo tanto escúchame: ahora te condeno a morir ahogado”. Incapaz de desobedecer, Georg es expulsado de la habitación de su padre, sale corriendo por la calle hasta que llega a un puente y se tira al agua. El puño gigantesco del padre, la instantaneidad de la aniquilación.

*8- ¿Quién era el amigo de Georg Bendemann cuyo nombre nunca es mencionado? La pregunta cobra sentido cuando recordamos que la redacción de La condenasignificó para Kafka un hito en su desarrollo como escritor. El 23 de septiembre de 1912, Kafka escribe en su Diariolo siguiente: “Esta narración La condena, la he escrito de un tirón, durante la noche del 22 al 23, entre las diez de la noche y la seis de la mañana […] Solo asíse puede escribir, solo con esa cohesión, con esa apertura total de cuerpo y alma”. A partir de entonces la escritura, el insomnio y la entrada en un estado entre la vigilia y el sueño serán las condiciones materiales que darán sostén a las grandes narraciones kafkianas. Por cierto, también añade: “naturalmente, recordé a Freud en un pasaje”. Después de todo, la médula del cuento es el conflicto entre un hijo y un padre. “Conozco muy bien a tu amigo. Habría sido para mí un hijo predilecto”. Aparentemente estamos ante un caso de diplopía.

*9- La fragilidad, en este caso del propio Kafka y no de uno de sus personajes, está expuesta en la conocida Carta al padrede 1919. El texto en cuestión es una carta de contenido autobiográfico que Kafka escribió para su padre luego del fracaso de su tercer compromiso de matrimonio. En dicha carta, Kafka explica el miedo a su padre y las secuelas que ha tenido en su carácter y en su vida: “frente a ti, yo había perdido la confianza en mí mismo, adquiriendo en su lugar un inmenso sentimiento de culpa”. Por otro lado, le confiesa a su padre que lo que escribía trataba de él.  De hecho, el tema de la aniquilación que observamos en La condenatambién se hace presente en la carta: “habría podido suponer que tú me aplastarías simplemente de un pisotón, que no quedaría nada de mi”. Particularmente llama la atención el recuerdo de haber sido sacado de la cama a mitad de la noche y puesto en el balcón por un rato como castigo a sus lloriqueos al pedir agua. “Lo para mi natural de aquel absurdo pedir-agua y lo inusitado y horrible del ser-llevado-fuera, yo, dado mi carácter, nunca pude combinarlo bien. Todavía años después sufría pensando angustiado que aquel hombre gigantesco, mi padre, la última instancia, pudiese venir casi sin motivo y llevarme de la cama al balcón, y que yo, no era absolutamente nada para él”. El estar bajo el yugo de leyes que no se conocen o de una autoridad trascendente y caprichosa es una constante de las narraciones kafkianas. Se podría decir que la Carta al padrees al resto de la obra de Kafka como una mise en abyme, una escena dentro de una escena que con su metalenguaje dice la verdad del escenario donde se despliegan los personajes, o en términos psicoanalíticos, el fantasma fundamental que sostiene el despliegue de las fantasías.

Kafka no entregó la carta a su padre y su padre nunca la leyó. El profundo autoanálisis de Kafka no le permitió superar la inhibición, pasar al acto. No todas las cartas llegan a su destino. Sprachlosigkeit.

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10- ¿Qué pone al descubierto la fragilidad? Que “el hombre es un animal de nacimiento prematuro” nos diría Jacques Lacan; fenómeno que se ha nombrado “fetalización”. En esta coyuntura resultan bienvenidas las asombrosas especulaciones de Ludwig Bolk para quien el animal humano no proviene de un primate adulto sino del feto de un primate que logró la capacidad de reproducirse. Consideraciones como estas han llevado a Giorgio Agamben a afirmar que la antropogénesis, o sea, el proceso de humanización no es un proceso concluido sino permanentemente abierto. El animal humano debe luchar para mantener su humanidad en todo momento y en cualquier instante la puede perder.

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11- Perder la forma humana es la amenaza que pende sobre cada uno de nosotros y es la prueba que deben soportar algunos de los personajes de Kafka. En primer lugar, claro está, Gregorio Samsa de la novela corta La transformaciónconvertido en un “monstruoso insecto” (ungeheuren Ungeziefer). Se ha especulado mucho, quizás demasiado, sobre el tipo de criatura en el cual se convierte Samsa al despertar una mañana. Antes de publicar el texto, cuando leía el manuscrito a sus amigos, Kafka nunca les reveló el título de su obra, por lo cual sus allegados se refieren a ésta como la “historia del piojo”. Cabe recordar lo contundente que fue con su editor a quien le advirtió que, en la ilustración del libro, no se debía mostrar al insecto, “no debe aparecer ni siquiera de lejos”. ¿Cucaracha? ¿Escarabajo? Poco importa, lo cierto es que Kafka no escribió Insektsino Ungeziefer que aplica a una variada gama de alimañas y que se refiere a criaturas «no aptas para el sacrificio». Como nos recuerda el personaje de Tardewski de la novela Respiraciónartificialde Ricardo Piglia, Ungezieferes la palabra “con que los nazis designarían a los detenidos en los campos de concentración”. Precisamente de eso trata La transformación: de un brusco salto a un estado de deshumanización. Sabemos que eso fue lo que se puso en escena en los campos de concentración. En este punto el testimonio de Primo Levi en Si esto es un hombre sobre los llamados “musulmanes” no tiene parangón. El “musulmán” es aquel que ha sido vencido completamente por la maquinaria nazi, “un hombre demacrado, con la cabeza inclinada y las espaldas encorvadas, en cuya cara y en cuyos ojos no se puede leer ni una huella de pensamiento”. De los musulmanes, que también son llamados “los hundidos”, se dice que no se saben si están vivos o muertos. Son sujetos que han ido a esa zona que Lacan nombraba “entre-dos-muertes”, donde el asesinato simbólico precede al biológico, una zona en la cual no se puede estar por mucho tiempo.

Más allá de la forma-humana lo inhumano da testimonio de su humanidad. La fragilidad sólo puede dar testimonios.

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12- Un caso particular es el personaje llamado Odradek del cuento La preocupación de un padre de familia. Odradek es un ser mitad humano y mitad cosa, o para ser exactos, es una bobina de hilo compuesto por fragmentos de diferente naturaleza con dos patas y la facultad de moverse con gran agilidad. Odradek puede comunicarse, pero lo hace como lo podría hacer un niño. Por otro lado, es un ser inmortal y la preocupación del narrador, que es un padre de familia, es que Odradek le sobreviva después de su muerte y acompañe a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Odradek es un ser inofensivo por lo cual en la narración no está claro la razón de la preocupación del padre.

El padre de Georg Bendemann, el padre de Gregorio Samsa, el padre de Kafka; todos los hijos mueren primero que el padre. Odradek es inmortal. Nos surge la tentación de proponer que Odradek es el espectrode Gregorio Samsa y Gregorio Samsa la rencarnaciónde Georg Bendemann. Teniendo esto en consideración resulta oportuna la propuesta de Walter Benjamin quien afirma que “Odradek es la forma que las cosas adoptan en el olvido. A saber: están desfiguradas”. Los recuerdos y los espectros se nos presentan como seres desfigurados que reclaman nuestra atención. Piénsese, por ejemplo, en el cazador Gracchus cuyo fantasma viaja “por todos los países de la tierra” y en el animal mitad gato mitad cordero de Un cruzamiento, el cual el narrador ha obtenido como “herencia” y para el cual “el cuchillo del carnicero fuese una liberación”.

Según una tradición judía es precisamente en los seres desfigurados y torcidos donde se hayan las semillas del Reino mesiánico. En el último día de la historia lo torcido será puesto derecho y lo olvidado finalmente recordado en su plenitud.

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13- Estos seres deformes, sin forma humana, o cuya forma de seres una espectral, nos recuerda lo que Aby Warburg llamaba nachleben,las supervivencias, el tipo de “vida” que adquieren los objetos culturales o las expresiones artísticas cuando su contexto histórico desaparece pero ellas sobrevivenanacrónicamente en nuestro presente. Estamos rodeados de espectros. Lo podemos leer en la última novela que W. G. Sebald escribió antes de morir en un accidente automovilístico: “…Evan hablaba de difuntos a los que la suerte había golpeado a destiempo, se sabían engañados en algo que les correspondía y ansiaban volver a la vida. Quien tuviera ojos para ello, decía Evan, podía verlos no pocas veces. A primera vista parecían gente normal, pero, si se los miraba más atentamente, su rostro se desdibujaba o titilaba un poco en los márgenes. Además, eran por lo general un palmo más pequeño de lo que habían sido en vida, porque la experiencia de la muerte, afirmaba Evan, nos disminuye, lo mismo que un trozo de paño encoge cuando se lava por primera vez”.

Ontología espectral de la fragilidad.

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14- ¿Perder la forma humana o devenir-animal? No deja de ser curioso que mientras las tres grandes novelas de Kafka (La trilogía de la soledadsegún Max Brod) están escritas en tercera persona, las fábulas kafkianas están escritas en primera persona. Devenir-animal como línea de fuga no para escapar del padre sino para encontrar un camino que el padre no encontró, esa es la propuesta interpretativa de Gilles Deleuze y Félix Guattari en su antiedípico libro sobre Kafka. Devenir-animal es también devenir-invisible ante la máquina abstracta del campo social. Ese es el caso de Josefina, la rata cantora cuyo arte es cuestionado por quien parece ser el representante del pueblo de los ratones. Resulta que a pesar del poder del canto de Josefina, su voz no se distingue de un “mero chillido”, similar al “sonido inaudito” de la voz de Gregorio Samsa el cual es “un doloroso e irreprimible pitido” o la risa de Odradek que “suena de una forma parecida al crujido de las hojas caídas”. Se trata, nos dice Mara Negrón, de “un resto de animalidad en el lenguaje” que hace que “el artista siempre hable una lengua intraducible”. El sujeto de la enunciación del devenir-animal recuerdan también al poema de Paul Celan titulado Tubinga, enerodonde un Hölderlin pronuncia desde la torre de su locura estas palabras:

 

Si viniera,

si viniera un hombre,

si viniera un hombre al mundo, hoy, con,

la barba de luz de

los patriarcas: debería,

si hablara de este tiempo,

debería

sólo balbucir y balbucir,

siempre-, siempre-,

asíasí.

(“Pallaksch. Pallaksch”.)

 

El tiempo de hoy exige un lenguaje asemántico, una lengua desterritorializada que cuando se trasforma en escritura resulta en una “literatura menor”. Según Deleuze y Guattari, se trata de una literatura con tres características: es una literatura que una minoría realiza dentro de una lengua mayor, es una literatura donde cada problema individual es inmediatamente político y es una literatura que funciona como dispositivo colectivo de enunciación, porque “la literatura es cosa del pueblo”.  Como podemos leer en Investigaciones de un perro: “Retirado, solitario, ocupado en investigaciones sin esperanza, aunque para mi indispensable, así vivo, pero sin perder de vista mi pueblo”. En este caso la enunciación más personal es un caso particular de una enunciación colectiva. La literatura es un problema del pueblo porque es también un reloj con la hora adelantada, por eso afirma Tardewski que Kafka “estaba atento al murmullo enfermizo de la historia” y como fue un profeta, sus personajes balbucean.

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15- En Theodor W. Adorno también encontramos una lectura política de la obra de Kafka, pero sin la necesidad de tener que desvincularse del psicoanálisis como hacen Deleuze y Guattari. Por el contrario, Adorno encuentra cierta semejanza entre “el investigador del inconsciente” y el “parabólico de la impenetrabilidad”. Incluso, llega a atribuirla a Kafka lo que muchos atribuyen a Lacan: “sustraer el psicoanálisis de la psicología”. No obstante, marca la diferencia entre ambos. “En vez de sanar la neurosis Kafka busca en ella la fuerza salvadora, que es la del conocimiento: las heridas que la sociedad infiere en el individuo son leídas por este como cifra de la no-verdad social, como negativo de la verdad”. Adorno parece hacer alusión a la narración En la colonia penitenciariaque Kafka escribió en octubre de 1914 y que leyó “con perfecta indiferencia” en noviembre de 1916 en una galería de Múnich donde se cuenta que se percibía un olor a sangre y una señora se desmayó a mitad de la lectura. La prensa calificó la actividad como “repugnante” y el editor de Kafka se negó en un principio a publicar su texto. En esta novela corta podemos leer la experiencia de un viajero en una isla donde lo colonial, lo militar y lo burocrático se vuelven indiscernibles. Un oficial le explica al viajero la máquina singular con la cual se ejerce la “justicia” en la isla. Se trata de un aparato que escribe en el cuerpo del acusado la orden que ha trasgredido. El acusado no conoce su condena hasta que el rastrillo del aparato la escribe en su cuerpo. Todo acusado es siempre culpable y, por lo tanto, no necesita defensa; su juez es también su verdugo. Esta triple alianza entre la ley, la escritura y el cuerpo llevó al antropólogo anarquista Pierre Clastres a reflexionar sobre la tortura como uno de los medios en que las sociedades imprimen el sello de su ley en los cuerpos: “la ley escrita en el cuerpo es un recuerdo inolvidable”. Sin lugar a duda, como afirmó Elías Canetti “De todos los poetas, Kafka es el mejor experto del poder. Lo vivió y le dio forma en todos sus aspectos”. Es desde el punto de vista de la fragilidad que el poder se presenta en toda su obscena vulgaridad. Razón por la cual es desde la perspectiva de los oprimidos que tenemos acceso a los mecanismos que mueven el mundo y su historia. Como nos recuerda Adorno: “Kafka pone bajo la lupa los indicios de porquería que dejan los dedos del poder en la edición de lujo del libro de la vida”. La fragilidad de los personajes de Kafka se enfrenta a la no-verdad social no intentado contradecirla, sino haciendo que el poder confiese lo que es. El orden social es tan falso que para refutarlo sólo hay que darle la razón.

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16- Si bien es la fragilidad lo que devela la naturaleza del poder, ésta no puede ser confundida con la sumisión. Como argumenta Michael Löwy, si bien en Kafka encontramos la mejor exposición de la autocracia paterna y la tiranía, éstas no pueden existir sin la sumisión. El mayor defecto, nos dice Kafka según Löwy, es la obediencia: “no se puede evitar la tiranía paterna, pero obedecer ciegamente sus órdenes es una forma de suicidio”. Es evidentemente el caso de Georg Bendemann, pero también de Joseph K. En el primer capítulo de El procesose nos informa que K. ha sido arrestado, no obstante, puede seguir su vida con normalidad. Es el propio K. quien es movido por un sentimiento de culpa hacia el tribual. Por eso resulta posible imaginar un escenario en el cual K. simplemente ignorase su orden de arresto. Después de todo, en la escena de la catedral el sacerdote le dice: “El tribunal no quiere nada de ti. Te toma cuando llegas y te deja cuando te vas”. En este punto Kafka coincide con La Boètie el peor de los males es la servidumbre voluntaria. Es quizá por esto que uno de sus libros favoritos era Memorias de un revolucionariode Kropotkin y en 1915 quedó fascinado a tal punto por las Memorias de una socialistade Lily Braun que le regaló un ejemplar a su mejor amigo, a una de sus hermanas y a su prometida. Finalmente, no puede pasarse por alto la última ocupación de Kafka, y el empleo donde se desempeñó la mayor parte de su vida adulta, fue en la Mutualidad de Seguros y Accidentes Laborales de Praga donde redactaba informes y documentos para prevenir accidentes. Esta es una de sus reflexiones sobre los obreros a los cuales atendía: “Con qué humildad vienen a pedirnos las cosas. En lugar de tomar la mutualidad al asalto y hacerlo todo trizas”. Por más tiránico que sea el poder su naturaleza parasitaria hace que necesite de la cooperación de quienes aplasta. Es la lucha entre el proletario y el capitalista que se da dentrodel capital.

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17- En la obra de Kafka hay dos personajes que se destacan por su oposición a la sumisión y la obediencia. Uno es Peter el Rojo, el simio de Informe para una academia, y el otro es el agrimensor K. de El castillo. En el primer caso encontramos la historia de un simio que narra cómo dejó atrás su forma natural para devenir-humano. Esto le ha permitido no la libertad (Freiheit) sino la “salida” (Ausweg) de su jaula. En el segundo, el esfuerzo titánico pero impotente de un extranjero para ser reconocido por las autoridades de la aldea a la cual ha llegado. En ambos casos se trata de un mismo movimiento hacia la emancipación, en el primer caso de forma dañada (Peter el Rojo debe reprimir su simiedad para vivir entre los hombres) mientras que la segunda queda en suspenso (K. nunca llega a las autoridades que le darían la autorización para vivir en el pueblo).

El castilloes quizás la obra maestra de Kafka, la cual fue llevada al cine de forma impecable por Michael Haneke, y es en palabras de Adorno, “el Infierno desde el punto de vista de la redención”, una “parábola sin clave”. El pueblo donde llega el agrimensor K. pertenece al castillo y, por lo tanto, para estar en el pueblo necesita la autorización del castillo. K. intentará durante toda la novela poder entrevistarse con un funcionario de nombre Klamm bajo cuya autoridad se encuentra. “No pido favores al castillo, sino mi derecho” dice K.; una demanda que se demostrará imposible por una telaraña burocrática en la que quedará prisionero. Resulta significativo la total ausencia en la narrativa de quien es la autoridad máxima del pueblo, el señor conde de Westwest.

Fue Albert Camus el primero en señalar la continuidad entre las dos grandes novelas de Kafka: “El procesoy El castillono marchan en el mismo sentido. Se complementan [..] El procesoplantea un problema que resuelve El castilloen cierta medida”. Mientras Joseph K. es aplastado lentamente por un poder que desconoce y que termina por aniquilarlo “como un perro”, el agrimensor K. de forma arrogante y descarada, dirige un ataque directo, aunque fútil, a las fuerzas que niegan su existencia. Los dos lados de una misma moneda: el polo pasivo y el polo activo. Por eso ha propuesto Roberto Calasso que El castilloes el bardode Joseph K. El bardo, como se describe en El libro tibetano de los muertos,es el “estado intermedio” o “estado de transición” entre la muerte y el próximo nacimiento. Lo cual abona a las interpretaciones teológicas de la obra de Kafka. Se trataría evidentemente de una teología negativa ya que en ambos casos la autoridad última queda oscurecida en una niebla impenetrable. Esto nos lleva a pensar en un breve texto de Jean Paul Richter cuyo título lo dice todo: Desde lo alto del edificio del mundo, Cristo, muerto, proclama que Dios no existe.

Aquellos que busquen en Kafka una metafísica o una teología, aunque negativa, deberían dirigirse a los llamados Cuadernos en octavo, una serie de apuntes y aforismos que Kafka redactó en la aldea de Zürau en 1917 luego de un terrible vómito de sangre que le anunciaría la enfermedad que lo llevará a la muerte en 1924 a los cuarentaiún años de edad (tuberculosis laríngea). Ahí podemos leer: “El cielo es mudo, sólo al mudo le hace eco”. Un silencio responde a otro silencio. Espejo frente a espejo.

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18- “Kafkiano” es un adjetivo reconocido por la Real Academia Española y alude a algo perteneciente o relativo a Franz Kafka, que tiene rasgos característicos de la obra de Kafka o dicho de una situación absurda, angustiosa. Como categoría estética, lo kafkianoviene a sumarse y a distinguirse de otras categorías como lo sublime, lo fantástico, y lo ominoso. Lo cual quiere decir que Kafka descubrió y describió un campo de la experiencia que anterior a su obra nos era desconocido y de ahí su carácter visionario. El decir de Kafka ha quedado inscrito en el lenguaje y nos ha permitido nombrar cierto reparto de lo sensible. Ahora bien, resulta que Franz no se consideraba un “Kafka”. Como podemos leer en su Carta al padreel “elemento Kafka” significaba para él todas las características de su padre: conciencia de fuerza, carácter tiránico, volumen de voz, fortaleza, autocomplacencia, tenacidad, sentimiento de superioridad, voluntad de conquista, etcétera. Por el contario, Franz se percibía mas bien como un Löwy, o sea, con la línea materna. Franz Löwy, por lo tanto, y no Franz Kafka. No obstante, Franz, mediante su escritura, logró asumir el patronímico que había heredado a su pesar y simultáneamente transformarlo para hacerlo decir otra cosa, un decir que ha quedado inscrito en la literatura universal y en los lenguajes de los pueblos.

En esta transvaloración (Umwertung) del significante “Kafka” se puede apreciar la realización en el ámbito de la escritura de aquello que resulta ser la apuesta de todo psicoanálisis: asumir y trasformar lo que hemos heredado para poder vivir con mayor lucidez.  Se desconoce cuán familiarizado estaba Kafka con la teoría de Freud, lo cierto es que expresó su insatisfacción con la misma. Posiblemente porque Kafka entendía, a pesar de lo dicho en su carta al padre, que su sufrimiento era de carácter espiritual y sólo podía ser trabajado en el espacio literario. De cualquier manera, se trata de dos ámbitos donde la fragilidad puede mostrarse sin el riesgo de provocar la voluntad de poder. Tanto en el psicoanálisis como en la literatura, la fragilidad es lo que se expone para liberarla de lo que la traba.

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19- “Sólo soy literatura y no puedo ni quiero ser otra cosa”. La frase la podemos leer en uno de los diarios que Kafka escribió entre 1910 y 1923. Los Diariosde Kafka son el laboratorio de su escritura, en ellos podemos encontrar descripciones de eventos cotidianos, esbozo de cuentos y narraciones, reflexiones personales de alto contenido filosófico, un sinnúmero de sueños oníricos y apuntes de lecturas realizadas. No obstante, el centro de gravedad de los Diarioses siempre la escritura. ¿Qué era la escritura para Kafka? Se tiene la impresión de que debió ser algo así como una transmutación, el trabajo de un alquimista consigo mismo. Kafka no buscaba los aplausos sino representar su “fantástica vida interior” y “elevar el mundo hasta lo puro, lo verdadero, lo inmutable”. Como le expresó a Janouch en una de sus conversaciones, escribir era “elevar a la vida infinita lo que es perecedero y está aislado, al terreno de la ley lo que pertenece al azar”. Como afirma Maurice Blanchot en la escritura asistimos a la sustitución del “Yo” por el “Él”. Por lo cual se podría afirmar que el imperativo categórico de la literatura sería algo así como Donde Yo estaba, Él debe advenir. Se trataría de un proceso de objetivación donde los fantasmas personales se cosifican en la impersonalidad del lenguaje que deviene imagen. La escritura nos libera al despersonalizarnos de nuestro mundo interno. De la experienciadel “Yo sufro” se pasa a la representaciónde “Él sufre”, o sea, no soy Yo quien sufre sino Él. Son los personajes quienes encarnan nuestros afectos y nuestros conflictos. Parecería como si la literatura llevara a cabo el reino mesiánico descrito por Walter Benjamin: “Entre los sabios se cuenta una historia sobre el mundo por venir que dice: allí todo será justo como aquí. Como ahora es nuestra estancia, así será el mundo por venir. Donde ahora duerme nuestro niño, allí dormirá también en el otro mundo. Y aquello que nos ponemos en este mundo, lo llevaremos también allá. Todo será como ahora, sólo que un poco diverso”. Por eso dice que el Mesías “no cambiará el mundo con violencia, sino que apenas lo retocará”. Una tesis similar la encontramos en el buddhismo zen que afirma la identidad entre lo absoluto y el mundo tal y como es: samsara es nirvana y nirvana es samsara. También viene a la mente una hermosa descripción hecha por Kafka en 1920 cuando recordaba cómo siendo un estudiante universitario fue a sentarse en la ladera del monte San Lorenzo a repasar los deseos que tenía ante la vida de los cuales se destaca el deseo de lograr una particular visión “…donde la vida no perdiese nada de la pesada caída y del ascenso que le son connaturales, pero a la vez y sin menoscabo de esa nitidez, se la descubriese como una nada, como un sueño, como una fluctuación. Un bello deseo […] Vendría a ser como el deseo de ensamblar una mesa con toda la escrupulosidad del oficio y a la vez no hacer nada; pero no como para dar  pie a decir: ‘La carpintería no significa nada para él’, sino: ‘Para él la carpintería es carpintería cabal y a la vez no significa nada’; con lo cual el trabajo de carpintería terminaría siendo más atrevido, más resuelto, más real y, si quieres, más disparatado”. Esa es la fuerza mesiánica (messianische Kraft) de la escritura, la promesa de la literatura, el gran teatro de Oklahoma.

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20- En la esquina de una calle, Karl vio un cartel con el siguiente anuncio:«¡En el hipódromo de Clayton se contrata hoy, desde las seis de la mañana hasta medianoche, personal para el teatro de Oklahoma! ¡El gran teatro de Oklahoma os llama! ¡Solo hoy os llama, solo una vez! ¡Quien pierda la oportunidad ahora, la habrá perdido para siempre! ¡Quien piense en su futuro es de los nuestros! ¡Todo el mundo es bienvenido! ¡Quien quiera ser artista, que se presente! ¡Somos el teatro que puede emplear a todos, a cada uno en su puesto! ¡Felicitamos ya a quien se decida por nosotros! ¡Pero daos prisa, para que podáis entrar antes de medianoche! ¡A las doce se cerrará todo, para no abrirse más! ¡Maldito sea quien no nos crea! ¡Hacia Clayton!».

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21- Nos enseña Maurice Blanchot que en Kafka existe un fuerte vínculo entre la escritura y la muerte. No sólo porque un gran número de los protagonistas de las narraciones de Kafka concluyen sus respectivos periplos con la muerte, sino por el vínculo intrínseco entre el lenguaje y la aniquilación. Ese vínculo ya lo había indicado Hegel al escribir que “El primer acto, mediante el cual Adán se hizo amo de los animales, fue imponerles un nombre, vale decir que los aniquiló en su existencia (en tanto que existentes)”. Por su parte, Lacan nos dirá que: “La palabra es la muerte de la cosa”. Recientemente Agamben ha propuesto que la negatividad a la cual aluden Hegel y Lacan no es otra cosa que el “tener-lugar” del lenguaje. Algo que podemos apreciar en la utilización de verbo “verreden” por el narrador de Investigaciones de un perroel cual significa, según Mara Negrón, “contar para disolver por medio de la narración” o “hacer desaparecer por medio del lenguaje”. De hecho, para Kafka parecería que no hay acceso al lenguaje, a la palabra o la escritura sin la mediación de la muerte. “Lo mejor que he escrito hasta ahora, nos dice Kafka, se basa en la capacidad de poder morir contento”. La escritura significa soberanía ante la muerte. En la escritura la muerte habla a través de la vida y la vida se sostiene en la muerte. Como resume Blanchot: “Escribir para poder morir. Morir para poder escribir”. Atravesamiento de umbrales. En cierto fragmento Kafka afirma que para escribir necesita aislarse no como un “ermitaño” sino un “muerto”. Kafka no escribía desde las profundidades del sueño sino desde las profundidades de la muerte, desde la distorsión que el lenguaje provoca en la vida. Ahora bien, este vínculo entre la escritura y la muerte no era para Kafka algo positivo, por el contrario, indica un malestar con la vida, señala que la relación con lo que nos rodea y con lo que hemos vivido está quebrada. No obstante, fue en esa hendidura donde alojó su existencia: “No me aparto de los hombres para vivir en paz, sino para poder morir en paz”. Como explica Blanchot: “se retira del mundo para escribir y escribe para morir en paz”. Todos somos seres mortales, pero para el escritor no es suficiente con ser mortal, él debe volverse mortal en la escritura. Blanchot lo resume de la siguiente manera: “El escritor es entonces el que escribe para poder morir y el que tiene su capacidad de escribir por una relación anticipada con la muerte”. En asumir nuestro ser-para-la-muerte se manifiesta la fragilidad que nos constituye.

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22- “Una vez me rompí la pierna, fue la más hermosa experiencia de mi vida”. Frágil es aquello que se puede romper con facilidad. Contemplemos nuestro entorno. Todo es frágil, todo es fácil de romper. Nuestros vínculos con el otro, el recuerdo de los muertos que llevamos en nosotros, el mundo en que habitamos, nuestro propio cuerpo, todo se rompe. La fragilidad del ser es nombrada en el buddhismo como anityaen sánscrito y aniccaen pali, su traducción es impermanencia. Nada es permanente. No hay ente sin ser, cierto, pero tampoco hay ser sin no-ser. “La forma es vacío, el vacío es forma” podemos leer en el Sutra del corazón. Todo es transitorio. Lainsoportable fragilidad del serse podría decir. A pesar del dolor que nos puede causar saber que no podemos aferrarnos a nada, es la transitoriedad lo que precisamente les da valor a nuestras vidas. Es lo que afirma Freud: la transitoriedad no desvaloriza lo bello, sino que aumenta su valor. “El valor de la transitoriedad es el de la escasez en el tiempo”. La finitud es lo que hace que consideremos nuestra vida y la de los otros como algo precioso. Léase el cuento El inmortalde J. L. Borges para hacerse una idea de esto. Goethe, referente de Freud y de Kafka, lo había dicho de esta manera: “Compadezco a los hombres que se lamentan de la caducidad de las cosas y se pierden en la contemplación de la nulidad de este mundo. Estamos aquí precisamente para tornar imperecedero lo perecedero; y esto puede suceder solo si se saben valorar ambas cosas”. Tesis que comparte también R. M. Rilke quien en la novena de las Elegías de Duinoescribió:

 

Unavez

cada cosa, solo unavez. Unavez y ya no más. Y

nosotros también

unavez. Nunca más. Pero este

haber sido unavez, aunque solo unavez:

haber sido terrestre, no parece revocable

Estamos tal vez aquípara decir: casa,

puente, surtidos, puerta, cántaro, árbol frutal, ventana,

todo lo más: columna, torre… pero para decir, compréndelo

oh para decirasí, como ni las mismas cosas nunca

en su intimidad pensaron ser.

 

Vivimos en perpetuo luto, estamos siempre en duelo, siempre nos estamos despidiendo, pero a la vez, siempre estamos recibiendo a los nuevos invitados, convocando a lo que se aproxima, llamando: ven. Nostalgia, anhelo y re-petición. El tiempo es la fractura que el no-ser realiza en el ser y la fragilidad la reconciliación de ambos momentos en la memoria y en la palabra. Ya sea en la literatura, en la escucha analítica o en las múltiples formas de escritura (escritura de colores, escritura de sonido, escritura de imágenes, escritura de gestos) la tarea es siempre la misma, dar cobijo a la fragilidad, construir una constelación de letras entorno a una voz que se rompe.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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