La AEE aborta el proyecto de generadores

 

Por Cándida Cotto/CLARIDAD

ccotto@claridadpuertorico.com

Luego de que durante meses la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) insistiera ante el Negociado de Energía (NEPR) en la necesidad de alquilar generadores a un costo de $70 millones mensuales para la Planta de Costa Sur, este pasado viernes (30 de mayo), el director ejecutivo, José Ortiz, hizo el sorpresivo anuncio de que la AEE había determinado abortar el proceso.

Según reseñó el periódico El Nuevo Dia, Ortiz dijo que, de momento, aunque tenían los proponentes, no iban a ejercer la generación de emergencia porque la AEE tenía alrededor de 800 megavatios de más para suplir la demanda de los meses pico.

Ante el anuncio, Myrna Conty, la activista y miembro de la Alianza para la Energía Renovable Ahora (AERA), una de las organizaciones ambientales comunitarias que intervinieron en el proceso de examen en el NEPR, reclamó que el retiro del proyecto responde a la presión que hicieron los grupos, “sobre ese tumbe que le iban hacer al pueblo de Puerto Rico de $70 millones mensuales. Si no, se hubiera salido con las de él, (se refiere al director ejecutivo de la AEE).  No fue la Autoridad, fuimos nosotros, y me indigna que ahora la AEE quiere coger el crédito”.  Recordó además que fue la Alianza la que puso sobre aviso al NEPR. Para Conty, la resolución de reconsideración emitida por el Negociado es lo que parece haber hecho desistir a la AEE del uso de los generadores.

En su edición pasada, CLARIDADdio a conocer sobre la resolución del NEPR, en la que la entidad reguladora le advirtió a la AEE que no tenía facultad para otorgar ningún contrato de generación temporera y además le impuso entregar informes sobre los trabajos de reparación de Costa Sur cada 15 días. También le indicó que las casas aseguradoras estaban prestas a desembolsar los $25 millones que cuesta la reparación.

El anuncio de Ortiz llama la atención ante el hecho de que la compañía New Fortress Energy (NFE), la principal competidora de la solicitud de propuesta de la AEE, importó a la isla generadores (NFE) a un costo de $20 millones cada uno. Estos se mantienen en el  muelle de San Juan, mediante un contrato de arrendamiento con la Autoridad de Puertos (AP) concedido en el 2018 por los próximos 20 años.

foto suministrada

“De todas maneras, hay que estar velando porque no confío en esa gente. Si llegaron aquí esos generadores, no es que tengan dinero para botar. Estamos muy pendientes, alertas a lo que va a pasar con esto. Queremos que la Autoridad revoque la solicitud de propuesta, queremos transparencia”, declaró Conty.

En tanto, Ángel Figueroa Jaramillo, el presidente de la UTIER (Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego) reaccionó a CLARIDAD: “Como advertimos, desde el primer momento los generadores no eran necesarios; pero lo que permitió ese cambio fue la evidencia y argumentos presentados en la moción de reconsideración a la Comisión de Energía por parte de grupos ambientales y la UTIER. Otro robo frustrado”.

Mientras, el licenciado Pedro Sadeé Lloréns, representante legal de los grupos ambientales comunitarios que junto a la UTIEER intervinieron ante el NEPR contra el proyecto, insistió en que es necesario llevar a cabo una investigación respecto a la acción de la AEE.

Sadeé Lloréns fue enfático en requerir que la AEE públicamente diga qué le hace desistir del proyecto, el porqué del cambio y de su inconsistencia: “Esto no se puede quedar así. ¿Cómo es posible que la AEE haya solicitado una aprobación para algo así, que insista en reuniones y escritos sometidos que es necesario y haya dado un giro inconsistente. Ortiz dijo ahora que tenía 800 megavatios de reserva y ante el Negociado de Energía estuvo diciendo todo lo contrario”.

Fotos suministradas

El representante legal planteó que la investigación debe estar dirigida a descubrir si hubo negligencia, a cómo la AEE sometió documentación y alegaciones de manera consistente ante el NEPR; si hubo un cabildeo e información privilegiada de parte de la AEE hacia NFE, ya que a todas luces es la que importó las maquinas e invirtió millones de dólares, y si la comisionada residente presionó de alguna manera en el transcurso del proceso.

El licenciado Sadeé se refiere a expresiones de la comisionada residente, Jennifer González, divulgadas en la nota de ElNuevo Díaen el sentido de que abandonar la propuesta o volver a empezar creaba el peligro de que el tiempo que tardaba la reparación de Costa Sur, “se pasaran meses o años con un sistema eléctrico en la mayor precariedad”.

Sobre la ejecutoria de la AEE, Sadeé Lloréns denunció que las mismas características de agresividad de impulsar el gas en lugar de la energía renovable, que han señalado los grupos ambientales, se ven ahora con más claridad.

La gestión de la AEE ante el NEPR comenzó el 30 de enero de este año con una vista técnica en la que dijo que necesitaba generar 500 megavatios. Entre el 12 y 25 de febrero sometió documentos oficiales procurando que se aprobara la solicitud de propuesta (RP) y argumentando que el alquiler de los generadores hacía falta debido a que la reparación de Costa Sur podría tomar un año. Ahora se sabe que la reparación estará lista en agosto.

En marzo 3, el NEPR le aprobó a la AEE una RP condicionada. El 25 de marzo, los grupos comunitarios sometieron el primero de sus varios escritos demostrando que la generación no era necesaria. El 30 de abril, se celebró otra vista en donde la AEE continuó insistiendo en la necesidad del alquiler de la generación. El 7 de mayo, sometió otro escrito, aunque tibio, insistiendo.  El 15 de abril, se reveló la existencia de las plantas generadoras en los muelles.

A la luz de estos acontecimientos, Sadeé Lloréns hace un llamado a estar atentos a que a estas alturas la AEE no haya querido aclarar de quiénes son los generadores, ni NFE tampoco. Además cuestiona “qué información de adentro tenía ya NFE para tomar ese riesgo, de esa manera”.  El licenciado insistió en la necesidad de una investigación.

Artículo anteriorNo me quitan lo baila’o: El Último Baile
Artículo siguienteEDITORIAL: Una historia de racismo mortal