La Bohemia Surreal de Joe Louis

Desde Sylvia Rexach hasta sus propias composiciones, pasando por El Topo (Antonio Cabán Vale), Silvio Rodríguez, Lucecita Benítez, Roy Brown y La Lupe, cantando adentro y afuera, con acompañamiento musical y sin él: una serenata móvil de emociones políticas y amorosas en la calurosa noche tropical. El viernes 7 de julio de 2017 el joven cantautor e intérprete Joe Louis presentó Bohemia surreal en la Casa de Cultura Ruth Hernández Torres en Río Piedras con el auspicio del Municipio Autónomo de San Juan. La extraordinaria velada contó con la participación de un nutrido grupo de colaboradores y de un público sumamente entusiasta, que se lanzó al pleno disfrute de esta innovadora propuesta, mezcla de “teatralidad, bohemia, psicodelia, surrealismo e improvisación vocal”. El poético recorrido incluyó hasta danza contemporánea.

Joe Louis es un joven cantautor de Ciales, estudiante en el Departamento de Drama de la Facultad de Humanidades y en el Programa de Información y Periodismo de la Escuela de Comunicaciones de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. En su obra, intenta rescatar tradiciones musicales y poéticas autóctonas, por ejemplo las del poeta cialeño Juan Antonio Corretjer. Ha triunfado recientemente como solista al igual que con su banda Joe Louis y los bohemios, como señala Xavier Valcárcel en su artículo “Las 10 de Joe Louis” publicado en la revista cibernética Con Sabor a Coco el 5 de abril de este año. Asistir a uno de sus conciertos es una revelación; según Valcárcel, “Fue entonces cuando conocí la dimensión de su talento en escena, de los matices de su voz entre el desenfreno y la nostalgia, de su estilo glamoroso y su no sé qué de androginia. Al verlo, vi de inmediato —aunque a futuro— el desarrollo de un ícono musical, en la misma línea y así de tanto como lo es Fofé, Eduardo Alegría, Mima, Rita Indiana, Macha Colón y Lizbeth Román, entre otros, pero desde los bordes filosos del rock, el jazz, el funk y el bolero”.

La agrupación Joe Louis y los bohemios, según su página de Facebook, “tiene como fin rescatar la música del ayer y el espíritu bohemio a través de una frescura contemporánea. Es la combinación perfecta de un ‘punk bluseao’, rock-n-rollea’o y criolliza’o, y una serie de música original exhalando alma vieja de tocadiscos”. Se han presentado en espacios tales como La Junta en la calle Loíza (el antiguo Pal Cielo Chinchorro Glorificado, ahora bajo la administración del músico Tito Matos y de las periodistas y gestoras culturales Mariana Reyes, Graciela Rodríguez Martinó y Wilda Rodríguez) y en Baker’s Bakery en Río Piedras, donde presentaron Amor en los tiempos del chikungunya en febrero. Más recientemente, Joe Louis apareció con Pedro Navaja en ese mismo espacio; en mayo participó del Festival Cultural de Loisaida en la Ciudad de Nueva York, específicamente en el cuarto TheaterLab en el Jardín Comunitario Cultural La Plaza y luego en el evento “Mescolanza at Downtown Art”, una plataforma multidisciplinaria curada por Helen Ceballos. El espíritu nostálgico e innovador que marca el trabajo de los bohemios se reflejó también en la Bohemia surreal celebrada en Casa Ruth, ese antiguo caserón de madera en el mismo corazón urbano de Río Piedras, lleno de muebles antiguos y artistas experimentales, aunque conviene resaltar que es una propuesta un poco diferente a la de la banda.

Cuando llegué el viernes por la noche, Joe Louis me saludó desde una de las amplias ventanas del segundo piso que dan a la Plaza de Recreo. El joven de veinte años estaba vestido con una camisa bordada roja (de México o de Filipinas, tal vez) y pantalones azules, con su corta barba, enormes cejas y abundante copete rizado color azabache, casi como si fuera un Elvis Presley criollo. En la entrada del edificio, su mamá recibía al público, entregando programas e invitándonos a que pasáramos y aguardáramos en el amplio salón. Así iban llegando múltiples amistades y nuevos amigos, incluyendo un hombre con tremenda barba gris parecida a la mía (el músico Jomel Rivera), quien andaba con su compañera. Con una puntualidad notable, nos invitaron a que saliéramos y cruzáramos la calle, pues la velada iba a comenzar en frente de la iglesia de Nuestra Señora del Pilar. Allí, Joe Louis nos recibió con una romántica serenata, cantando “Matiz de amor” de Sylvia Rexach a cappella (“Canta mi corazón/abrazado a la luz de un recuerdo”). Como indica el programa, esta primera parte se titulaba “Matiz de amor o la bienvenida a la bohemia”. Al acabar el tema, Joe Louis emprendió rumbo a Casa Ruth y nosotros, fiel público, lo seguimos.

En la segunda parte, titulada “Éramos muchos y parió una mula… sobre un piano”, Joe Louis cantó en la sala del primer piso acompañado por Armando López Brignoni, quien lucía una impresionante barba negra y gafas oscuras; el pianista forma parte de la banda Epilogio. El piano cumplió diversas funciones: como instrumento de percusión, cual cajón, cuyas maderas sonaban al ser golpeadas con sus manos; como instrumento de cuerdas que complementaba la voz y la guitarra de Joe Louis. El público: la mayoría de pie, en semicírculo, otrxs sentadxs en las cómodas sillas y sillones de madera y pajilla, disfrutando de la dinámica juguetona y cómica de los performanceros. Aquí oímos dos canciones originales de Joe Louis: “Río Piedras, Volumen 1” y “Éramos muchos (y parió la mula)”, ambas disponibles en su página de SoundCloud (https://soundcloud.com/user-553207317). La primera, una lenta balada que de repente se vuelve un animado número de jazz, en la que el cantante celebra la ciudad universitaria (“Este es el lugar donde todo está concentrado/cosas feas, cosas sexy/socialismo, comunismo/pequeños burgueses./Es un hoyo negro en las comarcas terrestres”) pero también imagina intensas relaciones de amor (“Quiero nadar en el Río Piedras/quiero mirar tus ojos y ver estrellas”). La segunda, un pegajoso tema sobre deseos románticos y complicaciones inesperadas (“Me quiero explicar/sobre el sinsabor/que trae el amor/y la infelicidad”). Al finalizar, el cantante salió por la puerta trasera hacia el jardín. Al seguirlo, una impresionante figura nos hizo aguardar: la cantautora Nancy Millán. En el momento indicado, nos dejaron subir las escaleras de atrás.

La tercera parte, “La mesa y el bohemio”, fue un concierto al aire libre en el pequeño jardín o patio interior del segundo piso. Joe Louis, acostado sobre una mesa llena de flores, sujetando su guitarra, tenuemente iluminado por unas lucecitas de Navidad que se prendían y apagaban mientras el público se juntaba todo a su alrededor. Así, de forma horizontal, empezó a tocar su guitarra y nuevamente a deleitarnos cantando temas originales, incluyendo “Bolero no. 2” (“Hoy el día se hace de fluidos en vano/hoy la mañana ilumina tu mano, ay, mi mano”), “Cuento bajo las sábanas”, “Testigo fantasma”, “Analogía” y “Mucho de nada”, una musicalización de un poema del reconocido escritor nuyorican Pedro Pietri. Esta última contó con la colaboración del modelo, artista y bailarín Jandro Antonio Aldarondo, extraordinariamente ataviado con una falda de cuadros que en realidad era una camisa, los labios pintados de rojo carmesí, alto como un árbol. Aldarondo, quien al entrar al patio había tocado levemente las azucenas del altar floreado musical, nuevamente se acercó al cantante, agarrando una rosa, cuyos pétalos fue tirando. De repente, empieza a cantar junto a Joe Louis, haciendo coro y armonías. En cierto momento, el cantante le pide que le entregue una rosa a un joven; Aldarondo va a donde uno muy guapo, pero resulta que no es el indicado; toda la concurrencia se ríe. De repente, Joe Louis se sienta en la mesa y hasta se para, sin nunca parar de interpretar su canción.

Para la cuarta parte (“Bohemios en amortz y resistencia”) pasamos a la sala principal del segundo nivel y tomamos asiento. En la parte del frente, hacia las ventanas que dan a la plaza, varios músicos: Agustín Muñoz Ríos en guitarra; Blanca Rosa Rovira Burset en viola; Neryann Rivera en cajón. A ellos se les integra Joe Louis y más tarde Julián Bonnet en saxofón. Tocan cubiertos por variedad de imágenes, proyecciones cinematográficas de Carlos Jesús Vargas que creaban extrañas sombras, compitiendo y completando a las obras de la exhibición CitiCien del colectivo de artes multimedios Defend Puerto Rico, una muestra itinerante curada por Adrián Viajero Román con cien obras en blanco y negro de cien artistas sobre la lucha nacional, incluyendo imágenes de Pedro Albizu Campos y de los rostros manchados por cenizas de Peñuelas documentadas por Herminio Rodríguez. Aquí Joe Louis interpretó “Si tengo la suerte” de Antonio Cabán Vale (El Topo); “Aunque no esté de moda” de Silvio Rodríguez; “Génesis” de Guillermo Venegas Lloveras, tema inmortalizado por la inigualable Lucecita Benítez; y “Monón” de Roy Brown, invitándonos a que lo acompañáramos en el coro de “los yanquis quieren fuego”, haciendo eco de los sentimientos de resistencia política anticolonial que se expresaban en las obras visuales de CitiCien, feroz respuesta a los abusos del gobierno americano y de la ley PROMESA de 2016. Joe Louis entonces abandonó el escenario brevemente, cediéndole el foco al compositor, cantautor y guitarrista Agustín Muñoz Ríos. Vestido de azul, Muñoz interpretó su composición “Canción minimalista para Satán Número 1” (también disponible en SoundCloud), lo cual sirvió de pie para que Joe Louis cantara “Con el diablo en el cuerpo” de La Lupe, recibiendo gran aplauso.

La quinta y última parte, titulada “Despedida con un trago de jerez”, se presentó como si fuera una ñapa (es decir, una canción más, según Joe Louis, una de las más conocidas de su repertorio). Aquí se integró la cantautora y actriz Nancy Millán, cantando juntos “R de Jerez”, tema original del cantautor cialeño, acompañados por una coreografía interpretada por Franklyn Fuentes y Gabriela Dueñas. En el programa, Louis les agradece a los bailarines “por contar con belleza y baile la historia del enamorado empedernido que nada en el Río Piedras”. La canción es apasionada y bella; las dos voces entran y salen y se unen en coro, complementándose. Como dice la conmovedora letra, “Eres jerez bajando por mi garganta./Eres incienso, hierbas que calman./Eres la nota disonante que da belleza./Eres a quien hoy quiero cantar”. (El tema se encuentra disponible en SoundCloud, pero interpretado por Joe Louis, Zoraida Santiago y Pedro Navaja.)

Sin duda alguna, esta velada se valió del talento de todxs y también de la magia del espacio. La Casa de Cultura Ruth Hernández Torres, antes bajo la dirección de la artista Gisela Rosario y ahora en las extremadamente hábiles manos de Helen Ceballos, se ha vuelto una verdadera meca del arte performativo y visual. Casa Ruth honra a la profesora Ruth Hernández Torres (1939–1988), ex presidenta del Consejo de Seguridad Vecinal de Río Piedras, pero muchos se confunden y asumen que se refiere a la insigne cantante Ruth Fernández, cuya obra y figura Licia Fiol-Matta discute en su reciente libro The Great Woman Singer: Gender and Voice in Puerto Rican Music (Duke University Press). ¿Y por qué no? Celebremos el legado de estas dos extraordinarias mujeres puertorriqueñas (Ruth Hernández Torres y Ruth Fernández) a la vez que disfrutamos y nos asombramos con el arte de Joe Louis y sus colaboradorxs. De hecho, Joe Louis y Nancy Millán, acompañados en la guitarra por Jomel Rivera, deleitarán (o ya deleitaron) a nuevos públicos el viernes 14 de julio en el local Proscenium en Ponce.

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