La clave de la locura real o aparente en la población estadounidense

Por Liliana García Arroyo/Especial para CLARIDAD

Brecht: (a Sófocles). Ahora ya no hablamos de tu teatro, sino del mío,… Un teatro donde se narra y se alecciona… un teatro en el que los actores no son Antígona y Edipo, sino que muestran a Antígona y a Edipo desde la posición del que se asombra y se contradice. Un teatro donde lo natural adquiere el carácter de lo inusual mediante cambios que provocan extrañamiento.

Sófocles: ¿Extrañamiento, dices? ¿Sí? ¿Es que no es extrañamiento que actores masculinos representen a las mujeres, que los coros interrumpan la acción con historias y comentarios? […] ¿Hablas de extrañamiento? …quien quiera convencer a su público tiene que lograr que quede atónito, mostrando lo usual y ya olvidado bajo una nueva luz, como algo extraño.

Diálogo ficticio de la obra de Walter Jens1

Buena parte de la humanidad ha intentado a través de sus culturas enfrentar lo que perciben como la necesidad de modular la distancia entre los hechos que se presencian y las emociones que generan. El “extrañamieno” al que alude la cita de epígrafe se refiere al sentimiento de extrañeza que debe experimentarse cuando se reconoce algo que es ajeno y no involucra a la persona. Lo que se discute en el diálogo es cuál forma puede ser más efectiva para facilitar ese extrañamiento necesario. El diálogo ficticio de Walter Jens acorta alrededor de veinticinco siglos de historia y recorre la distancia entre lo que hoy son Grecia y Alemania, dos países europeos que ni siquiera comparten fronteras. El dicho popular de que dos más dos son cuatro aunque lo diga un “loco” nos alerta que entre lo que llamamos razón y lo que llamamos locura hay una zona “gris” donde se encuentran. Muchos opinan que el Sr. Donald Trump, presidente de Estados Unidos, no está cuerdo y sin ánimo de meternos en esa discusión, es bueno señalar su opinión sobre las matanzas en masa. Quizás no erró del todo al opinar que son “enfermos mentales, llenos de odio” como tampoco quizás erraron del todo los psiquiatras o representantes de esa rama que lo contradijeron. Las opiniones encontradas se convierten en problema para definir el problema como dos extremos de una cuerda muy tensa. En un lado se ven los síntomas asociados a lo que se define como enfermedad mental y los que la padecen y en el otro lado se ven como indicador las acciones extremas una vez suceden y sus resultados devastadores: No todos los que han realizado ataques en masa mostraban síntomas mientras que la gran mayoría de los que se identifican como pacientes mentales rara vez se vuelven violentos.

El odio no es sinónimo de enfermedad mental. El odio es una emoción mientras que la enfermedad mental es un conjunto de síntomas que a su vez apuntan en la persona que los presenta a una dificultad marcada en interpretar y actuar dentro de la realidad de acuerdo a como el resto de nosotros interpretamos dicha realidad. No podemos hacer justicia por motivos de brevedad a la historia en la cultura occidental de la definición de lo que comúnmente se entiende como enfermedad mental y que muchas veces se nombra como locura. Lo que sí vamos a apuntar es que en reacción a las prácticas de entonces de la psiquiatría, en las décadas del 1960 y 1970 se inició un movimiento dentro de la psiquiatría el cual se denominó anti psiquiatría logrando extenderse a otros países europeos y a Estados Unidos.2 Se originó en Escocia, considerándose su fundador David Cooper, de orientación marxista. Ronald Laing fue uno de sus socios y uno de sus más brillantes proponentes. Reaccionaban a lo que entendían era la toma de control del cuerpo del paciente mediante técnicas como descargas eléctricas, baños fríos y el comienzo de proliferación de medicamentos. Para Laing la dinámica de la familia era el origen del problema aunque no necesariamente suscribían el modelo de etapas instintivas de Freud. Las operaciones que se dan dentro de la familia equivalen a inducir a sus miembros a un estado de hipnosis ya que se siguen órdenes y reglas que no pueden retarse porque no puede reconocerse en su origen y desarrollo.3 La organización social fuera de la familia también utiliza estas operaciones.

Un ejemplo que ilustra las operaciones mencionadas es el del tema del incesto. Hasta hace pocas décadas apenas se hablaba sobre esto. Laing sugiere que si se preguntaba a cualquier familia “típica” sobre incesto la respuesta era que no se hablaba porque no era necesario. No era necesario porque nadie se le iba ocurrir hacer algo que era “naturalmente” repugnante. Si se preguntaba si había alguna ley se respondía en lo afirmativo y se hablaba de la ley pero no del incesto. La regla de no hablar del incesto no estaba escrita pero operaba muy fuertemente. La alusión a Edipo en la cita de epígrafe sirve, entre otras cosas, para recordar que Edipo no se crió con su madre por tanto no pudo estar enamorado de ella, ni se crió con su padre por tanto no podía odiarlo. Lo que sí estuvo presente en la vida de ambos, padre e hijo, fue el oráculo que para entonces ejercía una función consciente en guiar las acciones. Parecería ser que la función del oráculo cayó en descrédito pero su función no desapareció sino que fue reprimida y sacada de la conciencia. Parece plausible pensar que fue sustituida por operaciones que son equivalentes a la hipnosis.

Para fines de ilustración veamos casos que no se relacionan con las matanzas. Hace dos años en Denver, Colorado, una niñita de siete años, Olivia Gant, murió luego de supuestamente sufrir múltiples enfermedades y haber estado presente en las redes y en medios televisivos a través de colectas, regalos y actividades incluyendo bomberos y policías.4 La nena muere en el mismo hospital donde la habían tratado y se determinó su causa de muerte como “fallo intestinal”. Ahora en el 2019 la madre enfrenta trece cargos, dos de ellos de asesinato en primer grado. ¿Qué pasó? Luego de la muerte de su hijita la madre comenzó una campaña a favor de otra hija supuestamente con cáncer. Es el médico que atiende a la segunda niña quien duda del relato de la madre y coteja datos con el hospital en que ella alega la niña recibió quimioterapias. Entonces llaman a las autoridades. Cuando exhuman el cadáver de Olivia encuentran que la causa de muerte no puede determinarse y que no hay evidencias de la mayoría de las enfermedades que se alegaban. Lo increíble es que la madre convenció al médico de cabecera para que suspendiera la alimentación intravenosa a la niña y dejarla morir por “piedad”. Un puñado de médicos que la habían visto en el hospital expresaron sorpresa de la muerte ya que no reconocían que padeciera de enfermedad terminal alguna pero nunca tomaron pasos para intervenir. El mundo del hospital y el de los medios operaron como mundos paralelos. Un informe de octubre del corriente de la Academia Nacional de Medicina (“National Academy of Medicine”) indica que el sistema de salud de Estados Unidos esta tan roto que mantiene al menos al 50% de los profesionales de la salud permanentemente agotados, algunos describiéndose como “zombies”.5 La madre de la niña por su parte alegó padecer de “Manchausen Syndrome by proxy” donde un familiar o cuidador comienza a manipular síntomas en el paciente para recibir atención para sí mismo.

Otro caso despampanante y con más exposición que el primero es el de la joven Michelle Carter, de Massachusetts, hoy presa por hechos ocurridos en el 2014, cuando tenía diecisiete años.6 La joven le texteó a su novio, un joven de dieciocho años, en varias ocasiones y repetidas veces que se suicidara para acabar con la “depresión” de la cual éste se quejaba. Fue tan lejos como asegurarle que ella se encargaría de que la familia de él se resignara. Esta joven era fanática de la serie Glee de la Fox la cual se desarrolla en una escuela y trata de un club de canto o “glee club”. La joven parecía no haber guardado distancia ni de los personajes ni de los intérpretes que componían una pareja tanto en la serie como en la vida real. Cuando el actor muere de una sobredosis esto parece haber sido el detonante para su conducta de empujar a su novio al suicidio. La defensa de ella no logró convencer al juez de que ella ejercía su derecho de libre expresión indicando que rebasó esos límites y cometió conducta negligente y criminal. Ese reconocimiento de la justicia estadounidense en ese caso parece apuntar a que hay esperanza y que el estado de hipnosis que parece rampante en esa sociedad por decirlo de algún modo, no ha trastocado a todos por igual.

Hace poco leí un artículo muy bueno sobre la película Joker y aunque no recuerdo el autor se me quedaron unas palabras de alerta en el sentido de que en estas obras de ficción hay que observar lo que dicen y hacen los supuestos “buenos”. No vi nunca Glee pero puedo comentar de algunas otras series. Entre las nuevas por Netflix vi algunas temporadas de Gray’s anatomy la cual debieran llamarla Gray’s lobotomy. Se desarrolla en un hospital con secuencias buenas y algunos personajes interesantes pero hay una prostitución implícita ya que algunas residentes se ofrecen tanto a hombres y a mujeres de la facultad médica para conseguir estar en operaciones importantes y los residentes varones se ofrecen a mujeres. Como si esto fuera poco el “esprit de corp” es tan insidioso que se regaña a médicos de menos estatus cuando alertan de que una facultativa de fama no debe seguir operando ya que padece un enorme tumor cerebral. Del modo que se refieren a las relaciones sexuales es como un deporte donde el individualismo y no tener pareja fija parece un fin en sí mismo. Esta proyección de la sociedad estadounidense en instituciones que como la escuela y hospital se asumen como protectoras, probablemente hace mucho más fácil la introyección de un modo de vida ubicuo, tan presente que no puede imaginarse otro modo de ser. Según Laing nuestra sociedad se ha desarrollado articulándose en operaciones de proyección, introyección y nuevamente proyección e introyección constituyendo un ciclo donde lo que hacemos muchas veces no hace sentido pero ni siquiera lo podemos detectar.

¿Qué hacer? Utilizar las rupturas pues son como el chasquido del hipnotista rompiendo el trance. Estamos asimilando el verano del 2019 y no hay duda que hubo una ruptura notable. Tuvo que ver con identidades y sentido de dignidad. Es político pero todavía no se ha traducido al plano político de la lucha de clases y liberación nacional. De todos nosotros y nosotras va a depender que se logre ese salto.

La autora es psicologa.

Comentarios a: unasolalira2@gmail.com

Notas

1 Gómez Cortell, Clara. (2017). Entre la realidad y la ficción, la razón y la locura: el drama coral como terapia individual y social. Nova tellus, 35(2), 9-44. https://dx.doi.org/10.19130/iifl.nt.2017.35.2.766 N. de A. La cita de Walter Jens la hemos abreviado por razones de espacio.

2 Dumolo Ralley, Oliver J., The rise of antipsychiatry: A historical review.

www.priory.com › history_of_medicine › Anti-Psychiatry

3 Laing, R. D., Politics of the family…

4 Vaughan, K. Mother of girl who died of long illness indicted…

https://www.9news.com › article › news › crime › mother-of-girl-who-die…

5 Wan, William, Health care system causing rampant burnout among doctors, nurses. The Washington Post, October 23, 2019.

6 E J Dickson, New doc on suicide text case dives into mental health struggle. https://www.rollingstone.com › culture › culture-features › michelle-carter-…

Artículo anteriorTrump por 187
Artículo siguiente¿Son sinónimos los términos Violencia Machista y Violencia de Género?