La cuarentena de la Vida en el planeta

 

 

Por Marcelo Barros/Especial para En Rojo

 

Este año, el 5 de junio, que la Organización de las Naciones Unidas(ONU) consagra como un «Día Internacional del Ambiente», nos encuentra a todos y todas en plena cuarentena. En diversos países, gobiernos ponen en riesgo la vida de la población para garantizar el comercio. Así mismo, desde hace décadas, en las grandes ciudades, el aire nunca ha sido más limpio. En la atmósfera, dos o tres meses de menos contaminación ya han disminuido el agujero de la capa de ozono que amenazaba a los seres vivos. En todo el mundo, aves, peces y animales aparecen en plazas y lagunas. Este fenómeno puede verse como señal de que la naturaleza se renueva, pero también puede interpretarse como alerta de que los animales y la tierra en sí ya no pueden defenderse. Y saben que tan pronto la pandemia comienze a disminuir, todo tiende a volver a la normalidad.

Organismos internacionales nos dicen: para satisfacer a las necesidades de la humanidad, necesitaríamos, hoy, más de una Tierra. Garantizar lo que queda de esta sostenibilidad de la Tierra es la premisa indispensable para resolver otros aspectos de las crisis social, alimentaria, energética, económica y cultural. Desafortunadamente, gobiernos y instituciones internacionales continúan insistiendo en el modelo capitalista depredador. Cada año, asignan grandes sumas para armamentos y guerras.

Para aquellos que viven la búsqueda espiritual, el cuidado amoroso de la Madre Tierra, el agua y todos los seres vivos son parte del testimonio de que Dios es amor, presente y activo en el universo. A pesar de todas las agresiones y crímenes contra el planeta, aún podemos salvarlo.

Hace exactamente cinco años, el Papa Francisco dirigió a toda la humanidad la carta encíclica Laudato  sobre el cuidado de la Tierra, nuestro hogar común. Ahora, el Papa propone un año especial en el cual, las personas, independientemente de su religión, acepten releer la carta y rehacer  una alianza de toda la humanidad para cuidar de la Tierra. Establece que religiones y tradiciones espirituales únanse en una espiritualidad ecológica. Debemos ver la Tierra, el Agua y todos los seres vivos como tabernáculos o iconos vivos del Espíritu Divino. Es necesario que la vida postpandémica se guíe por la ecología integral que une el cuidado del medio ambiente, la justicia social y la espiritualidad de la paz y la belleza universal. Como dice una oración que los cristianos de las iglesias más antiguas cantan en cada celebración eucarística: «Los cielos y la tierra están llenos de tu gloria, es decir, de tu presencia amorosa»(Salmo 19).

El autor es monje benedictino y ha escrito más de 40 libros.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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