La deambulancia: Una mirada más allá del retrovisor

Por: Ángeles Rodríguez Negrón
Especial para CLARIDAD

No hay duda que los tapones en Puerto Rico cada día son más intensos, duraderos e insoportables. Pones la música en alto e intentas sobrellevar los minutos en espera a que el semáforo cambie de rojo a verde. En ese tiempo, usualmente se acerca un individuo con ropas andrajosas, rotas, sudado y de piel teñida por el sol caribeño. “Misi, ¿me das una pesetita?”, escuchas a través del cristal del auto y el ruido de la radio. Con el meneo del dedo índice, la persona entiende que no le ofrecerás dinero, dice un “gracias, Dios me la bendiga”, y continúa su camino en medio de los vehículos. La luz se torna verde. Zarpas hasta el próximo semáforo y le repites “no tengo” al próximo mendigo.
Muchos conductores puertorriqueños prejuician y asocian a las personas sin hogar con la adicción a las drogas ilegales. Un 38.3% de los 2,535 deambulantes encuestados para el Conteo de Personas Sin Hogar 2019 del Programa Continuo de Cuidado (CoC) – y meritorio por el Departamento de la Vivienda y Desarrollo Urbano Federal (HUD, por sus siglas en inglés) – afirmaron que su situación fue causada por el uso de sustancias. Sin embargo, no es justificable la inhumanidad de las condiciones en las que viven y pernoctan.
Tres de cada cuatro personas no está albergadas. Por tal razón, duermen en colchones sucios, las aceras, paradas de buses y estacionamientos de farmacias de pueblo. Conviven en comunidades debajo de puentes, casas abandonadas, buscando ropa usada y comida en los vertederos. La constancia de la deambulancia en Puerto Rico apunta a una profunda emergencia social existente desde hace décadas.
Aunque el sondeo del 2017 registró unos 3,501 participantes, la población sin hogar “nunca ha disminuido”, comentó el director de Relaciones con la Comunidad de Iniciativa Comunitaria, Alex Serrano Lebrón.
“Es una población que siempre ha sido una constante y siempre ha habido gente con muchos problemas de deambulancia que no han sido bien atendidos (por el gobierno). Las estadísticas hablan que un 60% del que está en la calle es un consumidor de drogas,[…] pero hay un 40% que tienen otras condiciones que no es el consumo de drogas… Cabe ver qué estamos haciendo con ese 40% de ellos”, dijo el director de la organización social.
Otras razones del sinhogarismo son los problemas familiares, los dilemas financieros, el desempleo, el alcoholismo, las patologías mentales, los efectos de los huracanes Irma y María, la violencia doméstica y otros desastres naturales o creados por el hombre, indicó el conteo bianual, que se llevó a cabo los pasados 30 y 31 de enero.

Luego de María
Un 9.1% de los encuestados sin techo indicaron que los estragos de los ciclones Irma y María causaron la pérdida de los hogares. Serrano Lebrón señaló que la falta de electricidad, agua y las pérdidas o reparaciones de sus propiedades dejaron a universitarios y a parejas jóvenes viviendo en sus carros o en casas ajenas a las suyas. Personas mayores no usuarias de drogas también quedaron severamente afectadas y se vieron obligadas a vivir en la calle. No obstante, las situaciones fueron estabilizándose entre los primeros tres a seis meses luego del paso de las tormentas. “Fue un proceso más pasajero, pero respondían mucho a lo que ocurrió”, comentó el también voluntario.
Además, los integrantes del centro comunitario vieron cambios en los patrones del consumo de drogas como causa directa de la emergencia. Serrano Lebrón explicó que el mercadeo de la droga en Puerto Rico sufrió cambios debido a la falta de importación a través de vuelos desde y hacia la isla. El crack sirvió como sustituto para personas que no lo consumían. Debido a las circunstancias, los participantes regulares de Iniciativa Comunitaria desmejoraron su físico rápidamente.
“Al no tener los servicios de higiene, no se estaban bañando; no había una calidad en cuanto a la higiene de ellos, y una persona con una úlcera o con una posible cortadura, a causa de su consumo o su vida en la calle, si no se puede limpiar que es el mínimo de aseo para prevenir una infección, pues empezamos a verlas de repente”, dijo el dirigente.
En la actualidad, no existe un censo definitivo sobre cuántos puertorriqueños se encuentran viviendo sin techo propio. El Conteo de Personas Sin Hogar sirve como un instrumento estadístico “que ayuda a entender las tendencias en cuanto al perfil y la magnitud de la situación de estar sin hogar en Puerto Rico”, lee el documento gubernamental.
Puerto Rico, más allá del Alerta a la violencia de género firmado por la Primera Ejecutiva hace unas semanas.
Según los grupos activistas, la declaración de emergencia es la mejor respuesta para imprimirle urgencia a la crisis de violencia de género que viven nuestras mujeres y toda la sociedad.

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