La Junta de Planificación no tiene reglamentación que regule el uso del suelo en las zonas susceptibles a tsunami”

Guánica

Por Cándida Cotto / Claridad

ccotto@claridadpuertorico.com

Es imposible predecir cuánto tiempo más, ni a qué hora, ni de qué magnitud continuarán las réplicas de los sismos experimentados en la isla desde el 28 de diciembre hasta el presente. “Nadie puede predecir eso responsablemente”, afirmó a CLARIDAD el doctor en geomorfología José Molinelli Freytes. “Dónde va a parar esto, no lo sabemos”, agregó.

Lo que sí se sabe, explicó, es que el patrón de ocurrencia que se ha presentado es un patrón creciente, no solo en magnitud, desde que comenzó la secuencia el 28 de diciembre, sino que a través del tiempo han ocurrido de mayor magnitud que los previos. Los movimientos sísmicos comenzaron a sentirse con uno de 4.7, seguido de otro de 5.0 al día siguiente. Continuaron las réplicas de magnitud menor, incluyendo dos de 4.7, hasta el evento de 5.8 sentido en la mañana del lunes, 6 de enero. Finalmente, durante la madrugada del martes, siete de enero, ocurre uno de 6.4. Estos dos últimos causaron daños mayores en toda esta región. 

Aun cuando hay que admitir que la situación es preocupante, las personas tienen que entender el contexto en que se encuentra la Isla, señaló. Puerto Rico, al igual que el resto de todas las Antillas Mayores y Menores y el norte de América del Sur junto con América Central, juntas son las que demarcan el borde de la placa del Caribe, que se mueve hacia el este “con la rapidez con que nos crecen la uñas”. 

Para entender los sismos y sus causas hay que primero entender que el calor interno de la Tierra hace que se muevan las placas tectónicas: “La Tierra es análoga a un huevo duro. La yema es el núcleo caliente de la Tierra, la clara es el manto y la cáscara es la litosfera. Imagínese que la cáscara está quebrada en numerosos fragmentos. Cada fragmento es representativo de una placa tectónica. El calor interno del planeta, al tratar de salir, crea corrientes de convección que mueven las placas. Estas se rozan en sus bordes, se separan o chocan frontalmente. Estos movimientos causan terremotos cuando las fuerzas que deforman las rocas exceden su resistencia. Es a lo largo de los bordes de las placas que ocurre la mayor parte de los terremotos en el mundo. Puerto Rico y las Islas Vírgenes constituyen una microplaca entre la de América del Norte y la de América del Sur”.

A través de la historia toda esta región del Caribe ha experimentado sismos fuertes, El experto señaló que es importante que la gente vea que esto no es único de Puerto Rico y que esta actividad sísmica es una parte natural de la región donde estamos. Sobre la actividad sísmica que hemos experimentado, describió que esta se ha movido desde la plataforma insular en el mar Caribe hacia tierra adentro; es decir, la ruptura por las fallas se han ido extendiendo desde la plataforma insular a los municipios de Guayanilla y Yauco. Debido a que ya los epicentros están en tierra eso es un factor agravante porque aunque sean pequeños son potencialmente destructivos por la cercanía del epicentro y su poca profundidad. 

Una evidencia de estos efectos es el deslizamiento en la carretera número dos, entre Ponce y Peñuelas. Cuando la actividad sísmica se reubica tierra adentro los daños suelen ser mayores. El doctor Molinelli expuso que se sabe que la probabilidad de que ocurran sismos más fuertes después de uno fuerte se incrementa. Si ocurre un sismo de 6.4, después de esto la probabilidad de que ocurra uno igual o mayor aumenta ligeramente. Aun cuando las probabilidades de que ocurra un sismo fuerte es de uno a siete por ciento esa probabilidad va bajando con el tiempo, pero en los primeros días puede haber un ajuste mayor, si no un precursor de otro mayor.

La frecuencia con que ocurren los sismos también es afectada por la rapidez con que se mueven las placas tectónicas. La del Caribe y la de América del Norte se mueven lentamente comparadas con otras placas. Por ejemplo la placa de Nazca que choca frontalmente con la de América del Sur se mueve casi cinco veces más rápido que la del Caribe.

La magnitud de un terremoto es proporcional a la longitud de la ruptura a lo largo de un plano de falla. A mayor área de desplazamiento a lo largo de la falla, más fuerte es el terremoto. El desplazamiento puede ser de varios a cientos de kilómetros. 

Frente a la imposibilidad de predecir la eventualidad de un sismo, en lo que sí se puede trabajar es en la infraestructura del país. Molinelli denunció que el gobierno nunca ha tomado en serio sus advertencias de la necesidad de reforzar la infraestructura, como la de las escuelas; atender la vulnerabilidad de las viviendas en columnas altas; en fin, todo lo que es construcción sujeta a peligros geológicos inducidos por terremotos. Precisó que la Junta de Planificación no considera la vulnerabilidad a tsunami en sus procesos para determinar la autorización de un proyecto, aun cuando hay mapas que señalan las zonas que se afectan con los estos. Aun así no hay una reglamentación sobre el uso de la tierra con relación a estos maremotos. “Eso lo llevo planteando desde hace décadas: la Junta de Planificación no tiene reglamentación que regule el uso del suelo en las zonas susceptibles a tsunami”. 

En otro aspecto en que se debe hacer hincapié, expresó el doctor Molinelli, es en que las personas se deshagan de los mitos respecto a los temblores o terremotos. Se refirió a que en nuestro país se ha creado un falso sentido de vulnerabilidad catastrófica que presenta nuestra tierra desapareciendo bajo el mar o que sería arrasada completamente por un tsunami. Desde tiempos coloniales de España, las islas fueron vistas como frágiles, inestables y temporeras. Esto puede abonar al desarrollo de una percepción de que nuestra tierra es muy vulnerable, fomentando un sentido de inseguridad nacional. En ese sentido, el deshacerse de los mitos ayuda a bajar la ansiedad ante estos eventos.

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