La juventud y el cuidado de la Tierra

 

Especial para En Rojo

En Glasgow, Escocia, se celebró la Conferencia de la ONU sobre cambios climáticos (COP 26) sin dar a la humanidad ninguna señal de que gobiernos y grandes empresas quieran sanar el planeta Tierra. Este sigue herido y amenazado de muerte, principalmente por la agroindustria, por la minería, las industrias armamentísticas y el sistema capitalista en general. La COP 26 actuó como un médico que, ante alguien que sufre de cáncer destructivo, planifica por cuántos días podrá aún prolongar la vida del paciente.

La COP 26 lo dejó claro: la cura de la Madre Tierra no vendrá de gobiernos y empresas. La sorpresa fue el protagonismo de la Juventud en iniciativas paralelas, en Glasgow y en todo el mundo. Durante la conferencia, miles de jóvenes se manifestaron en defensa de la Tierra. En estos días, en diversos continentes, se realizan iniciativas por la ecología. En Suecia, la joven Greta Thumbert dirige el movimiento Fridays for future. En Inglaterra, Anna Taylor (17 años) organiza una red de estudiantes en defensa de la vida. En Bélgica, jóvenes como Anula de Wever y Kyra Gantois, en Estados Unidos, la adolescente Nadia Nazar y en Uganda (África), Vanessa Nakate (24 años) lideran movimientos ecológicos. Txai Surui es la joven indígena brasileña de 24 años que, en la conferencia de la ONU, expuso con lucidez y valentía la trágica situación de los pueblos indígenas, la destrucción del Amazonas y de los biomas brasileños. Pidió ayuda contra la política de muerte que amenaza a la Tierra y a los pueblos originarios.

La militancia de la juventud nos invita a ver e interpretar el mundo y la historia desde abajo. Eso ocurre cuando asumimos la mirada de movimientos populares, de los pueblos originarios, comunidades negras y, particularmente, de los colectivos juveniles insertos en estos sectores.

Para muchos de nosotros, trabajar en nuevas formas de habitar el territorio, apostar por el ecorregionalismo, o actualizar en formas latinoamericanas lo que el militante kurdo Abdallah Ocalan llamaba «confederalismo democrático» no significa sólo ensayar la utopía aquí y ahora, sino vivir la espiritualidad liberadora que nos enseñan religiones y tradiciones espirituales. Hoy, la curación de la Madre Tierra y los caminos de la ecología integral son traducciones indispensables de la compasión budista, la misericordia musulmana, el Axé afrodescendiente o el amor solidario y la justicia eco-social propuestos por la Biblia y el Evangelio de Jesús.

 

 

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