“La mar se levanta y nosotras también”: Conversación sobre la emergencia climática en Puerto Rico

Por Gabriela Ortiz Díaz/Especial para Claridad

El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), establecido en 1988 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, alertó el año pasado que la humanidad tiene hasta el 2030 para evitar los daños catastróficos que se avecinan, productos del sobre calentamiento global. En esta década que resta, lo seres humanos deben tomar acciones radicales que logren cambios profundos en las sociedades del mundo, como reducir a la mitad las emisiones de dióxido de carbono.

Esta información, presentada por la moderadora Mariolga Reyes Cruz, sirvió de introducción al foro La mar se levanta y nosotras también: la recuperación justa ante la emergencia climática, efectuado el pasado sábado en el recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico. El mismo fue un punto de encuentro para que conversaran con el público cinco mujeres que se hayan inmersas en la lucha contra las repercusiones del cambio climático en Puerto Rico.

El grupo de mujeres estuvo compuesto por Mabette Colón, portavoz de la lucha contra la quema y el depósito de cenizas de carbón en Puerto Rico; Ariadna Godreau, cofundadora y directora ejecutiva de Ayuda Legal Puerto Rico, una organización que atiende temas de acceso a la justicia, el derecho a la vivienda y la recuperación justa; Elda Guadalupe, maestra de ciencia en Vieques y presidenta de la junta directora de La Colmena, organización que promueve la seguridad alimentaria en la Isla Municipio, además, activista en temas de desplazamiento, contaminación militar y transportación marítima digna; Adriana González, trabajadora junto al Sierra Club de temas relacionados a la justicia ambiental y protección del área natural del Corredor Ecológico del Este; e Isabel McCullough Valentín, joven de 16 años, estudiante de la Escuela Secundaria de la Universidad de Puerto Rico y líder ambiental de Para la Naturaleza.

Este conversatorio reconoció la presencia del liderato de mujeres en las diferentes luchas sociales que se dan actualmente en el país. Precisamente, la idea que estuvo de fondo durante toda la conversación fue que la lucha por desacelerar los cambios medioambientales que se aproximan – y que ya se ven – es también una lucha social, económica y política.

“Las sociedades basadas en la explotación, el consumo desmedido y el crecimiento sin límites agotan los ecosistemas de los que todos los seres humanos dependemos para vivir. Ante esto, las comunidades más vulnerables y marginadas históricamente sufrirán mucho más los efectos desiguales de la crisis climática, por lo tanto, esta emergencia es medioambiental, económica, ética y política. Es una crisis civilizatoria”, dijo durante la introducción Reyes Cruz.

Y continuó, a modo de contextualización de la realidad social actual: “Haití, Ecuador, Colombia y Chile han estado tomando las calles por un presente justo y sostenible. Hace unos meses, en Puerto Rico sacamos a un gobernante corrupto, pero nos hemos quedado con el mismo sistema que lo produjo”.

¿Cómo enfrentamos la emergencia climática desde nuestro archipiélago? ¿Qué futuros son posibles a medida que la mar se levanta, los huracanes arrecian, nuestra seguridad alimentaria peligra y nuestros gobernantes viven a espaldas del bien común? La conversación giró en torno a preguntas como estas. Específicamente, las panelistas tuvieron que responder a tres cuestionamientos: ¿Qué implica tomar en serio la emergencia climática para las luchas en las que están inmersas?, ¿Qué imagen pueden dibujar de Puerto Rico luego de que se ganen las luchas en las que están insertadas?, ¿Qué acciones les parecen necesarias y urgentes para lograr una recuperación y una transición justa frente a la emergencia climática?

En resumen, para Adriana González tomar en serio la crisis climática es enfocarse más allá de la protección ecología; es poner a la gente en el centro de la lucha ambiental. También, “entender que tenemos tiempo. El “término” emergencia es fatalista, pero todavía tenemos esperanza porque, si tomamos acción ahora, vamos a poder crear espacios para que la gente pueda disfrutar de una vida plena”, dijo.

Además, para esta líder es saber que los cambios que estamos presenciando – costas erosionadas, el impacto desastroso de huracanes, deterioro de lo que mantiene viva nuestra presencia –, afecta más a las comunidades marginadas en Puerto Rico, que son las primeras que tienen más altos porcentajes de casos de cáncer u otra condición de salud, por ejemplo.

Para Mabette Colón, por su parte, tomar en serio esta lucha es hacerles entender a trabajadores de la planta de AES que se reclama, no para poner en juego su sustento, sino porque la contaminación con cenizas de carbón afecta la propia existencia de ellos, la de sus familiares y la de las comunidades aledañas a la planta.

También, para que el reclamo de justicia ambiental cobre más importancia es necesario que “toda la comunidad se una a la lucha que llevan varias organizaciones contra las agencias, empresas que contaminan y matan diariamente”, comentó.

Asimismo, Elda Guadalupe considera que tomar en serio este tema implica ser conscientes de que hay muchas luchas a la vez, pero que hay unos puntos en los que estas coinciden, como es el del cambio climático.

Guadalupe resaltó la idea de que hablar de maneras de combatir el cambio climático es hablar de maneras de lograr la soberanía alimentaria por medio de la agroecología. Para eso es necesario, en el caso de Vieques, que se le devuelva la potestad de más del 25 por ciento de sus costas, que en la actualidad están a cargo de la entidad federal Vida Silvestre. “Es por esas costas, que no le pertenecen a Vieques, que entra el agua potable a la Isla Municipio a través de una tubería submarina que está a merced de un ente exterior y de que cualquier fenómeno natural la rompa. Es importante tener una fuente de agua potable para generar la agricultura, vital para llevar a cabo la soberanía alimentaria”, explicó.

Para ella también es importante hablar sobre el acceso a las tierras y el desplazamiento de terrenos en Vieques por parte de la Marina de Estados Unidos y de la construcción de edificios y casas para veranear. “El problema de construir es que se hace en las costas o en las partes altas, lugares donde la escorrentía lleva el agua”, acotó.

De igual modo, para Isabel McCullough tomar en serio estos temas ambientales es que los legisladores creen leyes que se implementen y que tomen en consideración lo que plantean las comunidades afectadas a partir del desarrollo de un diagnóstico comunitario participativo. Además, trabajar para lograr la descolonización de Puerto Rico y ver este proceso como un método indispensable para lidiar con los efectos de la crisis climática en la isla.

Finalmente, para Ariadna Godreau trabajar para minimizar el impacto de los cambios medioambientales en Puerto Rico es lograr que los planes de vivienda, desplazamiento y mitigación se hagan en atención a las necesidades y derechos humanos de las personas del país. También, lograr insertar personas que conozcan de estos temas y que quieran el bien común en diferentes puestos políticos.

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