La medalla Blanca Canales es para Hilda Guerrero; militante caribeña

Foto Alina Luciano

 

Es una activista social antimperialista, dominico – boricua, hija de migrantes que llegaron al país, esta siendo niña. Su espíritu rebelde y solidario –expresión de sus raíces étnicas y cimarronaje– la definen y la afirman. Desde muy temprana edad se asumió al lado de los excluidos por razones sociales, políticas, económicas y étnicas. Militante internacionalista en contra de la opresión y la explotación, el colonialismo, el racismo, el patriarcado y la xenofobia, participa en diversos  proyectos de inclusión y solidaridad latinoamericana y caribeña. Son estos: Campaña Continental 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular; Grito de los Excluidos y Excluidas Continental; Grupo de los Excluidxs Caribe; Asamblea de los Pueblos del Caribe (APC); Jubileo Sur América, Jubileo Sur Caribe; Alianza Internacional de Habitantes (AIH); Asamblea Mundial de Habitantes (AMH); Antena Caribe de la (AIH); Foro Social Mundial; y Alba Movimientos. Estos organismos agrupan colectivos sociales y populares de base, que trabajan unitariamente proyectos encaminados a transformar la realidad inmediata de los pueblos, y en el que las personas afectadas son los verdaderos protagonistas del cambio. En estos proyectos, ha logrado insertar a la agenda latinoamericana y caribeña el caso colonial de   Puerto Rico, su corrupción, la presencia de la Junta de control fiscal, etc., al igual que otras condiciones existentes en pueblos hermanos como Haití y República Dominicana. También a un sector importante de nuestra sociedad: una juventud receptiva al cambio.

Hilda ha encabezado diversas misiones de solidaridad que han dejado su impronta, especialmente en Haití. Fuertes vínculos afectivos y espirituales la unen a ese pueblo invisibilizado ante el mundo. Su voz ha retumbado nacional e internacionalmente, dando a conocer las deprimentes condiciones en las que subsiste su población, particularmente la niñez y las mujeres. Ha sido responsable de iniciativas como el Comité Pro Niñez Dominico Haitiana. Con las mujeres, coordina talleres e intercambios de experiencias que abonan al fortalecimiento del liderato que la sociedad patriarcal les niega. En los momentos más críticos, durante el paso de huracanes, sismos y pandemias, desafiando a las autoridades haitianas y dominicanas, ha puesto en riesgo su propia salud y seguridad para garantizarles apoyo emocional, espiritual y material a los afectados. Ese trabajo se extiende a otros pueblos, como el pueblo cubano, el venezolano, el nicaragüense, entre otros.

En Puerto Rico, es cofundadora de Mujeres que abrazan el mar, Cohitre, Luna Caribe, Comuna Caribe y Acupuntura para el pueblo. Hilda– cuyo nombre significa lucha y combate– se integra a los movimientos estudiantiles y a organismos de lucha política y sindical siendo adolescente. Para los años 70 participó de las campañas de excarcelación de los internacionalistas dominicanos Wellington Peterson, José Confesor Tavares, Villa y Víctor Morales, arrestados en el 1976 en Puerto Rico. Cuando los héroes nacionalistas Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores y Oscar Collazo son excarcelados (1979), fue de las primeras personas que brindó acompañamiento y apoyo a Lolita. Su compromiso político, matizado por una actitud discreta, respetuosa y de empatía humana, le garantizaron un espacio en la vida de Lolita y en la de otros héroes nacionalistas como Isabel Rosado, Carmín Pérez, don Pepe Rivera Sotomayor y Blanca Canales.

La conocí para la década del 80, época de asedio represivo contra las luchas progresistas del país. Fui unas de las que vivió la experiencia de encarcelamiento y procesamiento judicial; su solidario apoyo nos hermanó. Trabajó con el Comité Especial de los Prisioneros de Guerra Puertorriqueños de la Liga Socialista Puertorriqueña y con el Comité Contra la Represión y por la Defensa de los Presos Políticos y Prisioneros de Guerra (CUCRE). Desde esa plataforma, participó en luchas confrontativas tales como las de Villa Sin Miedo, las de Vieques, las en contra del asesinato de Adolfina Villanueva, las campañas por el derecho a la fianza y contra la pena de muerte, las a favor de los derechos civiles y humanos de los confinados y las confinadas, las en contra de la presencia del Tribunal Federal en Puerto Rico y el gran jurado, las por una universidad para el pueblo y por la libertad de presos y prisioneros de guerra, por solo mencionar algunas.

Para Hilda, retomar la lucha de nuestros ancestros es determinante en los procesos de transformación de los pueblos, procesos que concibe vinculados a una espiritualidad cuyas raíces emanan de la propia naturaleza, de la madre tierra. Su proyecto de ejercicios acuáticos en el mar y de acupuntura, que comparte con pacientes de sida, deambulantes, migrantes, mujeres y víctimas de experiencias traumáticas o estresantes, está enmarcado en esa corriente espiritual-sanadora. Durante este periodo pandémico ha sido invitada especial para conferencias internacionales en temas como la migración, la salud, afrodescendencia y la mujer, entre otros

El proyecto político de Hilda es muy abarcador. Incluye tanto su familia inmediata como ideológica. Con Violeta y Jorge, comparte amor y complicidades. Con sus amigas y amigos, la incondicional fraternidad que la hace siempre presente cuando más necesitamos de una mano sanadora, llena de futuro y esperanza. El proceso revolucionario del proyecto nacionalista dirigido por don Pedro Albizu Campos dejó un incalculable legado de dignidad y compromiso patrio que las subsiguientes generaciones han sabido honrar. Sus horizontes se han ampliado; la llama redentora sigue viva gracias a tanta gente que, como Hilda han puesto corazón y alma al servicio de la libertad, el amor y la justicia social.

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