La mística del Buen Vivir, secreto de la resistencia

 

Especial para En Rojo

En estos días, el pueblo de Bolivia, después de sufrir un año de represión y ser víctima de muchas violencias, pudo manifestar al mundo su dignidad de nación multiétnica. Hace un año, un golpe político derrumbó no solo un gobierno democrático y popular, sino intentó destruir un proyecto de liberación y de integración de diversas etnias. Como tantos golpes de Estado y invasiones realizados en nuestro continente, en el último siglo, también esto fue financiado y conducido por el imperio norteamericano.. También el pueblo de Venezuela resiste a todos los golpes y ataques del enemigo del proceso bolivariano, fundamental para el país y para todo el continente.

En nuestros países, los opresores internacionales tienen el apoyo y colaboración de las elites racistas de cada pueblo. Sin embargo, en esta elección en Bolivia, los indios y sus aliados han mostrado que su lucha en contra el colonialismo externo y interno sigue fuerte y resistente. No tenían armas, ni tuvieran pleno acceso à los medios de comunicación. Así mismo, han vencido. El secreto que da fuerza a su lucha tiene sido la mística del bien-vivir.

Mística tiene la misma raíz del misterio. Se trata de la más profunda intimidad que motiva e impulsa la vida interior de una persona o de un grupo. Todo ser humano es guiado por impulsos más profundos que afectan a su forma de ser y de vivir. Hay personas que se mueven y viven por el deseo de poseer. Este impulso de apropiación refuerza instintos individualistas. Pero, hay personas y grupos que desarrollan una cultura de valoración de lo que es común a todos.

En América Latina, el concepto de buen vivir y bien convivir ha sido esparcido por diversas culturas indígenas. De acuerdo con esta forma de ver la vida, la felicidad está en dar y verdaderamente construir relaciones basadas en el amor mutuo y en los bienes comunes. No si trata sólo de una educación social, sino de un verdadero camino espiritual, nacido en lo profundo de cada persona para hacerla capaz de profunda escucha del otro, de comunión universal y verdadera solidaridad con el destino de la humanidad. El bien vivir es la comunión profunda con la comunidad y con la Madre Tierra.

Para profundizar ese camino, es importante buscar una unidad interior que se hace a la medida que la persona se abre a los otros y se es creyente, al misterio que es Dios. En una visita a São Paulo, el Dalai Lama decía: «Toda persona tiene dentro de sí una semilla de la compasión. Tenemos que desarrollarla y hacer que ella se convierta en un árbol. Y que la compasión sea nuestra forma de ser y de vivir».

El autor es monje bendictino y ha escrito más de 40 libros.

 

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