La pandemia que no recordamos

 

Especial para CLARIDAD

La pandemia de Coronavirus ha venido a trastocar la vida de muchos. Para quienes vivimos durante la epidemia del SIDA, los eventos, según se han ido desarrollando, han desencadenado una serie de detonantes (triggers) desagradables. Las pandemias siempre echan luz sobre la desigualdad en la sociedad y siempre nos da la oportunidad de ver (si queremos) que vidas valen más, que vidas valen menos para el estado y nos dan oportunidad de ver donde estamos localizades en relación a las prioridades del gobierno. También revelan la crueldad de los mal llamados seguros médicos, y el rol del lucro para los proveedores de salud.

Para mí no hay diferencia entre el SIDA y el Coronavirus, excepto dos; la forma de transmisión (que al igual que con el SIDA al principio se desconocía) y que las personas que mayormente se afectan y mueren son heterosexuales. De hecho, el que estén muriendo heterosexuales es posiblemente la razón por la que en menos de un año ya existen 3 o 4 vacunas.  A mí muchas veces me insulta que la gente hable de epidemias antiguas, centenarias como referencia de pandemias y siguen constantemente borrando de la memoria histórica a quienes murieron de SIDA.

Parto del momento en que se identifica el problema; un virus nuevo, que puede producir la muerte de miles, millones de personas, y que desconocemos como identificarlo, como curarlo, y se admite por las agencias científicas que todos estaremos expuestos al virus si no tomamos “medidas”. Escribo medidas entre comillas porque las medidas iniciales generalmente responden a la incertidumbre de como se transmite el virus, al miedo, y al prejuicio. Medidas más tarde dentro de la pandemia responderán a la información médica disponible de inmediato pero muy rápido eso cambiará y dependerán más que nada de decisiones económicas y políticas. Examinemos brevemente los paralelismos.

  • Al igual que ahora con Coronavirus, la prevención del SIDA fue politizada, polarizada y reinó la desinformación.
  • Al igual que ahora con el Coronavirus, el debate fue duro y obsesivo en cuanto a las pruebas. Las preguntas eran muchas, las respuestas pocas. ¿Cuándo estarán disponibles las pruebas? ¿Qué prueba es confiable? ¿Qué prueba no lo es? ¿Cómo sabemos si es un falso positivo? Hazte la prueba, ¿No te la has hecho? Uno tosía, o estornudaba o le daba fiebre. la gente te miraba raro, se alejaba un poco, bajaban la voz, te preguntaban, ¿Te hiciste la prueba? El mal manejo de las pruebas, los falsos positivos, la incertidumbre referente a qué exactamente quiere decir un positivo o un negativo, todo ha sido igual.

El debate sobre si la prueba debía ser compulsoria o no, ¿anónima o confidencial? ¿Cuan confidencial? Esta vez estuvo ausente, posiblemente porque las vías de contagio son diferentes, no hay tanto estigma.

  • Al igual que ahora con el Coronavirusse especuló cuanto duraba el virus, y su capacidad de contagio asesino fuera del cuerpo. ¡no te sientes en los bancos públicos! ¡Deja los zapatos fuera de la casa! ¿Cuánto tiempo puede vivir el virus en metal; en asfalto; en el asiento del inodoro, en la tela, ¡deja la ropa en la puerta! Con las mejores intenciones, se especula tanto que al final la gente se satura y en vez de seguir la lista de precauciones que cada día crecía, dejan de tomarlas todas.
  • Al igual que ahora con el Coronavirusel gobierno ignoró que las pandemias impactan a las mujeres de forma diferente que a los hombres. En Puerto Rico se hizo un toque de queda que no consideraba este importante detalle. Por ejemplo, el enorme reto que representa para hogares liderados por mujeres que trabajan a sueldo y sus hijes.
  • Al igual que ahora con el Coronavirus, les más pobres, les más negrxs, les más destituides murieron más.
  • Al igual que ahora con el Coronavirus, el virus no es el único problema, a veces ni el mayor, el mayor problema sigue siendo, la pobreza, el racismo, el clasismo y la falta de educación social integrada y servicios de salud.
  • Al igual que ahora con el Coronavirus, las farmacéuticas han hecho una billonada.
  • Al igual que ahora con el Coronaviruslas teorías de conspiración fueron un gran escollo.
  • Al igual que ahora con el Coronavirushubo problemas con funerarias, problemas con cementerios y demasiada mucha gente muriendo sola. También hubo fosas comunes, tantas las muertes. Que terrible y deshumanizante pueden ser los visuales de fosas comunes, especialmente para familiares que no pudieron estar con sus seres queridos al final, con el SIDA fue así para las amistades a quienes los familiares nos negaron el acceso y les arrebataron de nuestras vidas, para igual, después dejarles morir solos.
  • Al igual que ahora con el Coronavirusla vergüenza y el estigma, el miedo disfrazado de precaución, ha causado rechazo, persecución, discrimen y violencia a personas que trabajan con coronavirus o a las personas contagiadas con el virus, de esto si sabemos demasiado.
  • Al igual que ahora con el Coronavirusjugaron con la logística de los números y el gobierno trató desesperadamente de esconder los números reales, las personas preguntarán por qué eso es importante, se me ocurre que lo principal es el reconocimiento de un estado de emergencia, y la asignación de fondos para atender la epidemia, aunque también se ha usado, pero también para esconder la negligencia y mediocridad de los servicios de gobierno.
  • Al igual que ahora con el Coronavirus, los funcionarios de salud al principio opinaron que no había que preocuparse y que no iba a llegar a Puerto Rico.
  • Al igual que ahora con el Coronaviruslas celebridades de las artes y el deporte tuvieron que hacer mensajes públicos educando contra la desinformación, el prejuicio y el discrimen.
  • Al igual que ahora con el Coronavirusmuy pocxs se acordaron de les confinades. El virus les resolvería el problema de hacinamiento. Nunca fueron prioridad. Como tampoco fueron prioridad los usuarios de drogas intravenosas. Entonces, la policía no permitía entrar a hospitalillos a intercambiar jeringuillas, ahora, los toques de queda hacen a veces imposible llegar a ellxs.
  • Al igual que ahora con el Coronavirus, las iglesias combatieron la educación o discusión de formas de prevención.
  • Al igual que ahora con el Coronavirus, los políticos sacrificaron la ciencia y la información para acomodar argumentos religiosos, económicos o ideológicos.
  • Al igual que ahora con el Coronavirus la desinformación casi prevalecía sobre la información científica y sobria.
  • Al igual que ahora con el Coronavirus,los cuerpos se transformaron y se convirtieron en posibles asesinos, asesinos latentes, asesinos potenciales. ¡No te contagies puedes matar a tu familia!
  • Al igual que ahora con el Coronavirus,se trató de criminalizar el contagio y se trató de criminalizar a quienes no seguían las instrucciones de prevención.
  • Al igual que ahora con el Coronavirus, el asunto de las máscaras se ha tratado como se trató el asunto del condón.
  • Al igual que ahora con el Coronavirus,algunas personas durante la comisión de un crimen, alegaban tener el virus y amenazaban con escupir y contagiar a la policía o quien tratara de intervenir.
  • Al igual que ahora con el Coronavirusprevaleció una obsesión con lo antiséptico, con lo estéril, que, en aquel entonces y para siempre, cambió nuestras interacciones y le cogimos asco a nuestros fluidos corporales. Le cogimos miedo al beso y al abrazo.
  • Al igual que ahora con el Coronavirusnos inventamos que había víctimas inocentes y que había irresponsables y criminales que se lo buscaron.

Yo aprendí a vivir con el recuerdo de la Pandemia del SIDA, y como a veces digo sin resentimiento, también aprendí a cargar mis muertos, todos aquellos amigos que al igual que yo, debieran todavía estar vivos. Y eso es lo bueno ahora, que sé que también quienes sobrevivamos esta pandemia, cargaremos todas esas muertes a destiempo, solitarias, y aprenderemos a vivir con elles y descubriremos mil formas de honrar sus vidas, su amor, amistad y lealtad. Y si nos esforzamos un poquito más aprenderemos a ser más y mejores humanes y reconoceremos que en medio de una pandemia, la luz que más brilla es la de la solidaridad.

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