La sirenita afroamericana

 

Por Maielis González Fernández*

¿Se acuerdan del Capitán Planeta y los planetarios? 

Cuando era niña jugaba a menudo a los planetarios con mis amiguitos del barrio. Sucedía que yo era la única que sabía imitar a la perfección el acento ruso de Lynca cuando decía “viento”. Sin embargo, no podía pedir ser Lynca porque mis amiguitos me refutaban que yo no era rubia. Lynca se la pedía otra niña que tenía el pelo de su mismo color, a pesar de que decía “viento” como la mierda. A mí me dejaban una versión femenina de Cuami, que era africano, o tal vez Gi, la asiática, pero tampoco les parecía muy convincente. Yo, como ocurría con la mayoría de animados, especialmente los de Disney, no tenía representación.

Descubro que hoy viene siendo trending la noticia de que el próximo live-action que Disney piensa refreír es “La Sirenita” y todos andan entre alarmados y sarcásticos compartiendo memes y comentarios sobre cómo ya van a echar a perder la película “original”, porque la actriz que escogieron para el papel de Ariel es (hold your breath!) afroamericana. Y allá van todos a ofenderse con la corrección política. Por favor, no se rasguen las vestiduras. Si fueran a “respetar el original”, la película tendría que ser rodada en danés y la sirenita debería morir al final. ¿Cuál es la pureza que estamos defendiendo aquí? ¿La pureza de un Disney que recién ha venido a diversificarse? ¿Un Disney que enseñaba a las niñas que lo más importante era ser bella para conseguir que un príncipe las quisiera? 

Luego habría que ver quiénes son los ofendidos con esto. Los que vieron de niños la película de 1989, que sienten que les están destruyendo su infancia. Eh, pípoles, ¿se acuerdan de cómo siempre nos estamos burlando de las tonterías de los millenials? Esta es una de ellas. Y de manual: “millenials ofendidos con que la nueva sirenita sea negra”… Es que nos merecemos todo el bullying del mundo. 

Y fíjense qué les digo, si ya Disney, por ser lo mainstream, es una cosa de la que no podemos escapar, de la que no podrán hacerlo los niños de hoy; pues prefiero el Disney de la Fiona que eligió convertirse en ogro a quedarse princesa y desdichada; el de Mérida que se rehusó a casarse y entrar por el aro y el de Elsa, la lesbiana. Prefiero un Disney que, aun si lo hace por hipocresía y por aumentar sus ventas, abogue por la representación de la diversidad; uno en el que las niñas negras y mestizas puedan pedirse ser sirenas sin sentirse incómodas. 

Y, ya. Que he gastado muchas energías en una película que no voy a ver ni aunque me paguen. (Y sí, Disney ha comprado hasta a los creadores de Fiona).

*Maielis (La Habana, 1989) fue profesora de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Ha participado en varios eventos sobre los géneros fantástico y de ciencia ficción  en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso y en la Casa de las Américas.

Obtuvo el segundo lugar en el concurso de cuentos de ciencia ficción Juventud Técnica, 2015. Obtuvo el Premio de Narrativa Breve Eduardo Kovalivker en 2016, a raíz del cual se publicó su  primer libro de relatos Los días de la histeria por la Colección Sur. Su relato «Seudo» fue incluido en la antología española Alucinadas II: Antología de relatos de ciencia ficción en español escritos por mujeres, Sportula, Barcelona, 2016. Ha publicado además Sobre los nerds y otras criaturas mitológicas,  por la editorial española Samarcanda en la colección Guantanamera en 2017.

Actualmente vive en Barcelona, Cataluña.

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