La surreal realidad de un levantamiento popular

 

 Por Giancarlo Vázquez López / En Rojo

Me propongo hacer de este escrito algo más o menos subconsciente e inconsciente. Tal vez algo automático. Intento describir fielmente el escenario que hemos presenciado en los últimos días. 

Partiré desde lo más orgánico de mi psique, sin la preocupación de que quien me lea lo entienda o no. Pero estoy seguro de que será comprendido. Aunque todo lo sucedido da la impresión de trascender lo real y situarse en el terreno de lo imaginario y lo irracional, dentro de las dimensiones de este canvas pintoresco es lo que es. 

Un jinete cabalgando un equino doméstico cuyas largas patas competían contra las ruedas veloces de un sinnúmero de motoras todo terreno. Un dron anaranjado, cuyo precio alcanza irracionalmente los $500 luego del huracán, cayendo sobre el parabrisas de una patrulla que transitaba por la autopista. Un gobernador (o exgobernador) con cara de lechuga. 

Los artistas Residente, Bad Bunny, Ile, Ricky Martin, Tommy Torres, Karla Monroig, PJ Sin Suela y Benicio del Toro se dirigieron a la multitud frente al Capitolio lista para peregrinar hacia la Fortaleza el miércoles 17, en la tarde. Estas celebridades llegaron para expresar su apoyo al reclamo de un pueblo que exige la renuncia inmediata del “gobernador”. 

“¡Ese es el Ricky que queremos!”, exclamaba el público a Ricky Martin.

Cada uno de ellos ofreció su respectivo mensaje. Todos instaron a la unificación de el pueblo para combatir la corrupción sobre las ideologías políticas. También criticaron con mucho resentimiento los comentarios hechos por Ricardo Rosselló y su jauría de perros hediondos. 

“¿Cuál será el resultado de todas estas movilizaciones?”, me preguntaba yo mientras marchaba y recopilaba material para escribir estas lineas para En Rojo. 

Observaba todo sin dejar de pensar en aquel gran pintor y amigo de Federico García Lorca: Dalí. Todo lo que sucedía dentro de las dimensiones infinitas de tal canvas era arte de vanguardia. 

Decidí tomar un descanso, ya había caminado mucho a través de ese gran texto que va desde el Capitolio hasta la plaza Colón. Allí me senté en la acera, me derretía como el famoso reloj pintado por Salvador.

Como si se tratara de un sueño vi pasar nuevamente la guagua de la UTIER y sobre su capota Ricky Martin, Residente, Mayra López Mulero, PJ Sin Suela y Bad Bunny. Algunos de ellos sosteniendo con su puño izquierdo al aire la bandera de Puerto Rico. El periodista estadounidense David Begnaud también estaba allí. 

Cayó la noche, aproximadamente 400 mil personas se habían conglomerado en las calles aledañas a la fortaleza, un oficial de la Policía de Puerto Rico dio por terminada la manifestación diciendo que ya no estaba protegida por la Constitución del Estado Libre Asociado. El oficial Escalera no le rindió cuentas a nadie, simplemente sostuvo que se formó un motín y tomó la decisión. 

Luego hubo enfrentamientos pero cuando todo parecía haber acabado llegaron las motoras. Una estala de luz atravesó las calles del Viejo San Juan, era el Rey Charlie dirigiendo a cientos de motociclistas hacia la Fortaleza. Entre ellos el cantante de música urbana Ñengo Flow. Residente no perdió tiempo y se montó con Ñengo. 

Para terminar esta tragicomedia que raya entre lo real y lo surreal, después de dos semanas de manifestaciones consecutivas el gobernador cara de lechuga en su terquedad pueril de niño engreído todavía cree que puede “restaurar su confianza” y sostiene que ante todo este panorama tiene “el compromiso más fuerte que nunca”. 

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