La vida en el trópico

Ricardo Negrón se dedicó por seis años seguidos a la producción de bromelias, principalmente para la creación de jardines o para venderlas individualmente. Pero su trabajo se vio perjudicado luego del paso del huracán María y, aunque logró salvar algunas plantas, su finca se vio severamente afectada.

Negrón comenzó a trabajar con plantas por influencia de su padre quien “siempre estuvo cosechando y trabajando en la finca”, aunque me confesó que nunca le gustó el campo.

–Casi to’a mi vida se ha basado en los jardines.

–¿Estás desde joven?

–Desde nene–, recalcó Negrón, de 36 años.

Fue en el 2013, luego de comenzar a trabajar en un hotel que “tenía millones y millones de dólares en plantas”, cuando Negrón –según me explicó– entró al mundo de las bromelias. Entonces, se dedicó a intercambiar esta planta típica de las regiones tropicales, y una vez comenzó a reproducirlas él mismo, entre finales del 2015 e inicios del 2016, no ha entrado una bromelia en su finca, todas han sido “pa’ fuera”.

“Empecé a buscar y aquí mismo en Utuado nadie sabía de bromelias, y el que las tenía, no sabía bregar con ellas. Me fue cuesta arriba…”.

Recordó Negrón que a pesar de su inglés “medio patiao” contactó a una persona filipina y comenzó a trabajar en la producción de bromelias, llegando a una cifra de más o menos 700.

Así, comenzó trabajar independiente y sin interrupción haciendo jardines de Bromelias, hasta septiembre de 2017 cuando la Hacienda Pepe Negrón –como aparecen en su página de Facebook– fue abatida por el huracán María y tuvo que reinventarse, no para abandonar su trabajo, sino para poder sostenerlo y llevarlo a otros niveles.

De ahí surge la idea de montar un carretón de pinchos, hamburguesas y hot dogs, además de triplicar la producción de alimentos en la finca, ubicada en el barrio Paso Palmas de Utuado, y meter más animales.

Negrón, nos dice que al momento la finca tiene aproximadamente 700 matas de ají y 300 de plátanos.

“La idea es tratar de sacar lo mismo que yo tengo que comprar en el supermercado para aquí; por ejemplo, el sofrito (entre otros productos para la confección de alimentos) y producirlo yo todo. Se brega el carretón, se brega la finca, simultáneamente, y ahí vamos poco a poco”, expresó sin demostrar un rastro de desaire.

Negrón trabaja seis días en el carretón. Su único día “libre” es el lunes, que lo dedica a bregar con los jardines y las plantas, entre otras gestiones.

¿Qué piensas sobre la necesidad de producir alimento en Puerto Rico considerando el contexto actual?

“Definitivamente, si no sembramos no vamos pa’ ningún lao… Estamos en unos tiempos tan difíciles que no estamos mirando hacia dónde vamos a ir. La situación económica del país está tan apretada que a larga todo el mundo va a tener que sembrar”.

¿Esa situación se intensificó luego del huracán?

“Sííí, porque vimos el sufrimiento. Nosotros perdimos todo en la finca y al perderlo todo le metimos más; pero no es fácil, tú sabes…”

Aunque aclaró que no es un agricultor bonafide mencionó que unas amistades que sí lo son están hablando sobre la necesidad de producir alimentos en la isla (entiéndase construir una soberanía alimentaria) y criticó que para ser agricultor bonafide se tiene que pagar. Aunque el gobierno brinda unas ayudas e incentivos, eso no basta.

¿Se la ponen difícil al agricultor local, pero no es lo mismo si se trata de grandes compañías de biotecnología?

“Todo se basa del que viene de afuera para acá. Se lleva todas las ayudas e incentivos, pero el puertorriqueño que quiera sembrar y echar para adelante se tiene que… fastidiar; es cuesta arriba de verdad”.

La mediana de ingresos antes del huracán María era de $20,043 y luego del embate se redujo a $9,606.

“De ahí nos reinventamos con el Carretón del Sabor. Si no fuera por el carretón, la siembra no iba pa’ ningún lado”.

La Hacienda Pepe Negrón es solo un ejemplo de los tantos que debe haber alrededor de la isla de comerciantes locales que tuvieron que ingeniárselas para poder contrarrestar los efectos de un huracán sobre una economía ya maltrecha.

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