Las cuitas de Rivera Schatz

 

Por Manuel de J. González/CLARIDAD

Hace apenas 8 meses, el 7 de diciembre de 2018, la secretaria de Justicia de Puerto Rico, Wanda Vázquez, estaba sentada en el banquillo de los acusados en el Tribunal Superior de San Juan. Lo de estar “sentada en el banquillo” no es metafórico, sino muy real. A la señora Vázquez se le imputaban entonces varios delitos por parte de la Oficina del Fiscal independiente (FEI). Ella, ¡una Secretaria de Justicia en funciones!, alegaba ser víctima de una “fabricación” y quienes la defendían decían que el presidente del Senado, su correligionario Thomas Rivera Schatz, manejaba los hilos que movían al FEI.

El proceso judicial contra Vázquez – que, como sabemos, terminó en un “no causa”– figura de manera prominente en el chat de la manada de Fortaleza. Según el intenso intercambio de mensajes, el Gobernador y su banda estaban pendientes del resultado y comentaban cada paso del proceso judicial. Parecía que miraban una pelea de boxeo y en el mismo chat celebraron la “victoria” con expresiones de machos embriagados. Minutos después del desenlace, para humillar al perdedor, Rosselló dijo que se inventaría un viaje en compañía del Secretario de Estado para que Vázquez se quedara unos días como gobernadora. El resto de la manada aplaudió la ocurrencia dirigida a humillar al Presidente senatorial. El viaje inventado efectivamente ocurrió y la otrora imputada de delito flameó como Gobernadora frente al promotor de la acusación. La humillación de tener que lidiar con Vázquez como gobernadora se limitó entonces a par de días.

En la noche del 7 de agosto de 2019, exactamente ocho meses después de aquellos hechos, en las redes sociales circuló una foto recién tomada en Fortaleza, nuestro centenario palacio de gobierno. Al centro de la imagen está sentada Wanda Vázquez con pose de jefa de Estado y a su lado izquierdo muy serio, y con aires de incomodidad, está Rivera Schatz en la silla reservada para los invitados. El calce diría: “La recién juramentada gobernadora Wanda Vázquez se reúne con los presidentes de los cuerpos legislativos.” Luego trascendió que antes de la visita los líderes legislativos solicitaron que no se tomaran fotos de la reunión, pero Wanda quiso asegurarse que el momento quedara registrado para la (su) historia. La foto se tomó y se divulgó.

Aquel día 7 de agosto, previo a la visita a Fortaleza, habían ocurrido muchos eventos importantes. A la una de la tarde el Tribunal Supremo dio a conocer su sentencia, suscrita por los 9 jueces que integran el foro, declarando inconstitucional la juramentación de Pedro Pierluisi, el gobernador que había dejado Rosselló en el cargo, cuando se vio obligado a renunciar en medio de protestas populares. La demanda que produjo el fallo judicial había sido presentada, precisamente, por el presidente del Senado, luego de que ese mismo cuerpo, también a insistencia de Rivera Schatz, se negara a darle curso a la confirmación de Pierluisi como secretario de Estado, para que pudiera asumir legalmente el cargo de gobernador. Fue esa acción (u omisión) del Senado lo que motivó la sentencia del foro judicial.

Al final de la opinión del Supremo, tras declarar inconstitucional la ley que amparó al gobernador efímero, se disponía un remedio inevitable, aunque no muy halagador para Rivera Schatz: a las cinco de la tarde de ese día 7 de agosto debía jurar en el cargo la secretaria de Justicia en funciones, próxima en la línea sucesoria, que resultaba ser Wanda Vázquez.

Mientras Vázquez se dirigía al Tribunal Supremo para juramentar (quiso hacerlo allí, ante la jueza presidenta, para hacer más dramático el asunto) Rivera Schatz, presidente en funciones del Partido Nuevo Progresista (PNP), se reunía con todo el liderato del partido. Antes había escrito, como advertencia en aquel momento a Pierluisi, que la gobernación le pertenecía al PNP y no a una persona en particular, implicando que sería el partido quien seleccionaría al sucesor de Rosselló. De aquella reunión surgió el requerimiento – más bien mandato – de que Vázquez tenía que renunciar para darle paso a la comisionada residente Jennifer González, la seleccionada en cónclave. No obstante, tras el juramento, la invitada a renunciar anunció que se quedaría en el cargo hasta el final del término y, echando más sal a la herida, solicitó que Rivera Schatz fuera a visitarla a sus nuevos cuarteles.

El corolario de este drama, repleto de justicia poética, no puede ser más interesante. Una imputada de delito como resultado de la faena de un gran manipulador, asciende luego a la más alta posición de gobierno gracias a las movidas de ese mismo manipulador. Hasta ahora todo indica que desde allí estará dispuesta enfrentarse a su anterior perseguidor.

De la última oración debo enfatizar el “hasta ahora” porque a este drama le faltan varios actos. En la pradera hay unas cuantas fieras heridas dispuestas a atacar. Más temprano que tarde llegarán las próximas entregas de la obra. Rivera Schatz fue golpeado, pero conserva poder y el historial de Vázquez puede facilitarle la tarea.

Pero en lo que llegan las próximas entregas de la obra, celebremos los resultados esplendorosos que ya ha producido este hermoso verano puertorriqueño, que aún no termina. Mandamos al exilio a un gobernador corrupto y mediocre que ya planeaba su reelección y, en el proceso, el tiburón del Senado, acostumbrado a imponer su voluntad a la cañona, ha perdido muchos colmillos y anda desorientado.

En cuanto a Wanda Vázquez, los capítulos que faltan del drama veraniego la tendrán inevitablemente como protagonista. El tiburón del Senado, a pesar de haber sido rebautizado como tilapia en las redes sociales, seguirá agazapado desde la Legislatura que todavía controla. Ya vendrán nuevas dentelladas alimentadas por la gran cantidad de esqueletos que Vázquez ha trasladado del Departamento de Justicia a La Fortaleza.

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