Las vacunas que las religiones pueden producir

Por Marcelo Barros/Especial para CLARIDAD

Actualmente, gobiernos y laboratorios se apresuran a patentar vacunas contra el Covid 19. Entidades de la sociedad civil internacional lanzan manifiestos y piden a la Organización de las Naciones Unidas(ONU) un gesto de solidaridad a toda la humanidad. A partir del 15 de septiembre, en Nueva York, se reunirá la Asamblea General de las Naciones Unidas. Los grupos y organizaciones, reunidos en la Agora de los/las Habitantes de la Tierra piden que la ONU declare todas las vacunas contra virus como bienes comunes de la humanidad que no deben ser comercializados y menos aún privatizados. 

El papa Francisco anunció que, en videoconferencia, dirigirá su palabra a esta asamblea de la ONU. El insiste que, después de esta pandemia, la forma de vivir y organizar la sociedad no puede repetir los mismos padrones de antes. La ONU debe ayudar la humanidad a reorganizar la política y la economía desde otros fundamentos. No basta inmunizar las personas contra el coronavirus. Se hacen urgentes vacunas contra los virus de los intereses egoístas y de la insensibilidad frente à los sufrimientos de los pobres de la tierra que forman la más grande parte de la humanidad.

En estos días, el Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, organismo de la Iglesia Católica, se reunió con el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), que reúne 349 Iglesias evangélicas y ortodoxas. Juntos, publicaron un documento conjunto que tiene como título: «A través de la solidaridad interreligiosa, servir a un mundo herido«. El subtítulo explica la naturaleza del documento: “Una llamada cristiana a la reflexión y a la acción durante Covid-19«.

Este documento, dirigido a Iglesias y organizaciones cristianas, propone la importancia de la solidaridad interreligiosa en un mundo herido por la pandemia. Explica la base cristiana para la solidaridad interreligiosa que pueda inspirar y confirmar el impulso de servir a un mundo herido no sólo por Covid-19 y por muchas otras heridas.

En este tiempo de pandemia, diversos representantes de religiones  ya han respondido al Covid-19 con pensamientos similares, basados en sus propias tradiciones. Ahora, la propuesta sería unirse en una acción común. 

El aspecto más grave de la crisis es la situación del planeta y la amenaza que pesa sobre la vida en la Tierra. El Papa propone que el cuidado con la naturaleza sea el compromiso fundamental de gobiernos y de la sociedad civil. Solo así se podrá pensar una economía que privilegie la vida y el bien-vivir y no intereses privados. Para que estos cambios sean profundos, deben tener como fundamentos una cultura de amor que reverencia la presencia divina en todos los seres vivos y en el universo. 

El autor es monje benedictino y ha escrito más de 40 libros.

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