Le Carré: creador del espía humano-Parte 1

 

En Rojo

 

John Le Carré, pseudónimo de David Cornwell, es reconocido mundialmente como uno de los mejores escritores del género de espionaje desde que publicó su 1era novela en 1960 hasta completar 30 libros antes de morir a la edad de 89 años. Sus espías son la antítesis de James Bond con sus debilidades, incertidumbres, falta de convicción en sus asignaciones y su trabajo investigativo de nada glamoroso. Cornwell es un “insider” porque fue parte de las redes de espionaje doméstico e internacional de Mi-5 y Mi-6 en las décadas de 1950 y 1960 y su interés por las políticas que trascienden fronteras ha sido parte de su diario vivir desde entonces. En una excelente entrevista en Democracy Now!, que data del 2010, pero que volvieron a presentar este diciembre como homenaje a su persona, el escritor presenta su perspectiva hacia la geopolítica mundial. Además, a raíz de la invasión de Irak en 2003, escribe una carta-ensayo, “The United States Has Gone Mad“, donde puntualiza precisamente cómo países como los Estados Unidos y sus aliados (como el Reino Unido bajo Tony Blair), están dispuestos a alterar el orden mundial para sostener una mentira.

He hecho una pequeña selección de algunas de las mejores (según mi criterio) adaptaciones al cine de las novelas de Le Carré para mostrar cómo sus historias se interpretan de manera muy diferente en el género visual donde hay que suprimir múltiples detalles que son esenciales para la trama y que muchas veces nos quedamos en el aire esperando más explicación para así poder creer que algún bien ha salido de tanto engaño a nivel personal y político.

The Constant Gardener (Fernando Meirelles 2005)

La época es Africa contemporánea con sus relaciones poscoloniales con el Reino Unido y las relaciones establecidas por los nuevos gobiernos con empresas farmacéuticas y de otra índole aparentemente para ayudar a las economías de estos países en desarrollo y a las poblaciones arrasadas por enfermedades como la poliomelitis, la malaria y el SIDA. Los gobernantes, las organizaciones no-gubernamentales (ONG), los representantes de agencias gubernamentales europeas y los grupos de intereses especiales parecen confundirse en esta historia.

Mientras Justin Quayle (Ralph Fiennes) atiende asuntos de diplomacia en Kenia, su joven esposa, Tessa (Rachel Weisz), hace trabajo voluntario en las clínicas al aire libre o en campamentos en los lugares más inhóspitos de Nairobi. Su determinación de ayudar a los más necesitados la lleva a investigar el alto número de muertes por causas no identificadas o complicaciones no explicadas. Con su amigo y cómplice médico en esta investigación, Arnold (Hubert Koundé), logra descubrir las conexiones entre medicamentos, tratamientos y experimentación con seres humanos. No es hasta que Tessa ha sido violentamente aislada que Justin se convierte en un agente activo que intenta reconstruir la vida de Tessa en África. Así Justin podrá entender la pasión de Tessa por la justicia, su furia contra los que ostentan el poder y abusan de él, su determinación de hacer algo en vez de esperar por la lentitud diplomática o el aparato burocrático, los enlaces creados con otros individuos o grupos con las mismas preocupaciones, su silencio ante Justin para proteger su carrera y también su vida.

En manos del brasileño Fernando Meirelles (Ciudad de Dios 2002, The Two Popes 2019) esta historia nos lleva a otra dimensión de movimiento y percepción visual con escenas que quedan en la memoria para revivirlas una y otra vez.

A Most Wanted Man (Anton Corbijn 2014)

Este “thriller” de espionaje es sencillamente excepcional por lo compacto y tenso de su historia ya que todo sucede en un tiempo muy limitado de días divididos en horas para que cada uno de los componentes del drama tengan espacio para lograr su objetivo. Desde su inicio nos advierten que la tragedia del ataque de 9/11 2001 (para no confundirlo con el golpe militar financiado y apoyado desde las más altas esferas por el gobierno estadounidense del 11/9 1973 en Chile) creó o dio más poder a las agencias de espionaje, pero echó a un lado la cooperación y confianza entre agencias y países. Esa paranoia sería responsable de tantos errores de inteligencia y de crear nuevos enemigos (todos los que profesan el Islam o vienen de países denominados terroristas por las potencias occidentales). Dentro de este clima se desarrolla la historia de un hombre (Issa Karpov) que llega ilegalmente a Hamburgo, Alemania para solicitar asilo político (alega ser torturado en Rusia por provenir de Chechenia) y reclamar una cuenta bancaria de su difunto padre, un alto militar del gobierno ruso que cometió barbaridades contra la población de Chechenia.

Pero como acostumbra hacer Le Carré, esta historia parece secundaria cuando conocemos al grupo de especialistas en espionaje que no sigue las leyes vigentes del país y que es dirigido por Günther Bachmann (Philip Seymour Hoffman) que desconfía de las agencias con poderes absolutos. Su grupo se concentra en el Dr. Faisal Abdullah, un filántropo que ha podido recaudar millones para ayuda humanitaria a los países en conflicto del Medio Oriente. Todos los países le abren sus puertas y parece ser la persona innata para reconciliar a los pueblos en conflicto, pero Bachmann sospecha que dentro de esa benevolencia también hay una parte que le sirve a los grupos terroristas. Este es el enfoque de su investigación.

Si Issa es un terrorista potencial para las agencias de espionaje y represión de Alemania y los Estados Unidos, para Annabel Richter (Rachel McAdams), abogada defensora y facilitadora de los que solicitan asilo político en Hamburgo, es un joven que ha sufrido tortura y represión y que solamente ansía comenzar una nueva vida. Para Bachmann es la manera de probar que Abdullah sí tiene vínculos con los extremistas y es la cabeza que le puede señalar otras cabezas de esa organización. La actuación de Philip Seymour Hoffman es sencillamente impecable: su voz (con acento alemán), sus gestos, mirada, caminar y correr, conversaciones casi elípticas, comentarios irónicos (con las agencias gubernamentales), confianza en que su versión de las cosas es la correcta, su trabajo de equipo y, por supuesto, su desconfianza en los que prometen y nunca cumplen y no les importa poner la vida de otros en peligro para ejercer total control de una situación. El resto del elenco complementa y sostiene la brillantez de Hoffman.

Our Kind of Traitor (Susanna White 2016)

Como suele suceder en las tramas de Le Carré que enfocan en las agencias británicas de espionaje, tanto los agentes conocidos como los encubiertos o sospechosos de serlo, son personas de muchos misterios y de alianzas confusas. Como también sucede, en el medio de todo mujeres y hombres con vidas normales se confunden con acciones clandestinas que ellos no generan ni entienden su alcance. Así sucede con Perry (Ewan McGregor) y Gail (Naomie Harris) que de pronto se ven involucrados en una red de rescate, colaboración y deserción con una familia que acaban de conocer, pero que no solamente les cae muy bien, tiene un aura de misterio y aparente bondad y la relación sirve para volver a unir a una pareja que se había distanciado. Paralelamente, aunque todavía no sabemos su relación con Dima (Stellan Skarsgård), vemos a oligarcas con relaciones muy cercanas a otro gobierno tomando decisiones que implican secuestro y asesinato. En algún momento se hará contacto con agentes de espionaje británico que dicen una cosa y hacen otra.

Tanto detalle—que en las novelas se incluyen y desarrollan perfectamente—tiende a mantenernos en un juego de adivinanza que no se esclarece hasta casi al final. En las historias de espionaje de Le Carré, contrario a James Bond y las novelas detectivescas, todos los personajes pueden tener un final trágico o quedar tan traumatizados que no pueden recuperarse. Algunos podrán seguir como agentes, pero la cicatriz permanece que es el caso de Hector (Damian Lewis) cuya investigación y conclusiones hacen posible establecer enlaces importantes con ciudadanos británicos y políticos influyentes.

Tinker Tailor Soldier Spy (Tomas Alfredson 2011)

Esta novela de Le Carré se presentó en la TV británica en 1979 como una serie de siete episodios con Alec Guinness interpretando a George Smiley. En este filme de 2011 se comprime esa historia en tan solo dos horas y para poder captar muchos detalles habría que verla una 2nda vez. Eso sí, la selección de Gary Oldman para sustituir al emblemático actor Alec Guinness como Smiley es el mejor acierto del filme. La historia vuelve a la década de 1970 cuando todavía la Unión Soviética era la potencia más peligrosa para arrasar con el “1er mundo libre” e imponer el comunismo. Uno de los temas más importantes en las novelas de Le Carré es cómo la URSS y sus agentes pueden subvertir a los agentes de MI5 y MI6. Por eso todos los que trabajan en estas agencias son sospechosos desde los más altos administradores hasta los agentes de campo (“field agents”). Smiley es el único incorruptible y por eso le asignan las investigaciones internas.

Lo más impresionante del personaje de Smiley es su humanismo. El entiende porqué un agente puede doblarse y aún seguir siendo una persona buena y nunca un traidor. Muchas veces hay dinero involucrado, secretos personales y la posibilidad de denunciar falsedades. Su posición a estas transgresiones es la que muchas personas tienen hacia los informantes (whistleblowers): desde adentro de la agencia alguien da a conocer documentos secretos/confidencias/archivos para denunciar las mentiras e ilegalidades que las organizaciones de inteligencia esconden para preservar su poder y manipular la realidad. Por eso Smiley estudia cada situación, explora la vida personal de los agentes sospechosos y busca pistas que no son fáciles de encontrar. Es un trabajo de archivo y no de “bang bang”; es un rompecabezas que tanto Smiley como los espectadores tienen que estudiar y llegar a conclusiones casi correctas porque la verdad nunca es absoluta. Cuenta con un elenco masculino de ensueño aparte de Oldman: Colin Firth, Tom Hardy, John Hurt, Toby Jones,Benedict Cumberbatch y Ciarán Hinds.

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