Lecciones de las vistas

Los reportajes sobre las vistas que recientemente realizó la Junta de Control Fiscal tienen datos interesantes.

El presidente de la Junta, José Carrión, reconoció que el problema de fondo no es la deuda, sino el desarrollo económico. También reconoció que la Junta carece de poderes para estimularlo y que el Congreso no ha creado mecanismos para promoverlo. Según El Nuevo Día, Carrión recalcó “las limitadas funciones de este organismo… para salir de la crisis, sin que… [el Congreso] diera… otro mecansimo para estimular la economía”. Explicó que el alcance de la Junta se limita a los “ingresos, gastos, la deuda y el flujo de efectivo” del gobierno. Es decir, según Carrión, ni la Junta, ni el Congreso han tomado acción para facilitar el desarrollo económico, que es, precisamente, lo que Puerto Rico más necesita. Así reconoce la inutilidad de la Junta y de PROMESA para atender los problemas más apremiantes del país.

No solo se trata de inutilidad. Joaquín Villamil, uno de los deponentes en las vistas, predijo que la economía continuará decreciendo hasta el 2020 y que solo crecerá a partir de 2025. Añadamos el juicio de todos los economistas que se han pronunciado sobre esto: los recortes que la Junta pretende imponer, recogidos en el plan fiscal del gobierno, tendrán un efecto depresivo. Nada nuevo: ese ha sido invariablemente el efecto de las políticas de austeridad en países sobre-endeudados y con economías deprimidas. Es decir, la Junta no puede fomentar el desarrollo y sus medidas fiscales tienen un efecto destructivo en la economía. En fin, de las vistas celebradas por la Junta se desprende que ese organismo y PROMESA son una fórmula para el desastre.

En las vistas también depuso la Comisionada Residente Jennifer González. Aquí pasamos de lo deprimente a lo patético. Según González, hasta ahora sus gestiones para aliviar la situación de Puerto Rico han sido fallidas. Le pide a la Junta que eleve sus reclamos al Congreso y señala que “No es lo mismo que lo digamos nosotros o el sector privado, que ustedes que son una criatura del Congreso”. Esta declaración no tiene desperdicio. González reconoce que a ella, representante electa del pueblo de Puerto Rico, no le hacen caso en el Congreso y que siete personas que nadie ha elegido tendrían más influencia. En lugar de hablarle al país para denunciar la irresponsabilidad del Congreso, su irrespeto por la democracia que dice defender, y para convocarlo a la resistencia, la Comisionada se reduce a pedirle a la Junta que haga lo que ella no ha podido hacer.

Estas declaraciones me recuerdan la Exposición de Motivos de la ley 51 (la ley del plebiscito). Uno se pregunta si los legisladores del PNP leen las leyes que aprueban. Una y otra vez los oigo culpando a la administración anterior de la crisis. Sin embargo, esa Exposición de Motivos dice algo distinto. El documento afirma: que el colonialismo es una relación de injusticia y desigualdad; que el Congreso ha actuado irresponsablemnente al perpetuarlo durante 119 años; que el colonialismo es la “médula”, el “problema estructural” de nuestra economía, cuya situación es resultado de las “políticas desventajosas” impuestas de manera “unilateral” y “desigual” por el Congreso; que el Congreso es, por tanto, corresponsable del descalabro económico actual.

Eso ya es bastante, pero el documento dice más. Sobre el tema de la deuda afirma: que su crecimiento es resultado de los límites económicos impuestos por el colonialismo; que el Congreso es, por tanto, corresponsable de la crisis de la deuda; que el Congreso no ha querido reconocerlo y pretende atribuirla a problemas internos en Puerto Rico exclusivamente; que PROMESA es, por tanto, una medida injusta, que recrudece las “condiciones coloniales” que son la raíz de la crisis; que las propuestas congresionales para el desarrollo son vagas e insuficientes; que la crisis se soluciona no recrudeciendo sino aboliendo el colonialismo.

De este razonamiento tan solo puede concluirse que es necesario organizar la resistencia activa contra PROMESA y la Junta. Pero esa no es la política de gobierno.

Como dije, la Comisionada le pidió a la Junta que le solicitara al Congreso lo que ella no había podido lograr. Añado que no ha podido y tampoco ha querido. Si quisiera, lo podría hacer: la fuerza para arrancar del Congreso y de la Junta lo que el país necesita existe. Estaba presente el día de las vistas: afuera, frente al edificio en la protesta contra la Junta. Y está presente en la indignación del país ante los recortes injustos y destructivos que la Junta pretende imponer. Si nuestros representantes electos movilizaran a ese pueblo, si en lugar de pedir ayuda a los siete virreyes le pidieran ayuda al país, su voz tendría la potencia que ahora no tiene. Esa voz diría que PROMESA no es marco para atender los problemas de Puerto Rico, que debe derogarse inmediatamente a la vez que se extiende la protección contra litigios por los acreedores, entre otras medidas. Pero el temor a esa movilización de la gente pesa más en la mente de nuestros gobernantes que su molestia con la inacción del Congreso o los límites de PROMESA. Esa movilización también amenazaría la reforma laboral que han impuesto y otros privilegios patronales y de clase en Puerto Rico: un pueblo movilizado es más difícil de maltratar. Precisamente porque se trata de un gobierno patronal, patalea contra la inacción del Congreso, se queja de alguna u otra acción de la Junta, pero muy pronto termina sometiéndose a sus dictados.

El pueblo trabajador tiene que hacer lo que el gobierno actual no es capaz de hacer, ni tampoco las organizaciones patronales que, carentes de proyecto propio, han abrazado a la Junta sin parpadear: defenderse a través de la movilización desde abajo. Tenemos ya un foco que debemos fortalecer: la huelga de los estudiantes de la UPR. Convirtamos cada recinto en un lugar de encuentro de la resistencia contra la Junta. Realicemos actividades en apoyo a los estudiantes. Trabajemos hacia un 1ro de mayo que cristalice el crecimiento de la resistencia. ¿Seremos capaces de hacerlo? Ese es el reto.

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