Libertad Lamarque La novia de América

Con 76 años de carrera profesional, 65 películas y cientos de canciones grabadas, Libertad Lamarque es considerada la actriz argentina con mayor carrera internacional.

Confieso que desde muy niño fui fanático de esta cantante. Me cautivaba su voz, su presencia en pantalla y los sentimientos que generaba cualquier participación en las películas que me llevaba a ver una tía mía a quien le debo mi amor por el cine y el teatro. Aunque desde la década del sesenta ya nos visitaba en Puerto Rico, por razones obvias, la vine a conocer mucho después. He visto todas sus películas, las argentinas, las mexicanas, y otras realizadas en el Caribe y Europa. Esta singular artista nació en Rosario, Argentina en 1908. A los siete años comenzó a actuar y en la década de los 20, fue firmada por la RCA Victor como artista exclusiva.

Su primera película se realizó para el cine mudo de Argentina y fue precisamente ella, quien participó junto a Tita Merello en la primera producción sonora realizada en su país natal. Fue una de las primeras voces femeninas del tango y paseo su arte por todos los rincones posibles.

En La cabalgata del circo actuó junto a Eva Duarte quien se convertiría en Eva Perón. Se dice que la relación profesional entre ambas no fue la mejor y como consecuencia mientras una se convertía en la primera dama de Argentina, la otra se fue de su país y establecida en México fue conocida como “La novia de América”.

La razón de escribir este baúl de los recuerdos es muy sencilla. Tengo la intención de refrescarle la memoria a algunos y el conocimiento a otros. Desde la primera vez que Libertad visitó Puerto Rico desarrolló un cariño especial por nuestra gente, nuestras costumbres y nuestra música. Fue una gran intérprete de Rafael Hernández, Noel Estrada y otros autores boricuas.

Sus presentaciones en teatro siempre eran exitosas, y el público llenaba cada sala, cada noche. El actor y libretista Jesús Rivera Pérez conocido desde la época de la radio en donde participaba como “Manomeco” y posteriormente fue el “Don Benancio” del popular programa Carmelo y Punto fue el responsable de los pasos de comedia que la artista realizaba junto a él. En estos “Manomeco” le preguntaba que de dónde era, a lo que Libertad con el mayor acento argentino le contestaba que “de Vieques”. El comediante le refutaba que como era posible que fuera de Vieques con ese acento y ella le decía que así hablaban allá. La gente se desternillaba de la risa y aplaudía. La reacción de la actriz fue querer conocer el pueblo al que hacía referencia. A Libertad la llevaron a Vieques, el pueblo entero se había tirado a la calle a esperarla. Como resultado fue nombrada “hija adoptiva” y posteriormente “hija predilecta”.

El nombre de Libertad Lamarque engalanó la marquesina del Teatro Puerto Rico de Nueva York en muchas ocasiones. Los puertorriqueños fuimos fieles admiradores de su trayectoria y de su arte. Su amistad casi hermandad con Ruth Fernández siempre fue constante y en muchas ocasiones acompañaba a Ruth en el telemaratón que se realizaba en Nueva York a beneficio de la Sociedad de Niños y Adultos Lisiados.

En uno de sus espectáculos vi en persona a una niña talentosa que me cautivó con su voz y su dominio escénico. Esa niña era Yolandita Monge de quien hablaré la próxima semana.

Aquellos que quieran hacer un recorrido por el histrionismo de Libertad Lamarque quien como prueba de su cariño a los boricuas hasta cantó en sus películas música nuestra, que busquen títulos como: Bambalinas, Así era mi madre, Los hijos que yo soñé, La Sonrisa de Mamá, La loca de los milagros, Arrullo de Dios, Rosas blancas para mi hermana negra, La Sonrisa de Mamá y La mamá de la novia, por tan sólo mencionar algunos.

Libertad Lamarque se mantuvo activa hasta el final de sus días. A los noventa todavía cantaba y llegó a grabar con Enrique Chía. Y a los noventa y dos realizaba la telenovela Carita de Angel en donde realizaba el personaje de una monjita. Es precisamente en esa telenovela que una bronquitis se le complicó a tal extremo que una neumonía le ocasiono un paro cardiorrespiratorio.

Lo cierto es que Libertad Lamarque entró en corazón de varias generaciones. Fue la voz del tango, fue la mujer que corrió el mundo cantando la música que honraba su tierra. Fue única, completa y tenía su genio. Pero en escena se entregaba y daba el alma en cada canción.

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