Lin Manuel, Rita, In the Heights

 

En Rojo

¿Por qué será que cada vez que una figura pública en el mundo cultural, como Lin Manuel Miranda puede, por un lado, recibir aplausos por sus obras y gestión, y, por otro, convertirse en el blanco de ataques personales, especialmente por los grupos que precisamente han sido marginados por los centros culturales estadounidenses? Los críticos de cine de las publicaciones y programas más prestigiosas y centrales han elogiado la reciente versión fílmica de In the Heights como anteriormente lo hicieron los críticos de teatro cuando la obra se presentó por 1era vez en Broadway en 2008 y obtuvo 13 nominaciones y cuatro premios Tony, incluyendo el de Mejor Musical. Pero se ha levantado una ola de objeciones al “colorism” de los actorxs que interpretan los papeles de Usnavi, Vanessa, Nina, Benny, Sonny, Daniela, Claudia. Ahora en vez de objetar la ausencia de actorxs “latinos” interpretando papeles de puertorriqueños, dominicanos, cubanos, colombianos, mexicanos, etc, la protesta se basa en la ausencia de afro-latinos. Entre los argumentos principales presentados están el no aprovechar la apertura de In the Heights para ser más inclusive y más cercano a la realidad de la población que habita este sector de Nueva York (Upper West Side/Washington Heights/Quisqueya Heights). El mes de junio también nos trajo el excelente documental biográfico narrado por su protagonista, Rita Moreno: Just a Girl Who Decided to Go for It y ejecutado en todas sus facetas por la realizadora puertorriqueña, Marién Pérez Viera, quien también tiene a su nombre uno de los mejores documentales sobre Vieques y su lucha por sacar a la Marina de EEUU de esta isla, Cuando lo pequeño se hace grande (2002).

Todas estas piezas convergen cuando en el programa nocturno de Stephen Colbert, Rita Moreno reacciona a la acusación de “colorism” en In the Heights. Sus palabras resumen muy bien lo que la mayoría de esos latinos (sombrilla muy conveniente para agrupar a los hispanoparlantes que habitan los bolsillos étnicos en ese país) piensan del filme de Lin Manuel: “You can never do it right, it seems. This is the man who literally has brought Latino-ness and Puerto Rican-ness to America”. Y como al parecer todo tiene que conformar a patrones establecidos para obtener la aprobación de nuestros pares en la industria, Rita se excusó por su exabrupto. Yo añadiría a las interrogantes de Rita: ¿se define la comunidad dominicana en NY como afro-latina? ¿cómo esta comunidad se relaciona con la afro-americana y la diáspora haitiana? Ni me acerco a la puertorriqueña con sus mezclas raciales indefinidas y sus múltiples definiciones de ser puertorriqueño (de aquí, de allá y de más allá).

In the Heights

Director: Jon M. Chu; guionista y autora: Quiara Alegría Hudes; concepto, música y letra: Lin Manuel Miranda; cinematógrafa: Alice Brooks.

Pudimos ver la puesta en Broadway de In the Heights cuando ya Lin Manuel no interpretaba el papel de Usnavi de la Vega. La producción seguía siendo de primera y se presentaba a casa llena. Mi primera impresión era que la historia era algo lite, pero la música, la letra, las voces y el movimiento de sus actores/bailarines/cantantes no dejaban cabida para respirar y profundizar. Por eso ver su adaptación fílmica es ver otra obra que se convierte en un festín visual como solamente lo puede hacer el cine. El encerramiento del escenario aquí se sustituye por el gran espacio de las calles de Washington Heights que incluye los techos y escaleras de escape de sus edificios, los interiores de sus negocios, una pista de baile y la gran piscina pública. Además, se da el toque de fantasía o “el sueñito” de ese terreno en la montaña o las playas que todxs añoramos cuando vivimos fuera del Caribe. Aunque el personaje central es Usnavi (Anthony Ramos), como en todo musical es el “ensemble” lo que predomina. Por eso, Usnavi no tiene que estar en cada escena y otros personajes e historias asumen la centralidad. Nina (Leslie Grace), de regreso de su 1er año de estudios en la Universidad de Stanford—de gran prestigio y muy costosa—no sabe todavía cómo anunciar su desencanto con esa institución y su deseo de volver permanentemente a casa. Benny (Corey Hawkins), asistente de Kevin (Jimmy Smits), está muy dispuesto a revivir el romance que una vez tuvo con Nina. Vanessa (Melissa Barrera) ve su vida presente como un intermedio: tener un sueldo trabajando en el beauty de Daniela (Daphne Rubin-Vega) mientras consigue entrar en el mundo de diseño de modas de otro sector—que casi sería otro país—de Nueva York. Todxs se encuentran en transición.

Es pleno verano, apenas se puede estar dentro de los apartamentos o negocios, los chicos están de vacaciones y los negocios están bastante vacíos. Así que la calle es el lugar para janguear (nos recuerda el excepcional filme de 1991 de Joseph B. Vasquez, Hangin’ with the Homeboys) y es donde las hermosas y espectaculares coreografías abundan sin dejar fuera la maravillosa pieza de la piscina. Cada baile, ya sea en conjunto o en pareja (Benny y Nina) nos inspira a ponernos de pie y aplaudir como si estuviéramos en el teatro, pero ahora en la sala gigantesca del cine. ¿Y cuál ha sido la impresión de amistades y familia que han pasado por esta experiencia cinematográfica? Encantados y listos para verla nuevamente. Les recomiendo el documental de PBS Great performances “In the Heights: Chasing Broadway Dreams” (Paul Bozymowski 2009) de cómo se logró montar lo que comenzó como un experimento de Lin Manuel.

Rita Moreno: Just a Girl Who Decided to Go for It

Directora, guionista y editora: Mariem Pérez Riera; cinematógrafo: Pedro Juan [PJ] López; productores: Ilia J. Vélez Dávila, Norman Lear, Lin Manuel Miranda, Michael Kantor, Mariem Pérez Riera.

Aunque algunos críticos han señalado que 90 minutos es muy poco tiempo para presentar la vida de esta maravillosa mujer, a mí me parece que esa limitación de tiempo impuesta por PBS Great Performances hace que este documental se mueva a gran velocidad y en ningún momento pierda fuerza. El otro gran acierto es dejar que Rita sea la narradora de su propia historia. Por sus años de experiencia y por su personalidad, ella maneja la cámara para que sus palabras, gestos y movimientos creen la imagen que ella quiere transmitir. Comenzar en un ambiente doméstico (su casa en Berkeley, California) y los preparativos entre familia y amistades para la celebración de su cumpleaños # 87 (¡ahora está próxima a cumplir los 90!), le da de inmediato un aire familiar que enfoca en la persona, ante todo, sin su historial actoral. El otro presente que enfoca el documental es su participación en el sitcom “One Day at a Time” y la cámara la sigue desde que llega al estudio para grabar, pero en vez de presentarla en su papel de la abuela Lydia Riera, la seguimos hasta su camerino donde va a maquillarse y vestirse para el episodio. Lo 1ero que hace es prender la TV donde se transmite la sesión del Senado de EEUU para nombrar a Brett Kavanaugh como juez de la Corte Suprema. En este momento depone Christine Blasey Ford sobre el ataque sexual que sufrió cuando era universitaria. La directora utiliza los comentarios de Rita para abordar este tema a través de su vida artística. Es una reflexión muy personal sobre cómo aceptaba estas agresiones porque era la normalidad para las mujeres que querían ser parte del mundo de Hollywood.

La directora escoge unos momentos cruciales en la vida de Rita para profundizar en ciertas etapas muy dolorosas, pero que logró superar a pesar del peso emocional que implicaron. Es un mirar atrás y reflexionar y, aunque todavía duele, puede revisitar esos momentos y verlos como aprendizaje. Es lo que Mariem Pérez Riera llama la vulnerabilidad de Rita que, aunque sobrepasada, cada vez que se recuerda, vuelve el dolor. El tener que interpretar papeles degradantes de mujeres hispanas (siempre sexualizadas), indígenas, extranjeras de países atrasados como tontas y presentadas como ornamentos para poder trabajar y darse a conocer fue un desafío que enfrentó sin darse por vencida. No poder rechazar papeles y situaciones incómodas, aceptar avances sexuales de los manejadores de esta empresa, jugar el papel asignado por la prensa de entretenimiento y olvidarse de su intimidad fue la manera de mantenerse adentro y esperar las oportunidades que la hicieran olvidar estos caminos humillantes. La directora escoge dos historias amorosas de su intimidad: la relación tumultuosa y tóxica con Marlos Brando que duró ocho años y su matrimonio estable, pero con bajones, con Leonard Gordon por 47 años. Ante todo Rita Moreno: Just a Girl Who Decided to Go for It es una celebración de la vida de Rita Moreno como una mujer fuerte y vulnerable, decidida y dudosa y siempre amorosa. Mariem Pérez Riera señala en sus múltiples entrevistas desde que el documental se presentó en el Festival de Sundance en enero y en junio en Tribeca, que el poder filmar por siete meses con un “crew” de puertorriqueños, todos hablando español entre ellos, hizo la gran diferencia de presentar a Rita con otra mirada, una que conoce sus raíces y entiende su viaje diaspórico, que no juzga o exige, sino que la integra a nuestra historia. Recomiendo acceder a cinemafemme.com para la entrevista a Mariem de Dawn Borchardt (22 junio 2021).

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