Los 80 de Rafaelito

Hace 10 años celebramos los 80 de Rafaelito con una edición especial.Este artículo  que estamos reproduciendo en ocasión de la celebración  sus 90 es un testimonio de compromiso y lucha.

Por Millie Gil

Edición Especial

Estuve en la fiesta de cumpleaños de Rafael Cancel Miranda el domingo 18 de julio de este año(2010). Ese día también le cantamos cumpleaños feliz a Roy Brown, quien nació el mismo día que el patriota, 15 años más tarde.

Cancel Miranda cumplió 80 años y un grupo de amigos de Mayagüez quizo celebrarlo como un acto cultural. Brunilda García, Roy Brown, Tito Auger fueron sólo algunos de los artistas que le cantaron a Rafaelito, como le siguen llamando. Los invitados como el doctor y abogado, Luis Nieves Falcón destacaron, en general, el carácter revolucionario del personaje.

Lo entrevisté días antes en el Parque de los Próceres de su ciudad natal para la portada de mayaguezsabeamango.com. Llegó temprano, como siempre con su compañera, lazarilla y cómplice, María de los Angeles Vázquez. A él le gusta Mayagüez. Allí se hizo nacionalista temprano en la vida. Cuando le oí contar su experiencia de la Masacre de Ponce me conmovió más que cualquier otra de sus muchas historias, pués ésta fue la primera, la que lo marcó como un carimbo.

Con Maria de los Angeles en la dedicatoria del Festival de Apoyo a CLARIDAD. Foto Alina Luciano

A los siete años enfrentó Rafaelito su primer acto de represión. Después de haber visto a sus padres llegar de Ponce con la ropa ensangrentada -porque para salvarse tuvieron que gatear por encima de los cuerpos de sus amigos nacionalistas masacrados el domingo de ramos de 1937- la maestra pretendía que recitara el I pledge alleagence to the flag. El se negó porque esa era la bandera de los que habían matado a los suyos, por eso lo expulsaron del salón.

Cancel Miranda no ha hecho otra cosa que estar preso por la libertad de este país. Una contradicción sabiendo que él es un hombre que atesora su libertad. Ya había cumplido varias condenas, por no enlistarse en el ejército de los Estados Unidos, y por sedicioso, antes de los 26 años que cumplió por el ataque al congreso estadounidense el 1 de marzo de 1954.

La Cuba de Fulgencio Batista le dió trabajo de picapiedras en la construcción del túnel de la Habana, cuando se fue huyendo de los federales que le querían arrestar por segunda vez por no ir al ejército a matar coareanos, después de haber cumplido dos años y un día por ello.  Llegó a ser supervisor, hasta que le dió un jinquetaso a un gringo que le faltó el respeto a un obrero cubano y lo metieron preso por negarse a reconocer la embajada de USA que pedía su extradición. Al regreso estuvo preso con Albizu en La Princesa del Viejo San Juan antes de ir a Nueva York, como habían hecho Betances y Hostos años antes.

Julio Pinto Gandía, lo reclutó de inmediato y fue Lolita Lebrón quien lo invitó a ejecutar una idea de Albizu para atacar puntos estratégicos de la capital federal, y denunciar el estatus colonial de Puerto Rico después de la pantomima del ela.

Primero fue explorador, hizo una visita de reconocimiento antes del ataque y fue el que hirió a los cinco congresistas en el 1954 porque disparó hacia ellos. Estuvo en la fila de muerte por ese delito y fue el primer nacionalista residente de Alcatraz. Perdió los dientes por darse a respetar y jamás negoció con los carceleros. Tampoco lo hicieron Lolita, Irving, ni Andrés.

Lolita me contó que aquel 1 de marzo hablaron poco en el tren que los llevaba a la muerte.  Tenían boleto de ida y se despidieron de sus hijos y familiares sabiendo que no los verían jamás. Cuando alguno sacó las fotos de sus hijos, ella sentenció que no era momento para eso. Ella había dejado a los suyos, a Gladys y a Félix sus hijos mártires, decía, por dejarnos una nación libre y soberana. Ese fue su mayor sacrificio.

Cuando comenzó a llover estando en las escalinatas del Capitolio, uno de ellos sugirió que se abortara la misión, pero la comandante Lola advirtió que subiría sóla. No hubo más discusión. La seguridad les preguntó si llevaban cámaras de fotos,  y los dejó pasar. Sentados en las gradas de señoras y a punto de ejecutar su azaña se encomendaron a Dios y hubo quien rezó el Padre Nuestro, Lolita entre ellos. Rafael no recuerda eso.

A los 80 años camina altivo aunque en el fondo es un ser noble y tierno. Es autodidacta pero da cátedra de dignidad y compromiso; se ha codeado con grandes dignatarios pero recibe con humildad las demostraciones de afecto de todo el que le saluda y distingue.

Dos semanas después de su cumpleaños moría su compañera de luchas en un hospital de San Juan y cuando le llamé para notificarle ya lo sabía. Fue él quien me consoló en ese momento. Yo, que había estado junto a ella en tiempos revueltos y en tiempos de relativa felicidad no pude despedirme de mi madre… de la madre patriótica de muchos de nosotros que reconocemos el valor y el sacrifio de estos cuatro, y de muchos otros que vivieron la máxima de Don Pedro de valor y sacrificio.

Me escuchó sollozar y me dijo: “llora que esas lágrimas tuyas son como rosas para Lolita Lebrón. Pero no hay que estár triste. Yo estoy feliz de haber conocido a una mujer como ella, por eso hay que celebrar su vida, gente como ella no muere nunca”.

Así es Patriota, gente como ustedes no muere nunca. Larga Vida y Feliz Cumpleaños.

 

 

 

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