Los igualitos

Para muchos en el país el Partido Nuevo Progresista (PNP) como el Partido Popular Democrático (PPD) son una y la misma cosa. Ello, debido a que desde hace mucho tiempo ambos partidos representan y se han dedicado a defender los intereses del gran capital y de aquellos que les financian las campañas. La Ley Electoral que ambos han confeccionado y que enmiendan cada vez que les conviene, está diseñada para garantizar el control de ambos partidos en la administración gubernamental y de evitar a toda costa, que otras organizaciones accedan siquiera al menguado espacio legislativo. El Tribunal Electoral fue sustituido por el gobierno de Romero Barceló, por la Comisión Estatal de Elecciones, organismo que no solo le extirpa al fondo general cerca de 40 millones al año, sino que persigue que el aparato electoral sea controlado por y responda a los partidos políticos. Tan pronto llegan al poder, tanto el PNP como el PPD comienzan a devolver favores a donantes y colaboradores de las campañas, no solo mediante la otorgación de contratos, sino mediante la aprobación de legislación y proyectos que adelantan los intereses de estos sectores. Los funcionarios electos, a su vez, emplean a amigos, parientes y dolientes, entre los que están políticos derrotados como Jorge Santini, Aníbal Vega Borges, Edwin Mundo y otras aves de rapiña. Es de todos conocida la contratación escandalosa de los primeros dos por parte del Senado de Puerto Rico y los contratos millonarios que se otorgan a la empresa de Mundo en los gobiernos del PNP. Las promesas de campaña pronto comienzan a hacerse sal y agua y el pueblo continúa padeciendo las mismas carencias y a experimentar las mismas frustraciones con la clase política. Estos responden pues, no a quien les da los votos, sino a quien les da el dinero.

Aun cuando el pillaje, la corrupción y el despilfarro se torna más crudo con cada administración PNP, al PPD también le ha caído su agüita. Frescas están en muestra memoria las andanzas de Anaudi Hernández que enlodó la administración de Alejandro García Padilla y destruyó la carrera política de Jaime Perelló. Uno de los amigos más allegados a García Padilla, el Lcdo. Eric Y. Reyes Colon fundó, a solo 55 días de su victoria electoral como gobernador, la corporación International Management Service Corp., para ofrecer servicios legales, obteniendo contratos millonarios en su administración. El director del Departamento de Transportación y Obras Públicas bajo la administración de García Padilla, Miguel Torres, concedió un millonario contrato de arrendamiento del Centro de Servicios al Conductor (Cesco) Metropolitano en Carolina a Agustín Crespo Rivera, un importante donante del PPD. Ante el cuestionamiento público, ni corto ni perezoso, García Padilla respondió con el argumento de que en la transacción no había nada ilegal. Es decir, no importa que sea inmoral, basta con que sea legal. Atrás quedó la consigna de vergüenza contra dinero.

El maridaje del PNP y PPD con las aseguradoras de planes médicos es igualmente descarado. A pesar del daño que la inherencia de las aseguradoras en el acceso a servicios de salud le causa a nuestro pueblo y de su responsabilidad directa ante el éxodo de los médicos de nuestro país, ninguno de los gobiernos del PNP ni del PPD ha actuado para impedirlo. Conocidos son los vínculos de jerarcas de ambos partidos con las aseguradoras y el esquema de estas compañías de aportar sustancialmente a las campañas de ambos partidos para aplastar todo intento por diezmarles su control sobre el sistema de salud. Mas, la conciencia no la compran solo las aseguradoras y toda suerte de mercaderes que merodean los antros gubernamentales. También están al acecho los bonistas buitres que compraron bonos a precio de quemazón y pretenden cobrarlos por el precio original. Estos se sirven de los vasallos del patio que abundan en ambos partidos, para garantizar el cobro de sus acreencias. A pocos les sorprendió que se descubrieran los vínculos de Héctor Ferrer y Roberto Prats, con esa firma, que diseñó la campaña de desprestigio contra el gobierno de García Padilla cuando declaró impagable la deuda y de Ricardo Rosello y Jennifer González para quienes aportó dinero a sus respectivas campañas electorales. Los vasallos del patio se han convertido en mercenarios para servir intereses contrarios a los del país buscando enriquecerse a costa de la miseria a la que nos ha sometido la partidocracia y sus donantes. Comentaba Eduardo Lalo en una reciente columna periodística: “Llegados hasta aquí, me pregunto cómo es posible que alguien pueda votar por ellos. ¿Como es posible que los que nos legan las maldiciones no se conviertan en los maldecidos?

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