Mentiras, publicidad y el ciclamato

 

Por Manuel de J. González/CLARIDAD

El tema de hoy serán las elecciones (si llegan), pero antes hay que decir algo sobre la mentira. Bueno, las elecciones también son de mentira, pero a lo que me refiero es la cadena de falsedades (mentiras y mentiritas) que son norma en el actual gobierno. Las primeras son las que se dicen con toda la alevosía del mundo, para justificar un fraude o encubrirlo. Las mentiritas son las que Wanda Vázquez pronuncia para salir del paso, cuando alguna pregunta la coge desprevenida.

A veces asombra la facilidad con que se inventa una mentira a la carrera, cuando se le atora una mala noticia. Dispara de la baqueta, como el niño que descubren metiéndole el dedo al bizcocho.

Hace unas semanas estaba encendido el debate en torno a los comedores escolares, que permanecían cerrados mientras el hambre juvenil campeaba. Frente a esa barbaridad no había defensa, y el propio Secretario de Educación, Eligio Hernández, evitaba dar una justificación porque no la tenía. Entonces Wanda, confrontada con el tema en una conferencia de prensa, se sacó una de la cartera. Los comedores no se abrían, dijo, porque las empleadas son mayores de edad y pueden contagiarse del coronavirus. La mentira era obvia porque ni ella misma sabe la edad promedio de las empleadas (o empleados) de los comedores escolares, ni su riesgo puede ser menos que el que enfrentan otros trabajadores esenciales. Pero soltó el embuste con la misma tranquilidad con que se daba un sorbo de café, alzando la mascarilla.

Al día siguiente el gobierno volvió a meter la pata utilizando el sistema de alertas de emergencias – el que suena en todos los teléfonos móviles – para solicitarle a las personas ya curadas del virus que donen sangre. El llamado desnudaba la incompetencia gubernamental ya que, si se recurría a ese tipo de convocatoria, es porque el Departamento de Salud no tiene idea de quiénes son los curados, ni dónde están. En un país donde supuestamente había dos mil contagiados, los totalmente curados apenas suman unos centenares. Si se hiciera un mínimo de rastreo, debiera existir un listado de estas personas.  Confrontada con el asunto, Vázquez volvió a disparar el embuste a quemarropa. Se trataba, dijo, de una simple prueba del sistema que anuncia las emergencias. Cuando ese sistema se utiliza para alguna prueba, la reglamentación federal exige que de manera conspicua se diga que ese es el caso, y nada se decía. Además, ¿por qué era necesario probar un sistema que todas las noches se utiliza para anunciar el toque de queda?

La lista de mentiras de ese tipo, disparadas desde la baqueta, es bien larga. El pasado enero, cuando estábamos en medio de la crisis por los terremotos que sacudieron el sur del País, lanzó unas cuantas. Sus versiones contradictorias sobre los almacenes que se descubrieron llenos de suministros encabezan el listado. Le siguen sus explicaciones para encubrir el politiqueo con la distribución junto a la senadora Evelyn Vázquez, y las versiones para justificar el despido de funcionarios que no apoyaban sus planes electorales. Y ni hablar de la cadena de embustes, mucho más serios y perturbadores, utilizada para encubrir el fraude de $38 millones en la compra de pruebas de Covid-19.

A Wanda Vázquez la tendremos, de seguro. casi ocho meses más en la Fortaleza. En ese corto espacio de tiempo podrá imponer un nuevo récord de embustes para un gobernador boricua. Si sus planes electorales resultan exitosos, y gana tanto la primaria como las elecciones, la tendremos más tiempo y entonces el récord podría ser de calibre mundial.

Entrando al tema de las elecciones, el ambiente previo es el más atípico de todos los conocidos hasta ahora. En cualquier otro año electoral, para el mes de mayo las campañas estarían en plena acción, aun las de aquellos candidatos o partidos que no participan de las primarias de junio. La cuarentena impuesta por el Gobierno, obviamente necesaria ante la seria amenaza que, como espada de Damocles, pende sobre todos, ha tenido el efecto de que en los medios de prensa aparezca todos los días solo una candidata, Wanda Vázquez. Su contrincante el PNP, Pedro Pierluisi, está en obligada cuarentena, y aunque a cada rato aletea tratando de que la prensa le haga caso, apenas lo consigue.

A los otros partidos y candidatos, les pasa lo mismo que a Pierluisi. Sólo los que tienen presencia en la Legislatura tienen alguna resonancia y el Senado, por mandato del protector de Vázquez, Thomas Rivera Schatz, está en receso. Casi a la desesperada todos los candidatos acuden a las redes sociales, pero esa presencia mediática ni siquiera se acerca a la que todos los días tiene la actual gobernadora.

¿Qué efecto tendrá en las elecciones ese monopolio de la imagen pública? A simple vista es fácil concluir que esa exclusividad en cuanto al acceso a los medios de prensa representa una enorme ventaja para Vázquez. Lo que en mercadeo llaman “reconocimiento de marca” (“brand awareness”) la disfruta ella en solitario. Los demás candidatos, no solo han estado impedidos de proyectarse en medio de la pandemia, sino que la ansiedad general que ésta ha generado ha echado al olvido a muchos de sus planteamientos, y hasta a las personas mismas.

Claro está, no todo reconocimiento de marca es positivo. A veces el exceso de publicidad perjudica. Cuando se difunde una noticia de que cierto producto causa cáncer, su reconocimiento de marca se dispara, pero el producto, en lugar de beneficiarse, se perjudica y hasta muere. Ya nadie recuerda el ciclamato, un ingrediente muy popular hace 40 años, que terminó prohibido.

Quisiera creer que el evidente fracaso del gobierno de Vázquez en el manejo de la pandemia, y la densa neblina de corrupción de la arropa, tendrá el mismo efecto que el cancerígeno en el ciclamato. De ser así, el virtual monopolio en cuanto acceso a los medios de prensa de que disfruta, no le serviría de mucho. Pronto sabremos.

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