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Miel que me das: «En primavera, los membrillos» – Íbico

 

Ilustración de Emanuel Torres

Especial para En Rojo

 

En primavera, los membrillos*

 

En primavera, los membrillos Cretenses

y del olivo las floraciones, irrigadas por los riachuelos 

allí, en los jardines impolutos de las vírgenes, 

bajo la sombra del follaje maduradas,

se abren. Pero en mí, Eros

 

en ninguna estación se aquieta. 

Incenso por el rayo esplendoroso,

el frío viento del norte, como un dardo que viene

de Afrodita, con ráfagas demenciales,

renegrido, temerario, resuelto, como un niño

guarda mi corazón.

 

*Fragmento 286 de Íbico, traducido del griego antiguo por Cristina Pérez Díaz

Nota

ÍBICO, poeta lírico del siglo sexto a.C., originario de Magna Grecia (hoy la costa sur de Italia), quien, quizás, escribió también desde la isla de Samos, bajo el mecenazgo del tirano Polícrates. Compuso poemas eróticos para hombres y de temas mitológicos. De sus siete libros, sólo se conservan fragmentos, rescatados a partir de citas en obras de otros autores y de papiros egipcios. Dicen que murió en un asalto mientras unas grullas pasaban y gritó que las grullas vengarían su muerte.

Salvatore Quasimodo, en su bella traducción al italiano, titula este poema a partir de uno de los versos: “Come il vento del nord, rosso di fulmini” (Como el viento del norte, ruboroso de rayos). Yo traduje ese verso de manera distinta, dejando el símil donde está en el griego: “el frío viento del norte, como un dardo que viene”. El adjetivo “incenso” es un latinismo (incensus, a, um) que significa “incendiado”–se ajusta mejor al metro. El viento del norte, Bóreas, era en Grecia un viento frío, asociado por lo tanto con la llegada del invierno.

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