Miel que me das: «Recanto» – Estesícoro

Recanto

 

La historia no es auténtica:

nunca subiste al barco de remos,

nunca llegaste a Troya.

 

Fragmento 192 de Estesícoro en traducción de Cristina Pérez Díaz

La portada es un dibujo original en tinta sobre papel de Emanuel Torres

 

Nota de la traductora

El famoso verso que dice que «el sol desciende hacia el océano a bordo de una copa dorada», el cual Ezra Pound cita y traduce en el Canto XXIII, no pertenece al mismo poema que este fragmento, sino al Gerionida, en el que se basa también Autobiography of Red, de Anne Carson. En cambio, el fragmento que aquí traduzco pertenece a la famosa y, a parte de este fragmento, perdida Palinodia.

El fragmento es corto, pero sus breves líneas contienen todo un arte poética, el cual ya comienza a construirse en el nom de plume de su autor, Estesícoro:

Estesícoro significa “el que monta el coro”, que quiere decir “el que dirige el coro” (Naggy 1990: 361) o incluso “el que baila en coro” (Carruesco 2017:179). Con este nombre, el autor se posiciona ya de entrada frente a Hesíodo y Homero, cuyos nombres también definían sus propias relaciones con la poesía. Hesíodo significa “el que lanza la voz (de las Musas)” (Naggy 1999: 296) y Homero, “el que une las canciones”, así como un carpintero une las partes de un carro (Naggy 199: 297-8)—sobre la relación entre poetas y carpinteros, cabe notar que la palabra griega harmonía, que contiene la raíz indoeuropea –ar-, presente en el nombre “Homero” y en el verbo griego ararisko (unir), significa primero “bisagra” y luego, metafóricamente, “cohesión” social, y después, a manera de préstamo, “armonía” en sentido musical (Sófocles la lleva tan lejos hasta referirse a la estructura del cuerpo humano). Que la poesía y la carpintería son familia queda claro en unos versos de Píndaro:

Sabemos de Néstor y del licio Sarpedón, en la voz de los humanos, 

a partir de canciones famosas, unidas como por hábiles carpinteros.

(Pítica 3. 112-114)

Pero, volviendo a Estesícoro y al significado de su nombre… “el que monta (dirige o incluso baila en) el coro”. La presencia del coro en su nombre, en contraste con la “voz” y la “canción” en «Hesíodo» y «Homero», respectivamente, muestra que su posición como poeta lírico frente a los grandes poetas épicos se decanta por la forma coral (poesía acompañada por un coro que danza). Estesícoro toma los temas de la épica y su modo narrativo, pero compone en metros que se prestan no sólo para ser escuchados, sino también para el baile. Con la asunción de ese nombre cargado de sentido, se asume como el fundador de una nueva tradición poética (Carruesco 2017: 181), que añade el coro a la narración, la danza a la palabra hilvanada de los bardos (epos). 

No sólo el nombre de Estesícoro se enfrenta a la épica, el poema al que pertenece el fragmento 192, aquí traducido, es una revisión radical de la Iliada, a partir de la falsificación del motivo fundamental adjudicado por Homero para la expedición militar de los helenos contra Troya: el rapto de Helena por Paris. De ahí que el poema se titule Palinodia, que significa literalmente un “volver sobre el camino”, y que quiere decir “rectificar”, “desdecir”, o, como yo he optado en el título de mi traducción “volver a cantar lo cantado”: un recanto. De hecho, el metro mismo refuerza el espíritu anti épico del poema: está compuesto en anapestos catalíticos—un anapesto es el reverso de un dáctilo (la medida métrica de los versos épicos) y una línea catalítica es una línea métrica incompleta, algo que nunca sucede en Homero o Hesíodo. 

En cierto sentido, entonces, Estesícoro es el primer poeta posmoderno, el primero que asume su poética conscientemente como un ejercicio de repetición y diferencia. Su modernidad fue la épica de Homero y Hesíodo (su posmodernidad es Pound y Carson).

La historia va que Estesícoro se vio obligado a desdecir la tradición que culpaba a Helena por la guerra infame tras haberla insultado en una composición en la que repetía la tradición homérica. Según Isócrates (Encomio de Helena 10.64), Cástor y Pólux, los hermanos de Helena, lo cegaron en venganza–la ceguera del poeta es, claro está, otra nota al pie a Homero, quien, según una versión de la leyenda fue cegado por la misma Helena en venganza por la difamación. Estesícoro compuso la Palinodia, cantando de nuevo y de manera diferente, la historia una vez cantada en la épica homérica, para rectificar la fama de Helena y recuperar su visión… según Platón, la recuperó (Fedro 243a). 

Platón también nos dice en La república cuál fue la estrategia de Estesícoro para absolver a Helena, la cual, pertenece, aunque ni Platón ni Estesícoro podían saberlo, al género de la ciencia ficción: Helena nunca fue a Troya… fue su fantasma (República 586c). 

La Palinodia tuvo un desarrollo trágico, o cómico, depende de cómo se mire: Eurípides retoma la versión del fantasma en su Helena, y nos muestra el otro lado de la historia, en la que la verdadera Helena, la que nunca fue a Troya, estuvo en Egipto todo el tiempo que su marido Menelao estuvo en la guerra. El drama se centra, como una comedia de enredos, en el reencuentro improbable de los esposos. Menelao desembarca por accidente en la costa donde estaba Helena y, tras mucha confusión, se reconocen. Así se le revela como falso al héroe iliádico el punto de partida de una guerra que lideró por diez años y que culminó en el saqueo y la quema de la ciudad, el asesinato de todos sus hombres, y la violación y esclavización de todas sus mujeres. La obra se diferencia conspicuamente de las tragedias como las conocemos porque no hay héroe trágico, nadie muere, nadie se suicida, el final es «feliz»; asume ciertos rasgos de la comedia, sobre todo evidentes en la llamada «Comedia Media» que se desarrollará en siglo IV. En Helena, la tragedia está en la tradición que se revisa, en el fondo oscuro del drama, en la versión perversa del mito que esta versión revela: el error fatal de la guerra. Podría decirse que, trabajando con los tropos de la tragedia y la forma de la comedia, y en los pasos de la tradición anti épica de Estesícoro, Eurípides, ese otro posmoderno griego, fundó en este drama tardío un nuevo género: la tragicomedia.

Artículo anteriorLa pandemia que no recordamos
Artículo siguienteCrucigrama: Fina García-Marruz Badía