Mientras en el Gobierno se festeja, ¿quién gobierna en Puerto Rico?

 

CLARIDAD

El gobierno de Pedro Pierluisi del Partido Nuevo Progresista (PNP) comienza con traspiés. Para su toma de posesión como gobernador el próximo 2 de enero, se ha invitado a 400 personas a congregarse en las inmediaciones del Capitolio, contraviniendo las recomendaciones de las autoridades salubristas del Fideicomiso de Salud Pública, y la práctica de otros funcionarios electos que asumirán sus cargos en ceremonias a distancia.

Por su parte, el nuevo Gobernador se propone celebrar en grande. Para los actos hay invitados del patio y del exterior, en un festín que seguramente se extenderá por varias horas y, en el cual será imposible evitar la proximidad y los intercambios entre los invitados.  El político que perdió en dos ocasiones anteriores, por fin llega a su objetivo, y reclama su derecho a celebrarlo.

Celebrará, aunque haya un repunte de COVID-19 en Puerto Rico y esté muriendo gente por docenas.  Celebrará, aunque hacerlo constituya un mal ejemplo para el resto del país en plena temporada navideña. Celebrará, aunque se haya derogado la Ley Seca de emergencia para que pueda servirse bebidas alcohólicas en las actividades. Celebrará porque está eufórico, a pesar de su recortado triunfo de solo 32% del electorado. Celebrará porque, según ha dicho,” me van a criticar como quiera.” Celebrará porque es un frívolo, un arrogante y prepotente, y se cree un reyezuelo al mando de su grey.

Celebrará también porque nadie se ha atrevido a detenerlo. Ni la gobernadora en funciones, Wanda Vázquez, ni el secretario de Salud, Lorenzo González se han atrevido a  ponerle freno a su desenfreno. Por el contrario, le han servido de cómplices. Wanda Vázquez, derogando obedientemente la Ley Seca de sábado y domingo para facilitarle el jolgorio. Lorenzo González, respaldando la presencia de una multitud en los actos de toma de posesión, porque es un privilegio del Gobernador. Y, además, afirmando que los invitados son “gente educada y consciente”, y que sabrán qué hacer y cómo comportarse para no ser contagiados ni contagiar a otros como resultado de su participación.

Precisamente, ahí está el problema, porque la voluntad se ablanda con el alcohol y eso lo sabe bien el secretario de Salud, un reconocido experto en conducta humana. Así le pasó a Pierluisi y un corillo de la alta plana del PNP tras la celebración de su triunfo sobre Wanda Vázquez en la primaria del pasado mes de agosto, junte que resultó en más de 20 contagiados con COVID-19 entre líderes y oficiales de dicho partido.

Entre las personas “educadas y conscientes” que estarán en los actos del 2 de enero, figuran: Jennifer González, Comisionada Residente, quien juramentará junto a Pierluisi; Edwin Mundo, encargado de Asuntos Electorales del PNP; Johnny Méndez, portavoz del PNP en la Cámara de Representantes; y, por supuesto, la hermana del Gobernador y Primera Dama, Caridad Pierluisi. Estos formaron parte del grupo que se enfermó con COVID-19 tras el jolgorio de la primaria. El propio doctor Lorenzo González también se contagió con el virus en una fiesta privada y estará entre las personas “educadas y conscientes” en la juramentación de Pierluisi. Si el resto de los invitados son tan “educados y conscientes” como los mencionados, ya puede vislumbrarse la enorme  cantidad de nuevos contagios que podrían surgir de este junte innecesario.

Después de todo, alguno de sus expertos en imagen debería advertirle a  Pierluisi que su caprichosa celebración violenta las disposiciones de las Órdenes Ejecutivas de la Gobernadora, que han sido obligatorias para toda la población durante la pandemia. Nadie podrá culpar a nuestro pueblo agobiado cuando le exprese a Pedro Pierluisi su rotundo rechazo.

Sobre todo es indignante que, mientras en el Gobierno se festeja, el País esté a ciegas sobre el proceso de vacunación en curso. Vuelan los rumores sobre el desmadre y las irregularidades de favoritismos, coladeras, y parentelas con tratamiento preferencial en las filas de vacunación. La información y  comunicación oficial sobre los Centros de Vacunación y el proceso de citas no están debidamente coordinados, la subsecretaria de Salud ofrece una información al público, y el jefe de la Guardia Nacional dice otra. Las vacunaciones del personal de salud parecen ir a paso de tortuga. Y tampoco se han publicado los itinerarios e instrucciones sobre cómo y cuándo iniciará el proceso de vacunación entre las poblaciones más vulnerables de adultos mayores congregados en residencias, personas discapacitadas en hogares del Estado, y las poblaciones de personas mayores de 65 años no congregadas, y de personas con condiciones pre-existentes, todas las cuales enfrentan un riesgo mayor de morir si se contagian con el virus.

Ante esta emergencia de vida o muerte, y con un proceso de vacunación en curso del que depende el País para ir saliendo de la pandemia, nuestro pueblo necesita la orientación y el timón de un liderazgo eficaz y desinteresado, y no un gobernante enajenado, infantil, elitista e irresponsable.

 

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