Millones para la cadena contra Maduro y nuestros pueblos

 

Por Olga I. Sanabria Dávila/Especial para CLARIDAD

Hace solo días que el Secretario de Justica de Estados Unidos, William Barr y otros funcionarios de ese departamento presentaron en Florida y Nueva York cargos de narcotráfico contra el presidente Nicolás Maduro de la República Bolivariana de Venezuela mientras la rama ejecutiva del gobierno de Estados Unidos ofreció $15 millones de dólares por cualquier información que conduzca a su arresto, y más millones para igual propósito contra otra decena de altos funcionarios y exfuncionarios del gobierno del país.

Esta nueva agresión da continuidad a la cadena de esfuerzos estadounidenses fallidos dirigidos a descabezar y destruir la Revolución Bolivariana que incluyen el intento de asesinato de Maduro, la fabricación del enclenque Juan Guaidó para sustituirlo, intensas sanciones económicas, la guerra mediática, los intentos de aislamiento político y diplomático, y conspiraciones desde países vecinos. 

La derecha y el imperialismo no duermen, por eso no es de extrañar que en el preciso momento que la humanidad se ocupa de la peor pandemia de los tiempos modernos, que amenaza la vida de cientos de miles de personas, surge la nueva estrategia para destruir el proyecto cuyo arquitecto fue el fallecido presidente Hugo Chávez Frías de avances sociales a nivel nacional y una política de ejercicio de su soberanía a nivel internacional.

La nueva estrategia contra Venezuela también da continuidad a la reconfiguración del mapa político de América Latina y el Caribe en que durante los pasados veinte años los pueblos de la región, “tan cerca de Estados Unidos y tan lejos de Dios,” habían logrado triunfos electorales que ofrecieron la promesa de un futuro de dignidad, soberanía y una mejor vida de respecto a los derechos que trastocaron intereses políticos, económicos y hegemónicos de Estados Unidos y sus aliados. He ahí el eje de la hostilidad hacia Venezuela y otros países de la región. 

Maniobras jurídico-políticas concatenadas la Organización de Estados Americanos, y las oligarquías y fuerzas militares y empresariales locales han llevado en los últimos años a “cambios de régimen” en Argentina, Bolivia, Brasil y Ecuador entre otros. Ello sumado a las agresiones imperialistas incesantes contra Cuba y el intento de golpe de estado de hace dos años en Nicaragua, y a la formación del Grupo de Lima que dio coherencia a la ofensiva entre los gobiernos aliados a Estados Unidos en la región latinoamericana y caribeña. En otras regiones del mundo intereses occidentales han aprovechado todo tipo de contradicciones internas para sus agresiones contra países soberanos que incluso han llevado al desmantelamiento de estados completos.

En un reflejo de la extensión de la ofensiva de derecha a fuerzas de avanzada y pseudo liberales defienden los derechos humanos o denuncian lo que ven como su violación en un vacío político y contextual. A estas fuerzas ahora se extiende también la influencia de la prensa amarilla con sus mentiras, medias verdades y distorsiones que se asimilan y repiten. 

Cuando son asediados gobiernos como en Venezuela, Nicaragua, Cuba, que intentan proceder con transformaciones a favor de servicios de salud, el empleo, la vivienda, la educación, la seguridad alimentaria y otros derechos humanos de la jerarquía social, y afloran surgen contradicciones, estas fuerzas no encuentran como discernir la complejidad y asumir una posición cónsona con su sensibilidad ante las causas justas. Ello los lleva a una ambivalencia que neutraliza la solidaridad.

En el mundo actual y el  que quedé luego de la pandemia incluyendo Puerto Rico cada vez menos seres humanos podrán acceder a los derechos de la jerarquía social debido a las crisis económicas y la política imperialista cada vez más agresiva cuando los gobiernos intentan transformaciones sociales. En ese mundo, ¿de qué valdrá por ejemplo la libertad de prensa si yo no sé leer, si no me sobra un centavo para comprar un periódico y cuando lo compro y lo leo no lo entiendo… si no tengo qué comer? Seguirán siendo importantes los derechos humanos, pero al igual que la democracia de cuña occidental seguirán siendo desvirtuados. 

En el caso de Venezuela está en juego un proyecto político de transformación política, económica y social a favor de los intereses del desarrollo del pueblo que a su vez se interpone a los intereses de las oligarquías y Estados Unidos ahora empeñado en el arresto de Maduro y los altos funcionarios del gobierno.

Parecen muchos los millones de dólares USA que están rodando para el logro de descabezar a la Revolución Bolivariana encarcelando por narcotráfico a sus máximos dirigentes, pero si los contraponemos a los intereses económicos de Estados Unidos y de las oligarquías y fuerzas empresariales de América Latina y el Caribe, la cantidad para ellos representa un pequeño menudo en el bolsillo. A pesar del distanciamiento social del momento, que no falten las voces que se alcen en contra de esta nueva agresión contra República Bolivariana de Venezuela.

Artículo anteriorEl Archivo General de mal en peor
Artículo siguienteTambién hay que proteger los derechos humanos