Mirada al País: ¿Hacia la derecha o hacia la izquierda?

 

 

Por Wilma E. Reverón Collazo

Especial para CLARIDAD

Son tiempos turbulentos, de crisis, vulnerabilidad, incertidumbre y miedo. Así son lo sentimientos naturales de los seres humanos ante situaciones como la que enfrentamos.

El “aislamiento” nos brinda un tiempo amplio de reflexión. Los que militamos en la izquierda invocamos las predicciones marxistas del fin del capitalismo y de la creación de un nuevo orden económico mundial. Los teóricos que me he topado navegando por el ciberespacio y las redes, señalan que el COVID-19 ha demostrado lo errado de las políticas económicas impulsadas desde los centros del neoliberalismo a partir de la crisis financiera del 2008. Erraron con las políticas de austeridad que empobrecieron mas a los trabajadores, disminuyeron el acceso a los recursos económicos con que una vez contaba la clase media, desmantelaron los sistemas de salud pública y limitaron el acceso a la educación a las grandes masas. Aquellas lluvias trajeron estos lodos. Apunta al fracaso de la economía de mercado, el establecimiento de un nuevo orden económico mundial y al fin del mundo unipolar donde EE. UU. es el hegemón y el surgimiento de un mundo multipolar con el ascenso de China y Rusia como actores importantes.

Como secuela de esas prácticas económicas neoliberales, el mundo se enfrenta a la pandemia de COVID-19 con grandes limitaciones en la forma de atender emergencias salubristas. Tomemos por ejemplo la forma en que los países desarrollados buscan conseguir pruebas y equipamiento compitiendo los unos contra los otros en el mercado internacional y provocando con ello que los precios suban. No solo sucede a nivel internacional entre países, embargando los unos y los otros la mercancía adquirida por el país competidor, sino que dentro del sistema federal de EE. UU. se da la anomalía de los 50 estados y territorios competiendo los unos contra los otros y contra el gobierno federal. Lo lógico y eficiente hubiera sido que el gobierno federal comprara centralizadamente y distribuyera entre los estados y territorios a base de su población y severidad del contagio.

En Puerto Rico no nos hemos quedado atrás en la práctica del capitalismo salvaje. La corrupción una vez más ha sacado sus garras y ha prevalecido por encima del bienestar del pueblo. Las pruebas que el Departamento de Salud pudo haber adquirido directamente sin intermediarios a $10.00, optó por comprarlas a través de un intermediario a $38-40 dólares. Ya vamos por tres versiones distintas de lo sucedido. La gobernadora Vázquez en una misma semana dio una conferencia de prensa para defender y justificar el proceso y días después estaba desvinculándose de los autores intelectuales, proclamando ser la mas intolerante con la corrupción en el planeta y tirando sombras sobre la investigación de la Cámara de Representantes. Lo cierto es que todos sabemos que lo que mueve a Johnny Méndez y la Comisión de Salud es la agenda primarista del PNP, pero por lo menos nuestro representante independentista Dennis Márquez hace el trabajo que manda el asunto.

Entonces, ¿qué le depara al futuro político de Puerto Rico? Estipulemos que todos sabemos que las elecciones no van a cambiar la realidad de la relación política de subordinación de Puerto Rico a EE. UU., no importa quien gane. La Junta de Control Fiscal seguirá mandando con sus siete procónsules y su verduga ucraniana. Lo ideal sería tener a un o una interlocutor(a) en la posición de gobernador(a) que verdaderamente tuviera la entereza y voluntad política de enfrentárseles  con uñas y garras, inclusive arriesgar la cárcel, como lo hacen los líderes catalanes

Ello implicaría un despertar de la conciencia y una madurez que necesariamente conllevaría un giro hacia la izquierda. ¿Existen  las condiciones políticas en Puerto Rico para tal cambio

Puerto Rico recibe la pandemia del COVID-19 arruinado económicamente, despojado de los pocos espacios de autonomía que una vez pretendió tener bajo el Estado Libre Asociado, bajo un régimen de la dictadura de la Junta de Control Fiscal, destrozada su infraestructura eléctrica por dos huracanes, destrozada parte de la infraestructura y arruinada la economía del sur del país por enjambres de sismos que al día de hoy no cesan, destruida sus instituciones de gobernanza por la corrupción del bipartidismo que se turna en el poder y en un cuatrenio electoral donde se ha expulsado un gobernador, hubo un golpe de estado de un hoy aspirante a gobernador y gobernados por una funcionaria no electa por el pueblo.

El principal partido de oposición, el PPD, prácticamente no le queda ni la pava de Muñoz y no sirve ni para criticar. La izquierda que debería poder aspirar a levantar velas con los vientos que soplan, electoralmente se ha dividido en el pequeño espacio que regenta en vez de unirse.

El PNP sigue con su estrategia de siempre y esta vez ayudado por las circunstancias: dinero de FEMA, fondos CDGB-PR, asistencia federal para todos los ciudadanos del EE. UU., fondos de desempleo federal, préstamos de SBA, asistencia a los cuentas propistas de fondos de Puerto Rico. Así, aún con todos los errores, malos manejos, usuales prácticas corruptas, el verano del 19 y los rollos de papeles de Trump, el 3 de noviembre lo que le habrán comunicado día tras día al pueblo es la dependencia de los chavitos del Tío Sam. Con ese telón de fondo se lanzarán con euforia al referéndum Estadidad Si o NO, capitalizando en la vulnerabilidad y desorden post traumático (PTSD) que estamos viviendo todos y todas en estos aciagos momentos.

Entonces, ¿derecha o izquierda? Que Cuba haya dado ejemplo de solidaridad incomparable en estos momentos mientras EE. UU. se ha portado como el típico Scrooge, esa información no les llega a las grandes masas del pueblo. No podemos confundir el mundo del Tweeter y FB con la realidad de la montaña y las barriadas. En última instancia aquí no llegarán los médicos ni los medicamentos cubanos, pero llegarán los $1,200 y los $600 del tesoro federal. Que salen del Seguro Social y el desempleo federal que nos deducen del salario y no es una dádiva, pocos entenderán o peor aun, les importará entender.

Con el toque de queda, sin negar su necesidad, no debemos perder de vista que es el experimento social mas grande de despojo de derechos civiles, en este caso con nuestra anuencia por necesidad. La gobernación por órdenes ejecutivas sin participación de la legislatura de Puerto Rico para tomar acciones que establecen delitos y penas, es una práctica peligrosa que establece precedentes que nos conducen a la pérdida gradual de derechos democráticos arduamente conquistados.

Mientras concuerdo en que una de las ¨ganancias¨ de esta pandemia es que ha dramatizado la importancia de que el sistema de salud esté en manos del estado y que debe ser universal y gratuito, el apoyo a un estado fuerte con instituciones adecuadas para atender las necesidades esenciales del pueblo puede también ser usado para justificar la intervención del estado en espacios que tradicionalmente han sido de la esfera de la intimidad y privacidad, en nombre del bien común.

Por eso, tratar de predecir cómo será un ¨nuevo orden mundial¨, es tratar de predecir cómo han de reaccionar, tras enfrentar esta pandemia, las cerca de 200 naciones en el mundo, desde sus particulares ideologías, culturas y religiones. No va a haber una sola respuesta ideológica ni económica. Lo que habrá que ver es si prevalecerá la política e ideologías occidentales frente a los colosales chinos y rusos, que parece saldrán fortalecidos de esta crisis frente a los poderes hegemónicos de EE. UU. y sus aliados en la Unión Europea, unión que por cierto en este momento revela grandes grietas en su relación interna y con EE. UU.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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