Mirada al País: Reflexiones desde  el distanciamiento

 

Por Josefina Pantoja Oquendo/Especial para CLARIDAD

 Una de las consecuencias del cambio en la rutina de vida a partir de que el gobierno decretó la cuarentena como una alternativa para enfrentar al innombrable que se  nos presenta como una esfera con múltiples y coloridas cabecitas, es que olvidé escribir la columna que me tocaba para la edición de 23 de marzo.  Tengo la esperanza de que la directora de Claridad, Alida Millán, tenga un huequito en la edición digital para publicar ésta.  Sorprendida como todo el mundo con la decisión tomada de un  día para otro de que tendríamos que permanecer en nuestras casas, después de la forma liviana y torpe  con la que el gobierno, particularmente el ex secretario de Salud, Dr. Rodríguez Mercado y la también ex epidemióloga del estado, Dra. De Seda, manejaron la amenaza real de que la epidemia pronto nos tocaría.  Entonces y ahora sentía temor a contagiar o ser contagiada, a que mis seres queridos enfermaran, a que los sectores más vulnerables del país se vieran expuestos a mayor sufrimiento.  Tal es el caso de la gente del Sur, donde todavía la tierra se estremece al tiempo que enfrentan la pandemia.

De inmediato las organizaciones de mujeres que trabajamos y apoyamos a las sobrevivientes de violencia de género advertimos que, una vez más, se verían particularmente impactadas porque quedarían encerradas con los agresores en sus casas.  Se activarían además detonantes de la violencia y debido a la falta de servicios encontrarían mayores barreras para salvar sus vidas, así como la integridad física y emocional de ellas, sus hijas e hijos.   La bandera violeta de la denuncia y la solidaridad se izó tan alto como pudimos, informando a las víctimas y a la comunidad; alertando y exigiendo acción del gobierno, recomendando acciones específicas. Todavía no ha habido respuestas de la oficialidad, como no las hubo después de Irma y María y de los temblores. Como siempre, las organizaciones no gubernamentales (ONG) se han hecho cargo de lo que el estado ha ignorado.

Después de un día pegada a la radio y a la televisión, me di cuenta de que para preservar la estabilidad emocional, era necesario establecer una rutina.  Por eso en las mañanas, mientras oigo las noticias, camino sin interrupción una hora dentro del apartamento, seguido por la bicicleta estática, para luego desayunar, activar la computadora, ver y contestar la correspondencia electrónica. He leído cuatro libros, empecé el quinto y nunca los clósets, gabinetes, gaveteros, cajas y nevera habían estado mejor organizados.  Las plantas no pueden quejarse de que no las riego  y tanto el mapo como la escoba han estado muy activos.  El trabajo a distancia también ha requerido atención. Esta parte estará más formalizada a partir de este lunes 13 de abril en lo que Servicios Legales de Puerto Rico (SLPR), entidad privada sin fines de lucro donde me desempeño, ha llamado Teletrabajo. Nunca será igual que el trato directo con la clientela, pero algunas gestiones podremos hacer.  Estoy especialmente preocupada por las niñas, niños y jóvenes con diversidad funcional, clientela a la que ofrezco representación legal y que como el resto de estudiantes de la corriente regular ha estado en los hogares.  El semestre comenzó tarde por los movimientos sísmicos y la inseguridad de las escuelas, cuando de nuevo tuvieron que volver a sus casas.  El Departamento de Educación ha informado que se están proveyendo servicios educativos en línea.  Sin embargo, son muchas las familias, como las que sirve SLPR, que si bien pueden contar con un teléfono celular, por limitaciones económicas carecen del equipo necesario y el acceso a Internet de alta velocidad para que puedan beneficiarse del servicio.

Por otro lado, una gran cantidad de estudiantes del Programa de Educación Especial tienen retos cognitivos, sensoriales y de conducta debido a sus diagnósticos, que les impiden mantener y desarrollar destrezas mediante la enseñanza en línea.  Igual puede ocurrir con las terapias que se les quieran proveer utilizando esa estrategia.

Haremos un gran esfuerzo a distancia, pero sin duda, cuando retornemos a las labores de forma regular habrá mucha necesidad de ayuda legal relacionada con el desempleo, las deudas acumuladas, la vivienda, la salud, la educación, entre muchas otras áreas.  Las mínimas ayudas económicas que el gobierno ha establecido para las personas que no han podido trabajar por cuenta propia, para las que no han recibido paga de los patronos privados que por la cuarentena han tenido que cerrar operaciones, no serán suficientes para aliviar el golpe económico que por la paralización del país profundizará más aun,  la crisis fiscal que padecemos, aunque parecería que hemos llegado al fondo.

La cuarentena ha sido extendida hasta el 3 de mayo.  La gobernadora dio el pasado sábado otro de sus acostumbrados reversazos, en esta ocasión con relación a las restricciones del aislamiento.  Volvió al toque de queda a las 9 de la noche, canceló los días alternos para las tablillas y flexibilizó un poco las exenciones y horarios para algunos sectores.  Por supuesto, no reconoció los errores cometidos.  Debido al desastroso papel que desempeñó en su última conferencia, eludió a la prensa objetiva e hizo la presentación en el ambiente protegido del Canal 6 con un periodista amigable, rodeada del “task force” y otras personas que siguieron el libreto.  Inclusive tenía una mascarilla menos incómoda que combinaba con el color del vestido.

La mayor parte de la población ha respondido al llamado del distanciamiento físico porque es la única acción sobre la que tenemos control como personas y como Pueblo.  Las administración de las pruebas, el seguimiento a las personas que resultan positivas al virus, la compra de materiales y equipos necesarios para enfrentar el COBID 19, está en manos de una administración en la que no confiamos.  La falta de transparencia en las acciones tomadas, en la información que se provee, los continuos cambios de posición y directrices, los malos manejos en las compras urgentes de las pruebas, la politiquería a veces solapada y otras descarada, solo dan pie a las suspicacias.  Las conferencias de prensa de la gobernadora designada, Wanda Vázquez Garced, dirigidas a “Mi pueblo”, como si fuera de su propiedad, darían pie a las más airadas protestas en la calle, si otras fueran las circunstancias. El disgusto y los reclamos de eficiencia, información veraz y advertencias en contra de la corrupción son la orden del día entre la gente que se mantiene atenta y exigente por todos los medios posibles.

Hemos aprendido bien cómo lavarnos las manos, cómo ponernos y quitarnos mascarillas y guantes, cómo utilizar el tiempo y mantener la paz interior, cómo enfrentar la pérdida de personas queridas sin poder despedirlas y abrazar a quienes sufren por la partida.  Pero, también tenemos frescas en la memoria las lecciones  que nos dejaron Irma y María, el verano del 2019 y los terremotos del Sur.  No vamos a dejar que nos pasen gato por liebre, aunque aquí no comemos ni lo  uno ni lo otro.  El distanciamiento es físico, pero podemos hacer activismo de forma remota o a la distancia.  Los lazos están establecidos, los principios que sostienen nuestra dignidad y el baluarte de la solidaridad nos permitirán sobrevivir esta  crisis que jamás hubiera pensado viviría a la edad que tengo.

 

 

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