Mirada al País: Rincón: Punta de lanza

 

 Por Maria de Lourdes Guzman

Al momento de redactar estas líneas, se desata en la playa los Almendros en el costero pueblo de Rincón, un movimiento de pueblo que busca detener la construcción de una piscina en el Condominio Sol y Playa de ese municipio. No es, precisamente, la construcción de ese proyecto recreativo lo que ha enardecido a enormes sectores del pueblo puertorriqueño, sino lo que ello ha representado y representa para el litoral costero de nuestro país. De muchos es sabido, que Rincón es uno de los pueblos mas afectados por la erosión costera, la que viene afectando también a muchos otros pueblos de la costa de nuestro País, tales como, Loíza, San Juan, Luquillo y Barceloneta. A pesar de ello y de los embates del cambio climático que hemos venido experimentando, el gobierno ha dado luz verde al desarrollo en áreas de alto valor ecológico, como son las playas y los terrenos agrícolas. Muy particularmente, el gobierno del PNP, ha favorecido el desarrollo de proyectos en áreas vulnerables que, por disposición de nuestra Constitución, deberían estar, no solo exentas de edificaciones, sino decididamente protegidas por las agencias públicas encargadas de velar por su preservación.

Los titulares del Condominio Sol y Playa, con la excepción de unos tres que han impugnado el deslinde hecho para permitir la construcción de la susodicha piscina y otras áreas recreativas, se han empecinado con reconstruir un proyecto que fue destruido por el oleaje creado por la fuerza del huracán Maria a la costa de Rincón, donde destruyó casas y condominios residenciales que, ilegal e insensatamente, fueron erigidos en la zona marítimo terrestre. El excandidato independiente a la gobernación, el ingeniero Eliezer Molina, dio la voz de alerta y con la colaboración de un puñado de residentes del sector, iniciaron una protesta para detener la reconstrucción. Alegaron que el permiso de construcción emitido por la oficina de Gerencia de Permisos (OGPE) era ilegal, pues aprobaba la construcción de la edificación en zona marítimo terrestre y, además, de que en la concesión, medió corrupción por cuanto el funcionario de la OGPE que lo emitió, Idelfonso Ruiz, era socio del asesor ambiental del condominio Angel Román Mas. Molina denunció la existencia de lo que llamó el cartel de los permisos. Esa denuncia fue confirmada cuando salió a relucir que Ruiz y Román Mas son socios de la firma Purple Leaf Farms, la cual está registrada para el cultivo de cáñamo. A raíz de la divulgación de esta información, Ruiz tuvo que renunciar a su posición lo que, hasta ahora, no ha tenido ninguna otra consecuencia. En su lucha por evitar un desastre ambiental en la playa Los Almendros, Molina y otros dos manifestantes, fueron arrestados, procesados y luego exonerados.

Para colmo, poco después de hacerse la denuncia, un carey que fue a desovar en el área de la construcción, fue descubierta al quedar atrapada por varias horas dentro de las varillas colocadas en la arena donde se erigía el muro de cemento hasta el cual se extendió la edificación. El carey se convirtió en la muestra más elocuente de la ilegalidad de la construcción, que no solo ocupaba áreas de playa, que son de dominio público, sino el hábitat de una de las especies más protegidas en nuestro país y que se encuentra en peligro de extinción. La aparición del carey fue el detonante que se necesitaba para que todo un pueblo se levantara indignado y exigiera la paralización de la edificación. Varios funcionarios del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), fueron al lugar y expresaron que la construcción debía ser detenida. La final aprobación de la construcción por parte del secretario de la agencia, Rafael Machargo, en abierto incumplimiento con su deber ministerial y haciendo caso omiso a leyes, reglamentos y a las opiniones de los funcionarios de la agencia, irritó aún más al pueblo y cientos de personas acudieron al lugar a detener la construcción impidiendo, exitosamente, el depósito de cemento en el área. El gobierno, en su ya habitual defensa del interés privado, ha enviado una enorme cantidad de efectivos de la policía, incluyendo los antimotines, para enfrentar y reprimir al pueblo, más el pueblo no se amedrentó. La protesta lejos de disminuir, se fortaleció. Mientras estas y otras luchas se desarrollan, el gobernador Pierluisi disfrutaba de unas inmerecidas vacaciones, a solo siete meses de ser juramentado.

La resistencia popular fue tal que la Junta de Condóminos del Condominio Sol y Playa, decidió paralizar “voluntariamente” las obras de construcción, aduciendo que lo hacía por las amenazas recibidas de parte de los manifestantes y el acoso al que habían sido sometidos durante las protestas. Lejos de informar que habrían de suspender la obra y mucho menos reconocer que la misma es ilegal, reclamaron la defensa de su derecho a la propiedad privada. No obstante esta determinación, la lucha no ha concluido. No se puede bajar la guardia. Aun cuando Rincón no es el único lugar amenazado por los desarrolladores inescrupulosos y los gobiernos que actúan en complicidad con ellos, Rincón es hoy punta de lanza en la defensa de nuestro medio ambiente, de nuestras playas, de nuestra fauna, de nuestra flora, de nuestros abastos de agua, de nuestras tierras agrícolas. La mecha que se encendió en la defensa de la playa Los Almendros de Rincón tiene que extenderse a la defensa de la playa Jauca en Santa Isabel, al área de Playuela en Aguadilla, al reclamo por la salida de la carbonera AES en Guayama, en contra de la reclasificación de 3,000 cuerdas de terreno agrícola en el área oeste de Vieques y por la limpieza de los terrenos envenenados con material tóxico por la marina de guerra de los EE. UU y otros espacios amenazados por el desarrollismo desenfrenado y criminal. La lucha tiene que continuar en contra de todo intento de privarnos del uso y disfrute de los recursos naturales los que, por definición, son nuestros y que deben ser protegidos de los depredadores que pretenden adueñarse de lo que nos pertenece. Como en la playa Los Almendros en Rincón: ¡No Pasarán!

 La autora es la presidenta Movimiento Unión Soberanista(MUS).

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