Mirada al País: Un nuevo escenario, dos nuevas cooperativas

 

MIRADA COOPERATIVISTA

 Por Mildred Santiago Ortiz/Especial para CLARIDAD

 

La democracia participativa es una característica esencial del sistema cooperativo. De hecho, ese es el segundo principio cooperativo “control democrático de los socios”. La Junta de Directores de cada cooperativa se reúnen con regularidad y rinde cuentas a los socios en las asambleas anuales. En estas asambleas se debe garantizar un genuino proceso de participación en el cual se facilite el ejercicio de voz y voto de cada socio presente. Además, este es el momento de rendir cuentas y de participar en la elección a los cuerpos directivos.  Pero llego la pandemia y esto plantea un nuevo escenario para la democracia cooperativista.

Esta realidad trastocólas vidas de todos y el cooperativismo no fue la excepción. Durante el pasado mes de agosto la gobernadora Wanda Vázquez Garced firmó la resolución Conjunta Núm. 55-2020 que tiene el propósito de eximir a las cooperativas de la celebración de las asambleas anuales por este año. Es una disposición acertada porque suelen ser actividades sumamente participativas. A lo largo de nuestra trayectoria hemos asistido a asambleas muy concurridas de sobre 300 personas y conocemos de la experiencia, por ejemplo, de la Cooperativa de Yauco que han asistido más de 1,200 socios.  La medida fue respaldada por el movimiento cooperativo por ser cónsona con la protección y seguridad que debemos adoptar ante este inusual momento que vivimos. Los líderes que ocupan puestos y vencían se mantendrán en ellos hasta la celebración de la próxima asamblea donde se escogerán sus sucesores. 

 No empecé a esta orden ejecutiva ya el cooperativismo había adoptado medidas ante esta situación.  Ser cautelosos es necesario mientras seguimos aprendiendo nuevas formas de enfrentar esta realidad en la esperanza compartida de que vendrán tiempos mejores. Ya son muchas las reuniones que se efectúan mediante el uso de plataformas virtuales y muchas labores se realizan vía remoto.  De la noche a la mañana hemos aprendido nuevos métodos y formas para relacionarnos con resultados positivos.

En el caso del sector financiero, compuesto por 113 cooperativas, dos aseguradoras (COSVI y Grupo Cooperativo Seguros Múltiples) y el Banco Cooperativo se adoptaron medidas diversas de inmediato y continuaron brindando servicios.  Muchos limitaron el acceso a las instalaciones y organizaron los procesos a través de servicarro y en línea por redes o telefonía. La protección y seguridad de empleados y visitantes para evitar contagios es la prioridad. De ahí que las mascarillas, termómetros, protocolos, dispensadores de desinfectante, protectores en escritorios y áreas de servicio son la orden del día. Trabajaron moratorias, comunicación directa con los socios, participaron ayudas del Programa de Protección de Nómina (PPP) de la Administración de Pequeños Negocios y se desembolsaron más de $16 millones, en especial a microempresas y cooperativas. Con pocos casos de cierres por contagio, en términos generales, este sector ha manejado de manera airosa esta inusitada situación.

Otros sectores no financieros, llamado de Tipos Diversos, han tenido sus altas y bajas. Ese es el caso de las 13 cooperativas de vivienda que han articulado planes de acción con resultados positivos. Han adoptado normas para asegurar la protección en la convivencia comunitaria. Las comunican constantemente, algunas a través del canal comunitario de televisión. Han explicado el porqué del cierre de algunas áreas comunes, la importancia del uso de la mascarilla, normas en lavanderías y ascensores, entre otras. Al momento no se han detectado brotes ni dificultades en estas comunidades que desde su fundación son partícipes de un modelo diferente de concertación y participación comunitaria. Otra importante mención positiva es el caso de las cooperativas del sector de la aguja. Estas lograron desarrollar nuevos productos como la elaboración de mascarillas de tela. Esto demuestra una capacidad de adaptación a la nueva realidad.

Un breve sondeo realizado esta semana demostró que, de once cooperativas no financieras, cuatro, operaban a cabalidad incorporando el trabajo remoto entre otras medidas. El resto han sentido de cerca el impacto. Una de estas cooperativas opera en el sector turístico y recesó específicamente ante la cancelación de los cruceros.  Otras han reducido sus operaciones y otras batallan por no cesantear empleados. Aunque la muestra es limitada arroja información que valida el esfuerzo que se realiza para paliar los efectos adversos de esta pandemia en el ámbito económico.

El organismo que agrupa las cooperativas en nuestro hemisferio, afiliada a la Alianza Cooperativa Internacional, llamado Cooperativa de las Américas realizó un seminario virtual el 6 de agosto de 2020 de cara a los procesos de planificación estratégica. El tema fue: “Empresas cooperativas de América Latina y el Caribe frente a la pandemia de COVID-19: estrategias para la reactivación”. En este se ofrecieron datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), adscrita a la Organización de Naciones Unidas (ONU). Destacaron que para finales de 2020 podrían cerrar 2,7 millones de empresas, equivalentes al 19% de todas las firmas de la región. En términos de empleo, esto generaría la destrucción de más de 8,5 millones de puestos de trabajo que representan el 8,1% del total del empleo formal en el sector empresarial.

En el evento destacaron las fortalezas del modelo cooperativo para resistir y paliar la adversidad en comparación con otros modelos productivos de la economía. Esa premisa valida las experiencias que reseñamos y que vivimos desde los huracanes de 2017. Un modelo sostenido por sus valores y principios que anteponen el bien común, que resiste y que ha logrado superar numerosas situaciones. Prueba de esto es que en esta pasada semana se constituyeron dos nuevas cooperativas: una compuesta abogados y abogadas, Legal Coop y La Ventana de Cantera Coop, un colectivo de mujeres valientes que darán vida a un local de alimentos en ese entorno.

 Esa es la fuerza del cooperativismo que nos ayuda a sobrevivir y a resistir. Mientras, tenemos el deber de continuar con el apoyo a nuestras cooperativas en espera de que pasemos la página; en la esperanza de un mejor 2021 en el cual podamos reunirnos nuevamente como solemos hacer para ejercer el principio de participación democrática.

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