Mirada al País: Wanda Vázquez: Insensible hasta el final

 

 Especial para CLARIDAD

Escribo esta columna el tercer día del 2021.  Deseo fervientemente a la gente que lee, sigue, apoya y apuesta a que CLARIDAD tenga larga vida,  que disfruten de mucha salud, fortaleza interna y energía en grandes cantidades para seguir la lucha por la independencia patria, la equidad y la justicia social en este año que recién comienza.  El reto más urgente continúa siendo evitar que el indeseable COVID haga nido en nuestros organismos y que eventualmente podamos superarlo como comunidad. En todo el planeta la gente está haciendo la misma apuesta. Aquí en Borinquen, donde la capacidad para que los gobiernos nos sorprendan con ineficiencia y corrupción es amplia y muchas veces burda, estamos orando, encendiendo velas o haciendo cualquier clase de ritual con mucha esperanza, para que el proceso de vacunación siga el curso correcto y toda persona que quiera hacerlo  tenga la oportunidad de lograrlo sin grandes contratiempos.

Como tantas veces he dicho, las Navidades no son mi época favorita.  Menos en esta ocasión en que ni siquiera existe la recompensa de los abrazos y ver las caritas de entusiasmo de las sobrinas al recibir los regalos. Algo bueno si ha ocurrido.  La hoy ex gobernadora Wanda Vázquez Garced, que por carambola aterrizó en La Fortaleza, tuvo que salir de ella para darle paso a Pedro Pierluisi, quien por su gran ambición estuvo allí brevemente el pasado verano. Por supuesto, no es la octava maravilla del mundo, pero al menos fue electo, aunque raspando y nos lo tenemos que tragar.  Sin embargo, la salida de la Lic. Vázquez Garced también fue desagradable y dañó con una mano lo que hizo con la otra.  Le otorgó la clemencia ejecutiva a Ashley Torres Feliciano, la joven que ha estado cumpliendo una sentencia de 111 años desde que tenía 16 por el asesinato de su hermano, mientras que el hombre que lo hirió mortalmente con el cuchillo que se alegó en el juicio ella le entregó, fue condenado a solo 11 años , los cuales cumplió y fue excarcelado. Este individuo había cometido violación técnica con la joven pues la embarazó cuando era una menor de 14 años y la golpeaba constantemente en un caso típico de violencia de género. Fue precisamente en un episodio de agresión contra Ashley en el que su hermano intervino para defenderla, que ocurrieron los hechos que conllevaron sentencias tan distintas en casos que se vieron por separado.  La joven, cuya hija ha llegado a la adolescencia mientras ella cumple cárcel, siempre ha negado que tuviera la participación que se le imputó en el asesinato.

Aunque el Proyecto Inocencia de la Escuela de Derecho de la Universidad Interamericana logró que se le concediera un nuevo juicio por el Tribunal de Apelaciones, el Supremo revocó la decisión. El único camino disponible para hacerle justicia a la joven era la clemencia ejecutiva.  Miles de personas firmaron una petición para solicitarle a la gobernadora que se la concediera en el ejercicio de una discreción que le compete solamente a quien reside en Fortaleza.  El Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, particularmente su Comisión de la Mujer, la Organización Puertorriqueña de la Mujer Trabajadora (OPMT), entre otras entidades también se unieron al esfuerzo.  A punto de perder la esperanza, Ashley fue incluida en la lista de 31 personas el 30 de diciembre.  Sin embargo, el indulto fue concedido con condiciones que debe cumplir a lo largo de 10 años, lo que me parece le regatea el disfrute de la libertad a quien fue juzgada y sentenciada de forma tan desigual.

Pero, la ex gobernadora no solamente hizo gala de su acostumbrada insensibilidad con relación a las condiciones impuestas a Ashley, sino que indultó a Edwin Domínguez Torres quien cumplía 5 años de cárcel por violar órdenes de protección que habían sido expedidas a favor de una menor, la hija de la Lic. Alexandra Lúgaro, ex candidata a la gobernación del Partido Victoria Ciudadana.   Aunque el indulto tiene condiciones, la conducta de acoso que mantuvo el individuo contra la niña, como publicar fotos en las redes sociales, presentarse a la escuela a la que asiste sin tener derecho a ello, a pesar de órdenes del Tribunal que se lo prohibían, son muestra del mal juicio de  la ex gobernadora.  Contrario al caso de Ashley, el hombre apenas estaba comenzando a extinguir su sentencia, pues fue condenado en julio.  La primera llevaba 11 años tras las rejas de 111 que le fueron impuestos.  Ella se esforzó durante ese tiempo en mejorar como persona, para lo cual participó de forma voluntaria en múltiples programas y talleres de rehabilitación. Desde el encierro vivió pendiente de su hija, la que ha sido criada por la abuela materna. La información que ha trascendido sobre Domínguez Torres es su falta de arrepentimiento y que los informes no favorecían su excarcelación por la peligrosidad que representa.

Como dice el refrán, la ex gobernadora no da puntada sin hilo.  No tengo dudas de que el indulto otorgado a Edwin Domínguez Torres fue un ejercicio de venganza política contra la Lic. Lúgaro, su liderato, su discurso incisivo y crítico del partido gobernante y de Wanda Vázquez.  El escándalo hubiera sido mayúsculo si le hubiese concedido la clemencia ejecutiva a él, pero no a Ashley, mientras que al indultarlos a ambos se parapetó tras el dicho de vayan las verdes por las maduras. El problema que tiene Vázquez Garced es que por clavarle el puñal a la lideresa de Victoria Ciudadana, abusó de su poder, como lo hizo tantas veces como Procuradora de las Mujeres, como Secretaria de Justicia y como gobernadora designada.  Aun con las maletas en los portones de Fortaleza tomó decisiones pensando en ella, en los suyos, en reavivar la controversia con Thomas Rivera Schatz, su ex aliado en el proceso electoral  a través de nombramientos que no prosperaron; en decretar cambios para relajar las restricciones de la Orden Ejecutiva sobre el COVID-19 sin una base científica cuando todavía no sabemos el impacto que tendrán las actividades navideñas en las cifras de contagio.  En fin,  excluyendo el bienestar colectivo de toda consideración.  En el olvido quedó su frase de campaña primarista: “mi pueblo de Puerto Rico”.

No me puedo imaginar dónde se desempeñará en el futuro cercano; qué hará en la vida política y profesional; en qué escenario público o privado exhibirá su volubilidad y las innumerables, creativas y combinadas mascarillas que ha lucido en sus presentaciones públicas.  Espero que no se trate de un espacio desde el cual pueda continuar haciendo daño con su insensibilidad.

Me queda, más que el consuelo, la alegría de ver en la Legislatura a queridas y admiradas compañeras que sí tienen como prioridad a nuestro Pueblo y que darán la batalla por la equidad de género, por los derechos humanos, por representarnos con gran dignidad: Ana Irma Rivera Lassén, Mariana Nogales, María de Lourdes Santiago.  Las acompañan aliados como Dennis Márquez y Rafael Bernabe.

 

 

Artículo anteriorMirada al País: Retos para el nuevo año
Artículo siguienteLa juramentación de Pierluisi